Aviso a navegantes

Soy responsable de lo que escribo, no de lo que usted entienda o interprete

viernes, 24 de octubre de 2025

Tal vez no vuelva a ser la misma de nuevo

Dicen que hay una chica, menudo panorama
Te han visto caminar con ella mientras la agarrabas
Dime que todo está bien, que en el fondo no hay nada

Estoy deseando dejar de tener esta necesidad de escribirte, de que las canciones me recuerden a ti. Estoy deseando que paren las pesadillas, que el infierno que empezó el 17 marzo termine.
Estoy volviéndome loca.

Si todo el mundo dice que no confíe en ti
Será porque esa boca solo sirve pa' mentir
Dime que todo está bien, que en el fondo no hay nada
¿Desde cuándo te gusta matar por la espalda?

Tengo mil voces a mi alrededor que me dicen que eres mala persona, que me dicen que nunca me quisiste bien, que no me fíe de ti ahora. Que solo piensas en ti, que eres como mi padre. Mil voces que me dicen palabras horribles para describirte.
Y entonces recuerdo 2015. 
Hoy me han dicho: "aquella vez viste su lado oscuro, es normal que ahora pienses que vuelve". Y es real. No sé cuál es tu cara, no sé quién eres.
No sé quién eres.
Y eso me destroza.

Mi amiga dice que ponga el corazón en off
Porque contigo es decepción tras decepción
Ya me avisas mejor cuando acaben los dramas

Llevan meses recordándome que en realidad no era feliz contigo, que por eso lo dejamos. Me han recordado mil veces que tenía dos hijos, tu poca responsabilidad, la carga mental siempre en mis hombros. Las interminables promesas que nunca se cumplieron, los millones de avisos que no sirvieron de nada.

He repasado mil veces nuestra relación. Por épocas, por años. Pienso en 2021, en cómo no tenías ni idea de ayudar y solo me hundías más. Pienso en cómo aprendiste a ayudarme, a entenderme. Llegué a creer de verdad, de corazón y con todo mi cuerpo y alma que sería para siempre. La voz de Rocío a mis 18 años sigue retumbando en mi cabeza "Yo creo que hay alguien destinado a cada persona, y que tu has encontrado al tuyo y es él". Seguramente ni ella misma siga de acuerdo con lo que dijo entonces. Pero yo llegué a estarlo. Yo estaba absolutamente convencida de que envejecería contigo.

Pusiste piedras en mis hombros sin avisarme
Y nos hundimos con el peso de mil gigantes
Yo no me quiero meter
Ya me avisas mejor cuando acaben los dramas
¿Desde cuándo te gusta matar por la espalda?

Recuerdo también 2022 y 2023, rogarte de mil formas que las cosas cambiasen, decirte mil veces que no podía más. Dejarlo. 
Y que entonces una vez más todo fuese diferente. De pronto te convertiste en ese hombre que llevaba pidiéndote tantos años. De pronto en 2024 fuiste todo lo que siempre había esperado. No pude dejar de quererte, de estar contigo. Y al comenzar 2025 ya lo eras todo, lo eras absolutamente todo, eras el amor, ese que describí en Es amor, esa entrada que escribí pensando en ti, en todo lo que me dabas y en cómo me sentía a tu lado, eras quien mejor me entendía, quien mejor me cuidaba, eras mi pilar fundamental, mi oxígeno. Llegué a depender de ti. Eras lo mejor que me había pasado.

Y lo peor es que por eso mismo te pedí espacio. Porque gracias a ti fui a mejor. Porque la oscuridad se estaba despejando y no quería utilizarte, quería que lo que sentía fuese real, no necesidad. No quería hacerte daño. Me sentía culpable.
Te pedí espacio porque estaba tan confundida que me estaba consumiendo.

Y no lo respetaste. Me viste llorar tras un beso, y ni aún así lo respetaste.
¿Quién eres?

Todos en mi trabajo te conocían, hablaba bien de ti continuamente. Me llegaron a decir que no entendían que no estuviésemos juntos, me dijeron que nunca habían oído a nadie hablar tan bien de un ex. Todas las personas que me rodeaban sabían lo importante que eras en mi vida, el bien que me hacías.

Quizá por eso a muchos les costó creer que lo que me hiciste fuese real.
Pero lo fue.
Porque salió a la luz ese lado tuyo que ya había salido otras veces, que estaba ahí, escondido. El lado que solo te hace pensar en ti mismo y tus necesidades.
Sigue activo desde entonces.
Volvemos a 2015.

Esta vez no habrá segundas partes
Tendrías que habértelo pensado antes

Nunca más. Nunca más. 
Sigo intentando aceptar ese duelo, esa pérdida. 
Te necesito tanto tan a menudo, pero tanto. En los momentos malos, en los buenos. Me ha pasado algo increíble esta semana, y uno de mis primeros pensamientos fue cómo habría sido tu reacción al saberlo. Saber que habrías llorado de alegría y orgullo por mi, que me habrías llamado pegando gritos de emoción, que ese día me habrías regalado algo, invitado a comer, que hubieras convertido algo que ya de por si es especial en un día increíble. Sé perfectamente cómo te habrías comportado durante este proceso, lo muchísimo que me apoyarías, la cantidad de cosas que harías por mi.
Te pienso cuando estoy profundamente triste y recuerdo que cuando he estado así estos dos últimos años tu has sido el único que me ha sabido sacar adelante, que ha sabido tratarme, cuidarme.

Capitán de un ejército de nubes
Que me llueven y destruyen toda mi estabilidad

Y entonces la realidad me golpea y me recuerda que estoy así por tu culpa, que eres tú el que me ha destrozado hasta el punto de no ser capaz de seguir adelante, de no ver la salida ni aún cuando me rodean cosas buenas.
La realidad me golpea y rompe toda la estabilidad que intento conseguir. La realidad de que lo rompiste todo. La realidad de que te idealizo constantemente. La realidad de que no soy capaz de tenerte cerca porque me asquea que me toques, porque me quema para mal, porque me duele, y es un daño que se siente casi físico, no solo emocional.
La realidad de que eres capaz de decirme, echándomelo en cara "¿cómo vamos a hablar en persona, si no quieres verme?" como si el no querer verte fuera algo que he decidido de forma arbitraria y sin sentido. Como si no lo hubieras provocado tu.
Te fabricas una realidad paralela para poder sobrevivir con lo que hiciste, y en esa realidad olvidas por completo lo que han provocado tus acciones.
Aún sigo sin creerme que hace menos de una semana tuvieras el alma de decirme esa frase, de reprocharme que no quiera verte.

