Aviso a navegantes
Soy responsable de lo que escribo, no de lo que usted entienda o interprete
jueves, 10 de abril de 2025
Vértigo
martes, 8 de abril de 2025
Ya no tengo miedo
Recuerdo perfectamente el día que lo dejamos. Lo recuerdo porque creo que jamás podré olvidar ese día.
Fue el 16 de septiembre, un lunes.
Ese día, mi hijo comenzaba el instituto. Su primer día de clase en un centro nuevo, una etapa nueva, un mundo nuevo, primero de la ESO.
Ese día, también fue mi primer día de trabajo en un sitio nuevo. Un lugar en el que nunca había estado, con nuevas funciones, nuevos compañeros y por primera vez a jornada completa.
Por primera vez en la vida no podría llevar a mi hijo al cole en su primer día de clase, por primera vez en la vida no iría yo a recogerlo y estar ahí para que me contase todas esas nuevas experiencias e impresiones.
Estaba acojonada.
La semana anterior la había tenido de vacaciones (las que me quedaban de haber dejado el anterior trabajo), y, por supuesto, la pasé entera en su casa. Fue una semana de pura ansiedad porque seguía dándole vueltas a si me habría equivocado al dejar mi trabajo actual por algo totalmente distinto, por el miedo al comienzo del instituto de José Manuel, por el cambio de vida casi radical que comenzaría a partir de ese lunes... Él no entendía tanto miedo o ansiedad, para él todo era fácil, y los primeros días reconozco que sí intentó cuidarme, pero creo que se acabó cansando. Al final, el domingo por la tarde tuvimos una pelea, casi ni recuerdo por qué (podría pararme a pensar y sé que lo recordaría, pero casi prefiero que no), y parece que el mundo explotó. Sé que ni siquiera fue algo de verdad importante, y también sé que, una vez más, no me sentí escuchada, cuidada o comprendida.
No hacía más que pensar que yo no me merecía eso, que ya tenía demasiado encima pensando en el día que se me presentaba al día siguiente y que no podía ser que la persona a la que quería y con la que compartía mi vida me aumentase esa carga en vez de hacerla mas liviana. Nos fuimos a dormir enfadados, y, obviamente, no dormí absolutamente nada.
Ese primer día de trabajo fue un infierno, no hacía mas que pensar en mi hijo y cómo estaría pasando el día, en él y en la pelea, en qué hacer a partir de ahora... no escuché casi nada de las explicaciones que me daban y muy pocas veces pude concentrarme en lo que debía. Decidí que al salir iría a su casa a hablar con él y arreglar las cosas, porque sabía que no podría seguir así.
Fui, tuvimos una conversación de casi dos horas, y pareció que todo se arreglaba e iría bien. Él salió a sacar al perro, y entonces... entonces repasé esa conversación agotadora que acabábamos de tener, y pensé en cuantísimas veces habíamos tenido esa misma conversación y luego no había servido de nada, recordé todas las promesas que nunca se cumplían, los acuerdos que no llegaban, pensé en el día y la noche que había pasado... y acudí a mis amigas. Les dije que estaba pensando en recoger mis cosas y terminar, que estaba cansada, que no me merecía lo que había pasado. Respondieron de inmediato y me dijeron que lo hiciese, que yo era fuerte y capaz. Recogí mis cosas. Llamé a mi hermana y a Dani para que vinieran a buscarme. Él llegó de sacar al perro y lo vio todo encima de la mesa, entró en cólera. Pensó que ya lo tenía todo planeado, que le había hecho perder el tiempo, no me quiso creer cuando le dije que había sido una decisión tomada tras analizar nuestra conversación vacía.
Me fui completamente rota y destruida, con mis amigas dándome la enhorabuena, con mi hermana y Dani abrazándome, con el cariño de mi hijo al llegar a casa.
Esa semana (y los meses que siguieron, en realidad) fue un absoluto infierno. La ansiedad me devoraba, tuve la formación en la nueva empresa y no me enteré de nada, no hacía más que pensar que la había cagado, la cabeza me daba vueltas, quería morirme con tal de no sentir todo lo que sentía... y mis amigos me felicitaban. Aún recuerdo la pura felicidad real de Danil, como casi que le oí saltar de alegría al otro lado del teléfono cuando se lo dije. Todos diciéndome que por fin había salido de ahí, que era más fuerte de lo que pensaba, que había sido muy valiente, que ahora por fin podría ser feliz.
Siempre hay muchos malos en una misma historia. Depende de quién la cuente, de los detalles y versiones que se den, de cómo lo han percibido quienes lo han vivido.