No sé por qué me estoy rayando tanto, si nunca fuiste para tanto
Quizá sea mejor pensar por una vez, ¿sabes?
Si de repente ya no te interesa, yo me largo de esta fiesta
Y nunca mas me busques, que no hay nada que hacer

Me recuerdan constantemente que solo fui feliz contigo cuando no estábamos juntos, porque luchabas por conquistarme de nuevo, por demostrar que podías ser lo que yo necesitaba.
Me recuerdan que ya pasó una vez y que me fallaste. Me recuerdan que seguramente si hubiéramos vuelto te habrías confiado de nuevo, y más tarde o más temprano volverías a lo que has sido siempre. Que la carga mental seguiría siendo mía, que el sexo volvería a ir mal, que convivir sería un infierno.
Me han llegado a decir que lo mismo que me hiciste aquel día podrías habérmelo hecho más adelante, aún estando juntos, quizá con una hipoteca de por medio o más hijos. Que si lo has hecho una vez quiere decir que habrías sido capaz cualquier otra, que igual que pasó esa vez podría haber pasado en otro momento. 
Qué miedo me da esa realidad. 
¿Quién eres?

El amor duele, pero tu fuiste a hacer daño
Rompiste en meses [en una mañana] lo que fuimos estos años
Y ahora entiendo que no fui na' pa' ti

Y quien te quiere aunque sea un poco no te hace sufrir
Y mientras tu me fallabas yo hubiera matao' por ti

"Mientras tu me fallabas yo hubiera matao' por ti" Quería espacio porque estaba pensando en ti, porque me sentía culpable, porque no quería hacerte daño. 
Y me destrozaste.
No consigo averiguar cómo superar aquello. De verdad que no lo consigo. Estoy teniendo que acudir a cien herramientas distintas, a profesionales, a recursos. Jamás había estado tan cerca de quitarme la vida. Nunca. Y precisamente tu has vivido conmigo lo cerca que he llegado a estar. Imagina cómo es ahora. Imagina la desesperación que llevo por dentro, que ni todo lo bueno que tengo consigue arrancarme el daño que me has hecho.

Quiero que me pidas perdón, no perdonarte
Dime donde tu vas a estar, pa' yo largarme
Yo no quiero ni respirar el mismo aire, ni aunque me paguen

Te tengo un rencor indescriptible. Te quiero lo más lejos posible de mi vida, de mi entorno. Y me destroza que no pueda ser así. Me destroza tener que seguir hablando contigo, no poder bloquearte, hacerte desaparecer. Te odio como jamás te había odiado.
Y aún así sigo soñando contigo. Sigo pensando en todo lo que iba a ser.
¿Cuántas jodidas veces voy a tener que despedirme de ti, de nosotros?

Quiero saber cuál es tu plan pa' no ser parte
Dime con qué cara vendrás, pa' no mirarte
Qué mentiras vas a contar, pa' no escucharte
Ni aunque me paguen

Te ofende que no te quiera cerca, te ofende cuando no has podido ir a planes, me reclamas que no quiera verte. Y esa es la prueba mas grande de que no reconocerás nunca lo que has hecho y hasta qué punto. Te has perdonado. Te has dicho "no fui consciente, no me tengo que machacar por ello", tu alrededor te lo ha confirmado, te han dicho que no tuviste la culpa, que no eres tan malo, que no fue a propósito. 
Dieciséis años. Dieciséis.
Y alguien aún es capaz de creer que no me conoces, que no conoces mis señales, mis reacciones, mi lenguaje no verbal.
Lo peor es que tu mismo te lo crees.

Yo no te he perdonao' porque nunca lo has pedido
Quiero verte arrodillao', con cara arrepentido
No merezco menos de este punto de partido
Que verte tocado y hundido

Has pedido perdón, me preguntaste qué podías hacer para ayudarme. Pero no fue real, me lo has demostrado con tus actos durante meses. Has olvidado el arrepentimiento, la reparación. Vives tu vida con tranquilidad, en paz. Con las mismas preocupaciones (laborales, de salud, sociales...) que habrías vivido si no hubieras hecho lo que hiciste. Lo único que tu has tenido que gestionar es mi ausencia en tu vida. Y me has sustituido fácilmente.
Pero aún me miras con esa cara de cordero degollado cuando nos vemos en persona y notas que no me acerco, que no te quiero cerca.
Y aún me ablanda esa cara de tristeza que me hace sentir que me echas de menos.
Esos momentos en los que vuelve a parecer que te importo, que me quieres.

Prometiste un pa' siempre y no era pa' mi
Prometiste el mundo entero y era para ti
Me querías, pero pa' que me quieran así prefiero estar sin ti

Pero no me quieres, ¿verdad? quieres lo que te aportaba. El apoyo incondicional, el entenderte como nadie lo había hecho, el sacar lo mejor de ti. El conocerte tanto que sin que me dijeses nada ya sabía lo que ocurría. El cómo te ayudaba a estar mejor. Mi forma de cuidarte y volcarme en ti. El acompañarte a absolutamente todos los estrenos, películas o sitios que te importaban, el escucharte cuando algo te apasionaba, aunque dieses cien vueltas al mismo tema. Odiar a tus jefes tanto como tu, poder llamarme cuando estabas a punto de explotar en el trabajo, contarme las cosas buenas y las malas, oír mis consejos. El saber darte soluciones, estar ahí cuando al llegar a tu casa nadie estaba. Darte luz cuando tu alrededor te decía lo que "era mejor" sin pensar en qué era mejor para ti, recordarte que la salud mental vale mas que el mayor sueldo del mundo. Animarte a estudiar, a cumplir tus verdaderos sueños. Que con solo tocarte la pierna, o un brazo, tu descontrol emocional se redujese. Echas de menos la sensación de hogar al abrazarnos. El no verte solo ante nada, porque siempre estaba yo para sostenerte.
Lo sé porque echamos de menos lo mismo. Lo sé porque sigo conociéndote más que nadie.
Y aún así, una vez más, como en 2015... no sé quién eres. 

Pero sí que lo sé. Porque he aprendido que este también eres tu. Que también eres esa persona capaz de destrozarme hasta hacerme desaparecer en mí misma. Acepto que ni tu mismo sabes quién eres, que la única forma que tienes de manejar la ansiedad es mentirte a ti mismo. Que tu última entrada del blog es un castillo de naipes. 
Que te es más fácil no reconocer tus errores.
He aprendido que eres tan capaz de hacer bien como de hacer mal.
Exactamente igual que mi padre.

Vuelves a ser quien me quita el sueño, la salud y las ganas.
Han pasado siete meses. Siete. Y no consigo avanzar.
No sabes como te odio por esto. 
Tu quizá te has perdonado. Quizá estas viviendo con la cabeza escondida para no recordarlo.
Pero yo no podré perdonarte nunca. 
Te dije que no quería.
Te lo dije, te lo demostré. 
Lo habíamos hablado la noche anterior.

¿Quién eres?

¿Quién soy yo ahora?

Amor de verdad, me lo merezco
Que todo salga bien, me lo merezco
Lo bueno viene a mí, la vaina se me da
Hasta la vista al mar me la merezco
Un cielito azul, me lo merezco
Una vida cool, me la merezco
Lo bueno viene a mí y lo que está pa mí
Viene en camino, yo me lo merezco

Ayer iba conduciendo con mi hermana al lado tras recibir esa noticia increíble, sonó esta canción, y mi hermana subió el volumen y me dijo "viene al pelo esta letra ahora mismo, créetela" y la cantamos juntas entre lágrimas de felicidad.
Sé quien soy. Soy la que sigue luchando incluso sin tener ganas, incluso cuando el contexto no ayuda ni la vida me lo pone fácil. 
Tengo una hermana que es simplemente increíble, y no todo el mundo tiene eso, no todo el mundo tiene a alguien que te apoye al 100% como lo hace ella, veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Tengo a Danil, Germán, Joshua y María, personas que me cuidan como si llevasen mi sangre, que me protegen y están siempre que lo necesito. Y tengo a Maikel, que en solo siete meses se ha enamorado tanto que cree que merece la pena vivir a mi lado el tormento que vivo por dentro todos los días, que en solo siete meses valora todo lo que doy, todo lo que tengo y todo lo que soy, y que se esfuerza para entenderme y quererme como necesito. Aunque no sea fácil, aunque no lo tengamos fácil en general. 
Me hacen sentir tan especial, tan única, tan imprescindible... son el ancla que me mantiene viva, mi carburante.

Lo bueno viene a mí, y lo que está pa' mí viene en camino, yo me lo merezco

Sé que en el fondo nunca podrás tener la conciencia tranquila, que tu parte buena de vez en cuando saldrá y te torturará un rato, porque eso es lo que pasa cuando haces daño y no reparas ese daño. Eso es lo que pasa cuando prefieres esconder la cabeza y hacer como que no pasó. Que nunca se va, no desaparece. Aunque me digas que tu conciencia está tranquila. Es vivir en una realidad que no existe.

Quizá aún me quede mucho tiempo de seguir escribiéndote, de echarte de menos, de pensar en ti. De odiarte. Quizá aún me quede una vida entera teniendo que hablar contigo.
Pero si consigo seguir, si al final consigo no rendirme... llegará un día en el que ya no te escribiré más. Llegará el día en el que habré aprendido a quedarme con lo bueno que tengo, y solo con eso. 
Tendré mi piso, con mi biblioteca y zona de puzles, con mi escritorio y mis sims, mi stardew valley, mis pelis románticas y mis musicales. Tendré a mi perra y mi gata, bien cuidadas, reinas de la casa, felices. Fotos por todas las paredes, flores en la mesa. Seguiré teniendo gente increíble. Metas, viajes, días bonitos.
Paz.

Solo pido paz.




lunes, 6 de octubre de 2025

Hoy mi vida es la que es

He desbloqueado el móvil y lo primero que he visto es la fecha. 6 de octubre. 

Otro seis de octubre.

Estoy sentada en un tren, de vuelta a casa tras una semana y media de convivir con Maikel.

Hace menos de un mes estuve a punto de suicidarme.
Hace tres semanas una llamada puso del revés mi día a día. 

No quiero volver a casa.

Estoy pensando en mi rutina a partir de ahora. Tras la tormenta que ha sido mi vida este mes.

Me invade el pánico. He recuperado ciertas ganas y eso me da miedo. Estoy pensando en una rutina, en seguir. Y una parte de mi no quiere volver a tener ganas. Me siento mas cómoda en la desesperanza y el agotamiento.
Esa llamada cambió demasiadas cosas.
Me dio un objetivo 
Quizá me haya salvado la vida.

Maikel y yo hemos decidido seguir y eso también me da miedo. Las relaciones se me hacen muy complicadas. Tengo pesadillas en las que vuelve a dejarme y sigo pensando que volverá a pasar. Me estoy preparando para ello, no puedo evitarlo. 
No lo había contado también por miedo.
Me da miedo que si pasa yo no tenga la fuerza suficiente como para recordarme que no es mi culpa, que no es culpa de nadie. Siento que cuando pase mi cabeza me dirá que el problema siempre fui yo y nunca me perdonará por ello.

Siempre perdono a los demas y nunca me perdono a mi. Necesito quererme mas.
Necesito releer continuamente mi última entrada. Convencerme a mi misma de lo mucho que merezco la pena.

Hoy Germán me ha dicho de forma super natural "Irene, en ocho años que hace que nos conocemos nunca me has mentido, cualquiera que te conozca sabe que tu no mientes" y parece una tontería, pero ha sido un bálsamo enorme, porque la Irene de hace 10, 15 años.. si lo hacía. Hice mucho daño muchas veces. Me prometí no hacerlo más y soy consciente de que lo fui cumpliendo, de que soy una persona totalmente distinta. Me gusta la persona que soy, la amiga, la novia, la hermana, la trabajadora. Incluso la madre que soy, aunque a veces siga sin sentirme capaz de ejercer. 

Tengo en las manos el olor del perfume de Maikel y ya lo estoy echando profundamente de menos. Me encanta abrazarle y tenerle cerca. 

También echo de menos mi espacio, la seguridad de mi cuarto, a mis animales, mis sims, mis puzles, mi lugar. 

De verdad que le tengo pánico al futuro, a mi vida en un mes, a qué hacer, qué decir.
Le tengo pánico a mi vida en un año si al final llego.

Es otro seis de octubre y siento que mi vida ha ido pasando sin ser consciente de ello al 100%. De pronto me pesa la edad que tengo, aunque siempre he defendido que no hay edades para nada y que no debemos seguir esa regla externa impuesta. Siento que voy tarde y me ahogo. Me ahogo.

Voy a intentar ir al día, centrarme en hoy, en el paso de hoy, de esta noche. Mañana en mañana, pasito a pasito, despacio. Recordando los apoyos que tengo. Recordándome lo increíble que soy. Lo mucho que he conseguido pese a todo.

El otro día me salió un video de una chica que esta en una universidad privada y ni siquiera sabe exactamente cuanto cuesta. He visto durante muchos años a mis compañeros de universidad, a amigos y conocidos... cuya familia ha podido ponérselo todo por delante. No solo estabilidad económica, no solo les han pagado la carrera y todos los gastos necesarios, si no que han tenido apoyo, un puerto seguro.
Mi hermana y yo no sabemos lo que es eso.
No hemos tenido una familia con facilidades económicas, una universidad privada jamás podria haber sido una opción. Ni siquiera han podido ser opciones títulos de experto o masters que no fuesen públicos. 
Pero es que tampoco hemos tenido ningún tipo de apoyo.
Es increíble que personas como nosotras sean capaces de terminar una carrera, salir de casa, no rendirse y continuar.
Me saqué la carrera sin quedarme ni una sola vez ninguna asignatura en segunda matrícula, me lo pagué absolutamente todo yo con mis becas, teniendo discapacidad y con una dificultad enorme para estudiar por culpa de la vista.
Y con un hijo a mi cargo. Un hijo que tenía solo 2 años cuando empecé bachillerato.

Mi hermana y yo somos enormes.
Se nos olvida demasiado.
No hemos tenido ayuda, solo nos hemos tenido a nosotras.