En mi versión, lo único que tengo claro es que, objetivamente, vivo más tranquila desde que él ya no está en mi vida. Una vez superado el síndrome de abstinencia, la ansiedad ha desaparecido, he podido dejar los antidepresivos, ya no vivo con miedo de no saber qué mina será la que se pise hoy. Ya no hay nadie que me haga sentirme pequeña, mal conmigo misma, una molestia.
Ya no tengo miedo.
Miedo.
Jamás pensé que llegaría a estar tanto tiempo en una relación donde el sentimiento que mas veces me inundaba era ese.
Pero salí. Y ahora soy libre. Y vivo tranquila, en paz. Sanando las heridas, yendo a terapia, mejorándome a mi misma y a mi vida.
Quizá el capítulo aún no está tan cerrado como me gustaría, pero ya casi nunca pienso en él, no le echo en absoluto de menos, no me apetece verle ni hablar, ni tenerlo cerca en general. Es real que estoy mucho más feliz, y una parte de mi siente como que este año ha sido una nube extraña en la que ni siquiera he sido yo misma y mi vida no la controlaba yo.
Ahora estoy bien. Recuperándome, pero bien. Bien rodeada, bien querida, bien cuidada. Me gusto, me quiero, sé quién soy.
Ya no tengo miedo.
lunes, 31 de marzo de 2025
De lo que sí, de lo que no
martes, 25 de marzo de 2025
Lo que no quiero, lo que soy
miércoles, 19 de marzo de 2025
Escalofrios
No me parece bien.
No me parece bien esta explosión repentina a nivel cerebral y emocional.
No me parecen bien los pensamientos absolutamente mezclados, liados, dando vueltas y haciéndome arder el cerebro hasta congelarlo.
Odio plantearme tanto las cosas, dar tantas vueltas. Pero joder, me conozco. Hay cosas que sé. Y luego hay otras sobre las que no tengo ni la mas remota idea. Como leches se maneja eso. Como manejas un batiburrillo tan enorme, por dios. Voy a volverme loca.
Tengo escalofríos, escalofríos de verdad. Del cuerpo cortándose, la vida aplastando. El cerebro en guerra.
Estoy recordando a Laon. Yo siempre me enamoro, ¿verdad? en realidad no soy capaz de controlarlo. Me enamoro de la mínima muestra de cariño, de lo mas leve. Soy un cachorro abandonado que ama al 100% a la primera persona que le muestre cuidados porque lleva toda una vida de palos y maltrato.
Que asco me da mi vida, y no digo la actual, digo la vivida. Hablo de la infancia de mierda, de la adolescencia caótica, de la adultez inmersa en la oscuridad.
Y si, me encanta amar como lo hago, pero odio hacerlo tan rápido, tan fácilmente, odio estar tan herida que llego a sentirme curada con cualquier cosa. Ese es el camino que me lleva a personas como Fran, que van a coger todo ese amor y a retorcerlo para hacerlo suyo y ponerlo en mi contra.
Quizá debería montarme una estrategia, como hacía Laon, protegerme de sentir, buscar la forma de no entregarme. Sigo con escalofríos por todo el cuerpo, con los pelos de punta. Con ganas de llorar, odiándolo todo.
Que envidia la gente que es capaz de protegerse, de no sentir, de disfrutar sin dar mas vueltas ni pensar mas. ¿Eso es lo que significa quererse a uno mismo? ¿Ser capaz de no enamorarse fácilmente?
Por ahora mi única estrategia es seguir sobreviviendo, es hacer lo que pueda, disfrutando lo que la vida me deje, respirando a menudo. Voy a dejar que pase este viernes, el fin de semana, y ya veremos después. No voy a volver a priorizar lo que no debo.
Tengo que ponerme límites a mi misma.
Inmortales
Y me hace inmortal
"Nadie nos joderá esta noche, nadie vuelve a romperme el corazón"
Ay, amiga, ojalá fuera real. Ojalá no volvieran a romperme el corazón. Pero lo harán mil veces más. De una forma u otra, y lo harán porque al final sentir es arriesgarse al daño que puede provocar, y yo soy de las que sienten muchísimo.
Y me encanta.
Lo digo en serio, me encanta mi forma de ser, de amar, de querer, de cuidar. Y, aunque durante el último año lo he olvidado, ya aprendí hace mucho a quererme a mi misma también, a valorarme y poner donde se merece mi forma de hacer las cosas, dejando atrás a aquellas personas que vean mi manera de ser y actuar como un problema.