No venimos de una familia bien, ni siquiera de una que sirva como respaldo o apoyo moral. Y aún así lo estamos consiguiendo. 

Sé lo fuerte que soy, lo resolutiva, lo capaz. Aprendo rápido, me adapto, me atrevo. Lo hago con miedo, pero lo hago. No escondo la cabeza, me enfrento a la realidad, miro de frente siempre a lo que no me gusta, a lo que me incomoda. Lo reconozco si me equivoco, intento evitar repetir errores. Soy sincera. Digo lo que siento, lo que pienso. Me da igual ser intensa y que se note todo lo que siento. 

No sé ser feliz, y aún así llevo años intentándolo. 

Pensar en lo diferente que habría sido mi vida si hubiera tomado otra decisión aquel seis de octubre me abruma. Pero tomé la que tomé, y hoy mi vida es la que es. 

Hoy mi vida es la que es. Un caos. Una continua pelea por sobrevivir, por mantenerme fiel a mi misma, por no rendirme ni dejarme sola. Hoy mi vida está repleta de amor y de personas con las que me siento segura. También está llena de mucho miedo y cosas negativas.

Pero es la única vida que tengo.
Estoy luchando por ella.


jueves, 2 de octubre de 2025

Suficientemente guapa

Soy buena novia. Necesito repetirme eso. Soy buena amiga. Soy buena persona. Merece la pena estar conmigo. Merece la pena estar conmigo. Merece la pena estar conmigo. Merece la pena estar conmigo. 

O me lo repito o me vuelvo loca. Me duele demasiado el pecho.
Pero soy buena novia, yo lo sé. Me costó mucho aprender a serlo. Fue mucho trabajo en mi misma. Fueron muchos intentos. Pero sé que lo soy.

Me equivoco. Soy humana. Me equivoco muchísimo. Tengo la salud mental hecha jirones. Me quiero morir mas tiempo del que quiero estar viva. Mi autoestima siempre ha sido regular y mi ex la destrozó por completo. No me quiero lo suficiente. No me valoro lo suficiente. Dejo a menudo que me pisen. Me da mucho miedo perder a la gente que quiero. Me cuestan los enfrentamientos. Me invade el miedo la mayor parte del tiempo. A veces me odio cuando me miro al espejo. Necesito demasiada valoración externa. 

Me conozco. Me conozco jodidamente bien. Sé lo bueno que tengo y sé lo malo, se lo que hago bien y lo que no. Soy sincera conmigo misma prácticamente siempre. También con quienes me rodean.

Soy detallista, siempre intento buscar las cosas que pueden hacerte feliz o hacerte sentir importante. Soy romántica, te presumo en todas partes porque me encanta gritarle al mundo lo increíble que eres y como te quiero. Me paso escribiendo lo que siento, siempre muestro física y verbalmente lo mucho que siento por ti, lo que te quiero, lo que me gustas y lo que te amo. Lo feliz que me haces.
Hablo las cosas, soy capaz de comunicarme, de decirlo cuando algo no me gusta o no me hace sentir bien, sé expresarme desde el "yo", explicando que así es cómo me siento, intentando no culparte, si no que me entiendas y veas mi perspectiva. Si me dices algo que te ha dolido de mi voy a escucharte y reconocerlo si me he equivocado, haré hasta lo imposible para no repetirlo. 
Si me dices que he hecho algo mal no me pongo a la defensiva, no te digo "pero tu has hecho tal", no escurro el bulto, te escucho, intento entender qué ha pasado y te pido perdón. Siempre pido perdón. Siempre. Siempre intento reparar el daño.

Es difícil sostener mi estado de ánimo, mis pensamientos autodestructivos, mi catastrofismo. Mis amistades llevan años a mi lado porque les merece la pena. Mis parejas también se han quedado siempre por lo mismo. Mis cosas buenas siempre superaron las malas. Las malas las llevo intentando corregir toda la vida, nunca me he quedado en el "yo soy asi".

Merezco la pena.

Quien se ha ido de mi vida es porque realmente ha querido, porque me ha llevado al límite, ya que me es casi imposible echar a nadie. Cuando quiero a alguien lo hago para siempre. Incluso cuando no debo. Incluso cuando me han destrozado.

Quien se ha ido de mi vida es quien ha perdido. Me lo he demostrado muchas veces, me lo ha demostrado la vida en si. 
Lo bien rodeada que estoy, lo mucho que tengo, lo mucho que ofrezco. Lo mucho que soy. 
Fallos incluidos.
Y siempre intento que quien me rodea se sienta igual. Que sepan que son mucho, que son enormes, que también con sus fallos son personas maravillosas. 

Soy un mar de inseguridades, porque mi cerebro me odia. Porque para él lo fácil es hablarme mal y decirme cosas muy feas todo el rato. 
Luchar con eso es absolutamente agotador. Muchísimo. Demasiado.
Estoy agotada. Vivo agotada. Por eso me quiero rendir demasiado a menudo.
A veces mi cabeza gana la batalla y yo me convierto en trapo.
Quien me rodea me sostiene. Pero también tengo que aprender a sostenerme yo.

Y si no quieren estar conmigo pueden no estar.
Pero yo sigo mereciendo la pena. 
Sigo siendo buena amiga, buena novia, buena persona.

Yo nunca me rindo, siempre intento mejorar, encontrar soluciones, aferrarme a lo que creo que merece la pena.
Por eso sé que en el fondo siempre acaba perdiendo quien decide irse.

Aunque a veces me cueste creerlo.
Merezco lo mismo que doy.

Merezco la pena.




martes, 30 de septiembre de 2025

No he ganado la guerra, pero tengo el coraje

Ayer leí una conversación antigua, de allá por 2022, con una persona a la que quería (y quiero) muchísimo. 
En ella le hablaba de uno de esos señores que me dejaron el autoestima por los suelos, y equiparaba algunas cosas que me pasaban en ese momento con mi pareja de entonces. 
Al leerla me puse a pensar en esos hombres (porque siempre han sido hombres) que me han hecho sentir poco deseada, o que era demasiado, que tenía demasiadas ganas, que era demasiado "fogosa" o "agresiva", y cómo poco a poco fueron apagando mis ganas y mi forma de verme a mi misma. 
En esa conversación hablábamos también de cuando estuvimos juntos, de lo sencillo y fácil que era. De que nunca me sentí así con él. 

Entonces acabé viendo lo que siempre he sabido, que no se trata de ellos o yo, se trata de compatibilidad y deseo. Y si, obviamente no ayuda que la persona con la que estás tenga cero empatia y la inteligencia emocional de un zapato, pero fui yo la que se mantuvo en esas relaciones, la que no se fue pese a ser consciente de que me estaban haciendo daño. 
Y en cambio suelo irme muy rápido de las que nunca me lo han hecho.

He tenido pesadillas toda la noche, el día ha empezado con una noticia feísima, ha continuado con una revisión médica que me ha afectado mucho emocionalmente, y tras eso he tenido a mi lado a un hombre que me ama con locura, al que se le nota mas que de sobra lo muchísimo que le importo, y que me ha llevado a comer sushi.
Le he escrito a Germán simplemente para decirle que le quiero muchísimo, y sus respuestas me han hecho reír y sentir querida.

Quizá no he tenido lo que quería o necesitaba en ese momento, pero la gente que me rodea me da lo mejor de si misma, y me demuestran continuamente lo mucho que me quieren.

Mi terapeuta y Germán insisten muchísimo en que tengo que trabajar la seguridad en mi misma, la primera me ha dado pautas y "ejercicios" para hacerlo, para que no me afecte el deseo que despierto (o no) en otros, si no que me valga conmigo misma. 

Es curioso como funciona mi cerebro, cómo sé perfectamente lo mucho que atraigo a muchísima gente y cómo me fijo solo en las veces que no lo hago, y les acabo dando más importancia. 

Hay veces que me miro en el espejo y pienso "puf, es que estoy tremenda". Hoy ha sido uno de esos días. Me he vestido con todo el cuerpo roto tras la noche y la mañana que he pasado, he buscado algo que me hiciese sentir bien, y al mirarme en el espejo he pensado cómo es posible que dude de mi misma. Si sé el poder que tengo, la facilidad para ciertas cosas. La energía. 
Quienes se han perdido esa energía son ellos, los que me hicieron sentir demasiado y nada a la vez.
Me dedico a hacer sentir enormes a hombres que claramente no lo son. Espero lo mismo a cambio y no quiero darme cuenta de que no puedo obligar a los demás a que sientan las mismas cosas que siento yo. No pueden forzarse a si mismos a cosas que no salen.

Lo primero es aprender a quererme, a no necesitar la validación de mi pareja, a mirarme a mi misma de la misma forma que le miro a él, sea quien sea. 
Me lo dice mi hermana, Germán, la gente que me conoce y lo ha vivido continuamente, que cuando me enamoro idealizo a esa persona en todos los sentidos. Que no son tan increíbles ni física ni personalmente, que son los ojos con los que los miro.
Quizá tienen razón y tengo que aprender a equilibrar, a idealizarme a mi y ser realista con ellos. ¿Por qué mirar con adoración absoluta a quien ya no me mira así? 

Al final siempre repito el mismo patrón, personas que al principio me hacían sentir increíble y que después se les pasa y, mientras yo sigo fascinada, ellos dejan de mirarme igual.
Si les dejo vuelven a hacerlo, también lo he vivido. Su manera de echarme de menos cuando me voy y por tanto intentar recuperarme. Tratarme otra vez como si fuera el ser mas deseable e increíble mientras me intentan convencer de que vuelva. Desaparecer de nuevo si lo consiguen.

Me he prometido no volver nunca mas con un ex. No mas oportunidades, no mas "quizás ahora si". Si me voy me voy a ir para siempre. Sé que eso también va a hacer que tarde en irme, pero no voy a seguir repitiendo patrones.

Me gusta mi actual relación. Me siento querida y cuidada, se que me ama tanto como yo a él. Sé que se esfuerza cada día por hacerme feliz y darme todo lo que necesito. Sé que lo que no funciona no es culpa de ninguno de los dos, que estamos intentando buscar formas de coincidir y que las diferencias puedan sostenerse en el tiempo. 
No voy a rendirme fácil. 
Pero sí voy a trabajar mucho mas en mi misma. 

Realmente lo tengo todo para conseguir una vida maravillosa. Solo tengo que tener paciencia, quererme... y creérmelo

Cansada de este bucle del que no puedo salir
Heridas mal cerradas que se me vuelven abrir
Del constante repetir

Y si te digo la verdad, te estaban esperando a ti
No recuerdo verte marchar
Porque vives dentro de mí

¿Y cómo le hago jaque al rey si soy un mísero peon?
Acato normas de la ley
No ha sido mi propio guión

Solo sé pedir perdón
Huyendo siempre sin mirar atrás

Porque soy fuego que arde
Quemo lo que toco
No voy a quedarme
Esto me sabe a poco

Me asusta que me mires
Sin maquillaje, no
No he ganado la guerra
Pero tengo el coraje

Y sin saber cómo nadar
Estoy delante del timón
Con menos miedo a naufragar
Con hambre de revolución

No volveré a mirarte
Con maquillaje, no
No he ganado la guerra
Pero no llego tarde




jueves, 25 de septiembre de 2025

Todo va bien desde que te fuiste

¿Te has parado a pensar que igual hay algo que no sabes?
¿Sabes qué?
Que me ha costado un poco estar sin ti
Pero estoy bien
La verdad no espero que lo entiendas
Siempre voy con la maleta a cuestas
Y estoy todo el día oyendo la de Paradise
Aún queda el invierno pero me da igual

"Todo va bien desde que te fuiste"
A veces lo dudo, aún pienso muchas veces en todo lo que iba bien contigo y que ya no está. La seguridad del futuro, el confort. La responsabilidad compartida, la estabilidad económica. La facilidad para independizarnos, para ser una familia. Para que todo siguiese una estructura. 

Y entonces pienso en las cargas. En toda esa carga mental que siempre llevé yo, que aún sigo llevando. En la idealización de cuando no estamos juntos, frente a la realidad de cuando sí lo estamos. 
Lo que me demuestras sobre quién eres cuando la relación se rompe y nos vemos obligados a la formalidad exigida por la situación. 

¿Y ahora cómo hago pa' decirte que cada día que se va y yo paso sin ti se va haciendo ya menos triste?
Todo va bien desde que te fuiste
Hasta al vecino le caigo mejor
Se rompió tu foto, ay, qué despiste
Qué suerte no tenerte alrededor

Cuando no estás, cuando no apareces... estoy realmente tranquila, en paz. Con mis mil demonios, pero sabiendo que esos van a curarse en algún momento, que soy fuerte. Que lo tengo todo para ser feliz.
Aunque independizarme parezca imposible. 
Aunque ser madre de un adolescente sea excesivamente complicado y agotador.
Aunque a veces te siga echando de menos

A veces me olvido de que existes
Y a veces me olvido de quién soy
Todo lo que antes era triste
Ahora es de otro color
No me lo creo ni yo

Dos años. Es increíble que ya hayan pasado diecisiete. Que a veces esto sea la historia interminable.
Sigo sin poder procesar que hicieras lo que hiciste. Ni sus consecuencias (para mi, porque para ti... no hubo ninguna)

Pero he aprendido tanto en estos meses... 
He visto a quienes me rodean, a mi misma. Volví a demostrarme lo fuerte que soy, la capacidad para seguir adelante incluso cuando me veo absolutamente incapaz.

Han pasa'o ya dos años desde aquel día que te fuiste y ¿sabes que?
Que aún hay días en que pasas por mi mente
Ya lo sé
Yo sé que no hay nadie que me entienda
Si sigo con los recuerdos a cuestas

Lo estoy logrando. 
Sin ti.
Es más, lo estoy logrando,
Pese a ti.