También aprendí en su momento a no dar cuando no estoy recibiendo lo que quiero o lo que creo que merezco, y también lo he olvidado este tiempo, pero mi promesa actual es recordar cómo se hacia, aprender a distinguir quién me quiere y para qué, y actuar en consecuencia.
Me gustan las cosas claras, tranquilas, que den paz, que no tienen dobleces, ni mil caras
"Celebrar que estamos vivos, aunque sea duro el camino"
Las relaciones (sean del tipo que sean) me parecen una de las cosas más complicadas del universo. Cada persona es un mundo, con sus propios traumas, recuerdos, historias de vida, sentimientos y capacidad de comunicación. Y todo eso (y mas) influye en cómo vais a relacionaros, cómo podréis encajar o no, influye en cómo conectaréis y en la capacidad para mantener la relación a lo largo del tiempo.
Pero claro, tienes que tener también la capacidad de confiar, de expresarte, de cuidar. Buah, es que son muchísimas cosas, demasiadas. ¿Cómo no va a ser complicado?
Si no sé dónde te duele, quizá te doy ahí sin querer. Si lo sé y aún así te doy, está claro que no te quiero de la forma mas sana. Si no me siento a gusto como para contarte mis miedos, quizá deba plantearme si es por mi o si es porque no me das confianza.
Es importante aprender a identificar las señales cuando las haya.
Mi radar ahora mismo está en paz. Estoy realmente bien con las personas que me rodean, sé que les importo tanto como ellas a mi y que mis relaciones actuales son recíprocas. Quizá me equivoque, porque no puedo saberlo todo y aún es fácil colármela, pero no tengo ninguna alarma en el cuerpo, nadie por quien me grite "huye".
Y hacía mucho que eso no pasaba.
"Me quité el polvo y me hice el amor"
martes, 18 de marzo de 2025
Tan asustada
viernes, 14 de marzo de 2025
No quiero echarme más de menos
martes, 11 de marzo de 2025
Interés, el de verdad
Interés.
Es curioso como renuncié a algo tan básico tanto tiempo, sin darme ni siquiera cuenta. Sin ser consciente de que estaba renunciando, e incluso culpándome, porque yo era la intensa, la pesada, la que quería y pedía demasiado.
La difícil.
Es cierto, soy difícil. Soy caótica, emocional y sensible. Necesito cariño constante, que me dejen claro que me quieren, que importo. Necesito que me den lo que doy, y aún me cuesta aceptar que muchas veces eso es imposible, y que no es culpa de nadie.
Pero no debo renunciar a lo básico, aunque no lleguen al nivel de intensidad que yo tengo. Las personas que me rodean, las de verdad, me demuestran cada día ese interés, ese cariño real. Las ganas de saber de mi, de mi vida, las ganas de verme, las palabras de cariño, las muestras de afecto.
Analizo conversaciones, y veo como yo hablaba, pero las respuestas eran las básicas, las frases hechas. Recuerdo las veces que conté algo importante para mi y que ese algo se olvidó y tuve que contarlo varias veces mas. La cantidad de veces que dije que no me escuchaba, en tono de broma pero siendo consciente de que era real.
Veo las diferencias, lo que siempre me ha aplastado. Lo que fue al principio y lo que desapareció tras la palabra "novios", los cambios, la desilusión. Las canciones que nunca volvieron, el "voy a tu barrio" que desapareció. Las fotos que ya no publicó salvo cuando quería recuperarme tras una discusión, aunque al principio eran casi diarias.
Recuerdo el "quiero dormir contigo" que jamás me dijo, pese a que hasta le pedí directamente que lo hiciera.
No puedes dar siempre por hecho las cosas, no puedes escudarte en los "soy así", porque si, cada persona es un mundo, pero hay cosas tan sencillas y que pueden marcar tanto la diferencia, que si no haces el esfuerzo no es porque no puedas, es porque no tienes interés.
Y tardé demasiado en darme cuenta, en aceptarlo, asumirlo. Y dejé de lado a quien sí me mostraba ese interés, el cariño de verdad.
Ahora me rodeo de gente a la que cada día doy los buenos días, que me los devuelven, que me preguntan como estoy, que hablan conmigo a lo largo del día no a través de un monólogo, si no de una conversación, de algo mutuo. Ya los tenía antes, pero no me di cuenta, no fui realmente consciente. No los valoré.