Incluso cuando vienes a desestabilizarme y volverme loca, incluso cuando siento que sin ti no puedo, que te necesito.

Claro que puedo. 
Puedo sin ti, y es mejor sin ti.
Puedo porque no estoy sola.
Puedo porque tengo unas capacidades increíbles.
Me lo demuestro cada día, cuando salgo de la cama pese a la incapacidad que siento, pese a todo lo que me pesa el mundo y la vida.

Si supieras lo que he logrado esta semana...
Estoy orgullosa de misma.
Los que me rodean lo están.

Te sigo odiando. 
Pero me estoy queriendo mas a mi.

Qué suerte no tenerte alrededor.

¿Y ahora cómo hago pa' decirte que todo va bien desde que te fuiste?
Hasta al vecino le caigo mejor
Se rompió tu foto, ay, qué despiste
Qué suerte no tenerte alrededor

A veces me olvido de que existes
Y a veces me olvido de quien soy
Todo lo que antes era triste
Ahora es de otro color

¿Y ahora como hago pa' decirte que cada día que se va y yo paso sin ti se va haciendo ya menos triste?
Todo va bien desde que te fuiste


Qué suerte tener a quien me está esperando en la estación




 

.

jueves, 4 de septiembre de 2025

De algo que me invento

Es demasiado difícil entenderme. Demasiado.
A veces ni siquiera me entiendo yo, no puedo pretender que mi alrededor lo haga. Menos aún personas que no me conocen todavía a fondo.

Porque me autoconvenzo de que esta vez es la buena y que será diferente.

Tengo muchisimo miedo. Miedo a equivocarme, a no saber cómo actuar. A perderme, a hacerme daño o hacerlo a mi alrededor.
Muchísimo miedo a equivocarme.
Otra vez. De nuevo. Siempre.

Porque mejor no pienso que en el fondo no te quiero y que no te conozco como para echarte de menos, que a veces me enamoro de algo que me invento.

A veces siento que corro demasiado. Que no sé frenar. O que freno demasiado rápido.
Vuelvo a sentir ese "ser demasiado" "sentir demasiado" 

"No puedes tomártelo así"

Y mi pensamiento es "sí que puedo, sí que quiero, no tienes ni idea de mi pasado, de lo vivido, de por qué me duele lo que me duele, y no me apetece seguir explicándolo, no de nuevo, no otra vez" 

No quiero volver a escuchar un "no puedes sentir así". No me da la gana. Siento lo que siento, y tengo derecho a ello, a que me duelan cosas que a otros le parecen estúpidas, aunque solo yo llegue a saber por qué me duele. Aunque ni siquiera quiera explicar mis razones.
Me duele, y punto.

"Personalmente creo que te vendría genial estar soltera y alejada de los hombres y mujeres un tiempo"

Yo también lo pienso a veces. Aquellos cuatro años de paz, de no volverme loca, de mejorar yo misma, yo sola. De terminar bachillerato, de empezar la carrera, de sacar unas notas increíbles. 
Luego volví a él. Y empezó la rueda.

Tengo 34 años.
Y no tengo ni idea de qué hacer con absolutamente nada de mi vida. Pero nada. 
No sé cómo hablar con los que me rodean, como enfrentarme a mis propios pensamientos, cómo se sigue adelante. 

Me hubiese quedado a dormir contigo por primera vez. Te creí cuando me dijiste bajito que me empezabas a querer.

No vi las señales de humo al salir de tu casa.
Me fui de alli pensando que saldría bien.

Me gustabas tanto que bajé la guardia y apagué las alarmas que me suelo poner.

Mi última relación me ha dejado demasiado rota. La anterior también. Estoy harta de que me rompan, de romperme yo misma. 

Estoy harta de entender a los demás y que casi nadie me entienda a mi. De esforzarme, dejarme la piel... y que parezca que no lo hago.
Estoy harta de sobrevivir. De asumir errores continuamente, de machacarme e intentar no repetirlos. 
Harta de olvidar lo malo y revivir lo bueno.
De olvidarme por el camino.

Ya no tengo ganas de reparar nada. Lo que me gustaría es que no hubiese nada que reparar. 

"Creo que estas haciendo eso que hacéis las mujeres, de hacer el duelo mientras aún estáis en la relación"

Quizá sea verdad y ni siquiera me he dado cuenta. Que de pronto ya no tengo las mismas ganas, o las mismas fuerzas. Que vuelvo a sentirme un fracaso, un peso demasiado grande. 
Que he dejado de saber cómo expresarme y cómo actuar.

Me abruma el miedo. Tengo pánico a tomar decisiones de las que pueda arrepentirme. 
Se me ha olvidado respirar. 

Ya ni siquiera me siento segura en cosas en las que siempre lo he sentido. No sé quién o qué soy.

Ojalá algún tipo de magia que viniese y dijera "voy a repararlo todo y vas a ser feliz, a estar en paz"

No tengo ni la más remota idea de qué hacer.

Porque me volvió a pasar eso de confiar demasiado pronto en la gente.





martes, 26 de agosto de 2025

A gritos, desesperada

Me encantaría ser capaz de dejar de buscarte, de leerte, de saber de ti. 
Me encantaría ser capaz de dejar de pensar en ti continuamente, de odiarte como lo hago, de echarte de menos.
Me encantaría que desaparecieran las pesadillas y los sueños, la ansiedad, el dolor del pecho.
Me encantaría que la vida te devolviese lo que has hecho, y que a mi me diese un poco de la paz que me he ganado a pulso.

Quedan dos días para mi cumpleaños, y la desesperación cada vez es mayor. Todo lo que ha sido hasta ahora y que no va a estar. El sentirme especial, verme a través de tus ojos, tu atención, tus cuidados.
Me vienen de golpe los recuerdos de aquella de esa semana, de esa mañana, y siento que me desgarro por dentro. Como puede parecer que quieres tantísimo a alguien y aún asi hacerle lo que me hiciste.

No paro de llorar y no sé que excusas darle ya a José Manuel. Solo quiero rendirme, poder morirme tranquila y que se acabe el sufrimiento continuo. Dejar de echarte de menos. Que el odio gane, o mejor, la indiferencia.

Va a llegar, yo se que va a llegar. Ha llegado con Fran, cuando pensé que jamás llegaría, llegó con ella, algo impensable para mi. He sufrido pérdidas insoportables y hoy ya no las siento. Estoy segura de que contigo también pasará. Algún día. Algún día. 

Tu tan tranquilo y feliz, tan indiferente a todo. Yo con esta muerte en vida.
Claro que merezco algo mejor. Claro que merezco paz.

Y me merezco a personas como mi hermana, Germán o Danil. Me merezco una pareja como Maikel.
Me merezco cosas buenas.

La ilusión que teníamos cuando nos hicimos pareja de hecho me quema por dentro. La ilusión buscando piso. La cantidad de veces que hablamos de nuestra boda, todo lo que teníamos planeado.

Te odio. De verdad que te odio. 
Y me odio por seguir echándote de menos como lo hago. No me merezco esto.



miércoles, 6 de agosto de 2025

Crecer es seguir, aunque no sepas nada

Aprender a enfadarme. 
Me cuesta muchísimo enfadarme, aunque parezca que no. Pero me cuesta. Pasan cosas y yo siempre me pongo en el lugar de esa persona, entiendo el por qué ha pasado, y tiendo a, inconscientemente, justificarlo. Y entonces me pongo triste. 

Pero no es tristeza. Es enfado. Es estar harta.
Harta de mis elecciones, de quedarme siempre pase lo que pase. Harta de sentirme estafada. Harta de hacer como que no pasa nada y continuar, y aguantar, y adaptarme. De fijarme solo en lo bueno.

Estoy enfadada porque él no va a estar en mi cumpleaños. Estoy enfadada con mis amigos. Estoy enfadada con mi ex. Estoy enfadada con mis padres. Creo que ahora mismo estoy enfadada con casi todo el mundo, que solo se salvan dos o tres personas. Pero estoy enfadada.

¿Cómo se gestiona el enfado?
Maria siempre me dice que las emociones nos hablan para protegernos, que lo que sentimos nos está diciendo lo que necesitamos.
Pero os digo una cosa, si hago caso a mi enfado, mandaría a la mierda al 80% de la gente que me rodea. De forma radical.
¿Me he sentido engañada, traicionada o decepcionada por ti?¿Me haces estar triste o ponerme mal? Pues a tomar por saco.

Quizá es que esa es la solución. Pero da mucho vértigo. 
Sola no voy a estar, eso lo sé. Pero tendría que renunciar a personas que son muy importantes para mi.

En serio, estoy enfadada.
Quiero irme a Sevilla, descargarme allí, gritar fuerte, cagarme en todo, romperlo todo.
Estoy HARTA de despertarme inundada de amor, queriéndolo todo... y al final sentir que me pierdo. Que solo me toleran. Que tengo que adaptarme.
Estoy HARTA de echarle de menos, de pensar en todo lo que si, y recordar todo lo que no. De que mi cerebro olvide lo malo.

Pero os seré sincera. De lo que de verdad estoy harta es de mi misma.
Muchísimo.
Estoy harta de mi forma de ser, de intentar quererme y que el mundo me demuestre que la equivocada soy yo. Estoy harta de aguantar. Estoy enfadada conmigo misma. 

Y quiero desaparecer.


Me miro al espejo
Y quiero ser honesta
Entre más preguntas
Tengo menos respuestas
Estoy dándome cuenta
Que perdí la inocencia
Y me cuesta
Amé a mis amigos
Se fueron la mitad

Y, y no estoy segura
Si a todos les pasa
Tener tanto miedo
A perder los que amas

Tengo miedo de perderme
Y volverme otra persona
Y dejar de emocionarme
Por todas las pequeñas cosas
Quiero ser feliz
Y que mi familia
Se sienta orgullosa
Y descubrir el amor en las caras
De muchas más personas

Y no estoy segura
Si a alguien más le pasa
Tener mil preguntas
Y no contestarlas

Y ya lo entiendo
La vida pasa
Crecer es darse cuenta
Que no sabes nada
Pero crecer es seguir
Aunque no sepas nada




jueves, 31 de julio de 2025

Ojalá sentirme mia

Me dicen que no he contado lo suficiente. Que no me he expresado, que no he dado detalles. Me dicen que no saben como me siento, que no saben lo que he vivido o como. Que tengo que pararme a hablar y explicar.
Me siguen haciendo preguntas que duelen. Siguen comparando situaciones que no se pueden comparar.

Sigo sintiéndome rota, aturdida, confusa. De verdad que no le deseo a nadie sentirse como me llevo sintiendo yo desde marzo. A nadie. Pero menos aun le deseo que se sienta así y que encima... se vea sola. Que las personas que llevan años a su lado no la arropen como ella lo haría. Porque es como morir dos veces.

A veces tengo la sensación de que nunca seguiré adelante. Que este daño se va a quedar aquí dentro para siempre. 
Echarle de menos como lo hago es vivir un infierno. Recordar porqué ya no está conmigo es sentir cómo me arrancan la piel a tiras, el alma, el corazón. Iba a ser toda una vida y decidió romperlo todo.

Porque sí. Lo decidió. Y aunque los primeros meses me echase la culpa a mi misma, hoy puedo decir que no la tuve. Aunque quien le quiere defienda que no fue consciente, yo sé lo que viví, cómo fue. Nos conocemos mejor que nadie. Hay cosas que no se pueden discutir. 

Aquel sábado terminó de destrozarme. Jamás me había sentido tan sola, tan triste, enfadada y decepcionada a la vez. Me he prometido que jamás volveré a anteponer a nadie como lo hice aquel día. Ojalá sea capaz de cumplirlo.

Llevo llorando desde que empecé a escribir esta entrada, y no sé cómo sacar todo lo que tengo acumulado. No sé cómo comenzar la tarea que me ha mandado mi terapeuta sin morir en el intento.

No estoy loca, yo sé que no estoy loca. Sé que no estoy exagerando, que no estoy pidiendo tanto. Sé que me merezco que me cuiden, sé que me merezco lo mismo que yo habría dado. 
Intento hacer como que no pasa nada. Seguir adelante, tan normal. Sigo intentando proponer planes (aunque jamás salgan y el silencio sea la respuesta), sigo intentando ir cuando los proponen. Estoy intentando dejarlo estar, que continuemos como si nada hubiera pasado.
Pero a veces mi interior grita. Y siente que no es justo. Que no puede ser que todo vaya a seguir igual, que no puedo aceptar eso. Pero, no me queda otra, ¿no?

Danil, Germán, Maikel, Paula, Yeimi, Salo. Nunca pensé que fuesen ellos los que acabarían sosteniéndome ante algo así. Son la prueba de que no importa la cantidad, si no la calidad. Que dos años o cuatro meses pueden significar tres vidas. 

En la sesión de hoy mi terapeuta me ha dicho "Me gusta Danil. Te mereces tener un amigo como tu, te mereces ese tipo de amistad". 
Danil me está manteniendo viva.

Porque si pienso en la situación, en cómo está siendo todo desde marzo, en como me siento... mi primer pensamiento sigue siendo desaparecer. Creo que sería lo fácil, ¿sabéis? Ya no solo para mi, si no para quienes me rodean y ahora tienen que vivir lo incómodo de la situación, porque para ellos la situación tampoco es fácil. Pero la que sigue con el cuerpo y el alma rota soy yo. Y a veces no puedo mas. Simplemente no puedo. Y me siento sola, porque quien quiero que esté conmigo no lo está. Porque él se ha ido para siempre. 
Ya no puedo más.

Le echo demasiado de menos. Demasiado. Echo de menos la vida que teníamos. Y, sin embargo, sé que lo idealizo, que no era feliz, que nunca llegué a serlo de forma plena, que se acabó por algo. 