Pero me he prometido cambiar eso, demostrar el interés que se merecen, el que realmente les tengo porque me importan. Y me he prometido no seguir dando a quien no me devuelve, a quien solo recita monólogos, a quien solo habla de sí pero no pregunta por mi, a quien no me habla a no ser que lo haga yo primero. Y no, no hablo de esas amistades con las que no hablamos nunca pero sabemos que están ahí, eso es algo totalmente distinto. Hablo de quien se nota que solo está para que estés a su disposición. Ese cartel que vi hace poco, que hablaba de la diferencia entre las personas que te aman, las que aman estar contigo y las que solo aman lo que puedes hacer por ellas. Hablo de quien, tras una ruptura, demuestra que solo estaba ahí porque eras "la novia de", no por ti misma y lo que has dado.
Me quedo con esas personas que te provocan una sonrisa de oreja a oreja, que te dicen cosas bonitas, que expresan las cosas buenas que les haces sentir, las que ante algo malo se paran a hablar contigo de frente para solucionarlo. Las que dicen lo que sienten sin miedo, porque sabes que vas a cuidar esas emociones.
Y madre mía, qué bien rodeada estoy. Y no es solo eso, no son solo los amigos de siempre, los que ya son familia, también son los que conocí en 2023 y me han demostrado ese cariño real, incluso después de todo lo que ha pasado, también son las personas que sigo conociendo y con las que conecto y todo es mutuo.
Estoy aprendiendo a identificar el interés real, y voy a hacer lo imposible por no volver a renunciar a lo más básico, al interés que yo doy, al amor que ofrezco. Y no voy a quedarme junto a quien no me provoque la misma sonrisa y alegría que sé que yo puedo provocar.
Me toca querer, pero también quererme.
lunes, 3 de marzo de 2025
Es Amor
miércoles, 19 de febrero de 2025
En bucle
Pero no vi pasar el tren
Me arrancaste una parte, explícame cómo olvidarte
Con todo lo que te lloré
Por ti ya solo siento sed
De borrarte, de fugarme
No quiero recordar que otra vez
Yo fui detrás de ti
Miles de escaleras que suben
Incontables taxis que pedí una y otra vez
Contra la pared me di
Pero ya lo entendí
Hoy te vine a decir
Hey, goodbye
Ya encontré la salida de emergencia
De mi mind te voté,
Ganaste por excelencia el premio a la peor experiencia, con diferencia
Lo hiciste tendencia
He cambiado por ti, he llorado por ti
Y me cuesta imaginar algo que hiciste por mí
Por lo menos de ti he aprendido
No te perdono pero sí te olvido
Y una cosa tengo que decirte
En realidad, lo que debo es agradecerte
Porque el día que te fuiste, un favor me hiciste
Fue un golpe de suerte
lunes, 17 de febrero de 2025
Aunque no le importe
jueves, 13 de febrero de 2025
Perder(m)e
Si tú eras lo mejor de mi vida
Imagínate lo poco que me quería a mí
No tiene sentido que me digas que me quieres
Si los hechos no dicen que sí
Sé que nunca quise perderte
Al final me he perdido a mí
Por centrarlo todo en tenerte
No te tengo aquí
Yo lo tenía que descubrir
Aún sabiendo que iba a dolerme
Y a separarme de ti
Llamándote suerte y tu haciéndome heridas
Viví de tu mano, sabiendo que era mentira
Yo si te creía
A que ahora nada gire en torno a ti
lunes, 10 de febrero de 2025
Gritar Socorro
Sigo gritando. De verdad que no imagináis la cantidad de veces al día que algún pensamiento me viene y automáticamente mi cerebro grita. Grita muchísimo, al punto de dolerme la cabeza.
Hoy hace un mes que no le veo. Este viernes es el cumpleaños de Dylan. El corazón se me sigue haciendo pequeño y la cabeza me da vueltas.
Me han dicho que haga una lista con las razones de porqué no era feliz, de porqué quise dejarlo, y que me remonte incluso al principio y a las cosas que ya ahí no me encajaban, para que pueda leerla en momentos como este y no se me olviden, para que mi cerebro escacharrado no me traicione.
Creo que voy a tener que intentarlo, porque no puedo seguir así. Mañana por fin tengo sesión con mi psicóloga y lo necesito como el respirar. Estoy teniendo ideas demasiado oscuras, ideas que hacía mucho que no tenía.
Continúo llorando en exceso, este fin de semana ha sido un infierno. Demasiado ruido en mi cabeza, demasiados sentimientos, demasiadas preguntas, demasiados reproches hacia mi misma. Estuve años en terapia para convencerme de que yo no era mala, para enseñarme a hablarme bien... y siento que todo ese aprendizaje se ha ido, que ha desaparecido por completo. No se me ocurren cosas bonitas que decirme, no me las creo, no las recuerdo. Siento que lo que merezco es estar mal.
Y, joder, sé que no es cierto. En el fondo sé que esto ha sido lo mejor para mi. Sé que era una relación que me hacía daño constantemente, sé que no tenía lo que yo necesito para estar bien. Lo sé. Sé que ni como amigo se ha portado bien al terminar, que me ha quitado de en medio sin pensar en cómo me afectaría. Sé que no merece la pena. Lo sé. Sé que su realidad está tan distorsionada que jamás podría haberle hecho feliz.
Pero no paro de recordar las cosas buenas, las primeras miradas en las que veía amor infinito en sus ojos, las risas, el sexo, el jugar juntos con Dylan, los te quiero, las publicaciones, las canciones, las bromas, los juegos, las salidas, los abrazos, el cariño. La conexión instantánea que tuvimos. Las palabras de quién nos veía y pensaba que llevábamos mucho mas tiempo al estar tan compenetrados. La vida en común.
Y no puedo olvidar todo lo que fuimos
No paro de pensar, un bucle infinito
Y no puedo parar, me autodestruyo entre tanto barullo
Y a ti te da igual.
No soy capaz de pensar mal de él, de decirme que hay cosas que no hacía bien, se me han olvidado todas las palabras, los actos, los silencios.
Pero sé que existieron, sé que están ahí, en algún lugar de mis recuerdos.
Recuerdo el ataque de ansiedad en la piscina, tras su conversación con Rocío, me recuerdo pensando que yo iba a pagar esa conversación, que se pasaría el resto del día a malas conmigo, que me castigaría de alguna forma.
Recuerdo la segunda vez que se cambió la foto de perfil, a posta, solo para hacerme daño.
Recuerdo el ataque de ansiedad que me llevó a dejar tirados a dos amigos con los que había quedado y salir corriendo a donde él estaba viendo el fútbol, porque le enfadó muchísimo que en vez de irme con él me fuese a ir con otra gente. Porque ya estaba enfadado porque yo venía de pasar un fin de semana con Dani, nuestro hijo y nuestro sobrino.
Recuerdo que hubo muchas veces que hizo cosas que sabía que iban a dolerme, solo para eso, para hacerme daño.
Tú mi medicina por tanto tiempo
Yo tu pasatiempo y aún no lo entiendo
Tanto te quería y sigo queriendo
Y aunque te perdí, ganaré de lejos
Y aún así grito por estar con él. Grito por las ganas de volver, y me digo cosas como "puedo volver y aceptar lo que él quiera, cuando él quiera, como él quiera" "acepto los planes que él me diga, iré a su casa cuando lo pida, seremos novios desde el minuto cero, estaré con él cada minuto de mi tiempo libre"
¿Quién soy? Porque no me reconozco, no reconozco este tipo de pensamientos en mi, este tipo de necesidad y angustia. Cuando lo dejé y estuve gritando por volver con él, mi hermana me dijo algo así como "vale, hazlo, vuelve y sé una mujer sumisa e infeliz el resto de tu vida, porque encima ahora te tendrá más aún en su mano", y lo peor de aquello... es que ahora mismo estaría de acuerdo. Ahora mismo sería capaz, es lo que mi cuerpo me pide. Volver, con las condiciones y circunstancias que él quiera, sean las que sean.
Por eso necesito ayuda, por eso no pienso aplazar más la terapia, por eso tengo este dolor en el pecho tan enorme. No sé quién soy, no sé dónde estoy ni por qué, y no veo ningún futuro posible.
Me estoy ahogando.
Yo quise quererte, quererte tan fuerte
Es partе de mi, no sé amar diferentе
Y ahora el amor no está de moda
Pobre de ti, acabarás sola
Yo no cambiaré, yo querré como siempre
Es parte de mi, no sé amar diferente
viernes, 7 de febrero de 2025
Me hago pequeña
Estoy en el trabajo y no consigo concentrarme. He avanzado bastante en estas dos horas, pero aún asi mi cabeza está en cien puntos distintos. Las lágrimas en el borde de los ojos.
Me come la angustia. Me comen los recuerdos y pensamientos. Veo demasiado lejos el momento de haber superado esto. Me repito que pasará, que no es la primera vez. Pero no dejo de querer llorar, de sobrepensar continuamente, sobre todo por las noches, de sentir esta presión en el corazón que me hace pequeña.
Me siento pequeña. Me siento culpable. Me siento mal conmigo misma. Me hablo mal, me machaco. Y sé que no debería, pero me cuesta horrores no hacerlo. Siento que he tirado por tierra los años de terapia.
No sé cómo escapar de mi misma.
No sé cómo seguir.