¿A quién acudo ahora? A las tres de la mañana, con ideas insoportables en la cabeza, al borde del colapso. 
No puedo mas.


Los días en los que el reflejo del espejo me dolía
En los que contigo como arma me protegía
En los que creía que el amor me salvaría
Como ves, no siempre he sido mía

miércoles, 16 de julio de 2025

Me quedo conmigo

Vivo, instante al momento seguido
Intentando caminar, perdido
Existo, segundo a segundo yo existo
Intento salir de mí, conmigo
Recogiendo todos los pedazos que llevo escondidos.



Tengo muy claro lo que quiero, a lo que aspiro, lo que necesito. No tengo dudas, no tengo que pensarlo demasiado.


Quiero ser independiente, quiero vivir tranquila, en paz, sabiendo que no necesito a nadie mas para conseguir esa paz y, sobre todo, que nadie puede venir a destruirla.
Quiero conseguir mi propio piso, pagado por mi, sin necesitar a alguien que me ayude a hacerlo. Quiero sentir que tengo un espacio seguro que me pertenece, sin miedos, sin vivir en alerta. Solo eso, en paz.
No quiero lujos, no aspiro a que el dinero me salga por las orejas, no necesito un super coche, ni un piso gigante. No me hace falta tenerlo todo de última generación.


Muchas veces me cruzo en redes sociales con el cartel de "una persona criada en el amor y otra criada en la supervivencia nunca verán el mundo igual" y creo que tiene tanta razón que me abruma. Llevo toda mi vida viendo a la gente a mi alrededor, sus vidas, sus familias, sus historias. Soy trabajadora social y me dedico a entender cómo el contexto y la historia de vida influyen en todo lo que serás.
Nunca voy a ser igual que la mayoría de mis amigos, y ellos nunca verán el mundo de la misma forma que lo veo yo.
Quizá por eso siempre encajo mas y me entiendo mas con personas que han tenido una vida de mas supervivencia que amor. Porque ellas si lo entienden. Ellas saben lo importante que es la paz, la estabilidad. Sin nada mas.


Quiero estar lejos y a solas, ganarle más tiempo a mis horas
Dejar de sentirme culpable por ser vulnerable a todos mis excesos
Estas son mis cicatrices, caigo por mi propio peso
Todas mis expectativas las doy por perdidas y no salgo ileso.



Despertar un día más sigue siendo un logro. Levantarme de la cama, enfrentar el día, relacionarme, cumplir responsabilidades, pensar y sobrevivir a ello.
No todo el mundo comprende hasta que punto es eso una batalla ganada. Lo mucho que me ha costado estar donde estoy, sobrevivir.
Lo increíblemente complicado que es luchar contra mis pensamientos y aprendizajes.


Me dan mucha envidia esas personas, las que se han criado en el amor. Cuando lo hablo con mi hermana me dice que muchas de esas personas, pese a criarse en el amor, no tienen, por ejemplo, la relación que tenemos nosotras. Y es cierto, quizá crecer en el amor te hace normalizarlo, y no ves tan genuino que alguien te ame de verdad, te proteja, te cuide y se quede a tu lado. Para mí es mas normal el maltrato, que la gente que "te quiere" te haga daño, y que tu perdones y sigas a su lado. Que aguantes. Que empatices.


Mi relación con él se ha basado en eso durante media vida. Empatizar, perdonar, seguir adelante. Pensar que todo irá a mejor.


Y me miro a mi misma, y pienso en lo que quiero, en lo que merezco.
¿Qué merezco?


Me despierto siempre hiperactivo
Antes de que entre el bajón de sentir cómo cruje ese ruido
Que hacía un extraño eco en mi habitación
¿Qué va a pasarme hoy?
No sé qué puedo esperar
Me da miedo que se agote el tiempo
Que se me olvide lo que siento
Que lo haga todo con el mismo amor, pero distinto sentimiento



Soy consciente de mis limitaciones. También de mis fortalezas.
Sé que idealizo las cosas buenas, que endioso a cualquier persona que me cuide un mínimo, que lo que debería ser normal me parece increíble.
Sé que quiero demasiado y a veces a quien no lo merece.
Sé que todo lo que tengo lo he luchado y ganado yo.
Sé que he tenido mucha ayuda, que me he rodeado de personas maravillosas.


También sé que sigo sin saber cómo seguir. Que todo me da miedo. Que sigo pensando que desaparecer sería lo mas sencillo y lo que mas paz me daría.


Recogiendo todos los pedazos
Los pedazos que estaban perdidos
Que me estaban rompiendo en pedazos todo lo vivido.



Pero sigo. Continúo el camino. Y solo veo mi objetivo, ese piso, esa paz. No quiero cosas grandes, no necesito aspiraciones enormes. Solo quiero paz.
Y quien quiera acompañarme tiene que ayudar a darme esa paz. No desestabilizarme, no darme aún mas preocupaciones, agobios o malos recuerdos. Por eso tengo que dejar ir, superar, aprender a vivir sin esas personas que, pese a su importancia, dejan mas mal que bien. Que me roban la paz.


Sé lo repetitiva que soy. Sé que suena muy simple y pequeño, pero que grande será el día que salga de esta casa sabiendo que no voy a volver, que ya no volveré a estar atrapada, que soy libre. Que tengo mi propio sitio.


Nadie criado en el amor podrá entender al cien por cien la importancia de la paz para alguien criado en la supervivencia.
Pero las personas que hemos sobrevivido, las que llegamos a adultas e intentamos no hacer daño a nadie por el camino, las que hemos aguantado y seguido adelante... nosotras vemos el mundo distinto.
Nos hemos roto cien veces, y seguimos pegando los pedazos, recomponiendo lo que otras personas destrozaron.


Yo no le tengo miedo a estar sola.
A lo que le tengo miedo es a seguir dependiendo de alguien que me hace daño de forma continua.
Le tengo miedo a rendirme y que todo acabe.


Tengo miedo de dejar algún día de ser yo misma para adaptarme a un mundo que no quiere entender que la intensidad es necesaria. Que la gente de tu alrededor tiene que saber cuanto te importa. Que hay que disfrutarlo todo como si fuera la última o la primera vez. Que querer con tantísima fuerza no es una debilidad, que mostrarlo, tanto en palabras como en actos, hace falta. Que la felicidad aumenta cuando el amor se respira es cada partícula de aire, cuando se siente en cada poro de la piel.


Para quienes no hemos conocido el amor de la forma adecuada al crecer, cualquier muestra de amor actual nos hace aún mas grandes. Mas felices. Nos cura.


La gente que me ama está curando, sin saberlo, a la niña que siempre estuvo sola, la que no quería estar viva, la que se sentia una molestia y un error. Están curando a la adolescente que ya estaba rota y no sabía como unir los trozos.
Están alzando a la adulta que lucha por sus sueños, por su paz.


Yo también me curo a mi misma cada día que me levanto de la cama y decido elegir lo que me hace bien. Cuando elijo seguir intentándolo.
Cuando me miro al espejo y me recuerdo que merezco la pena, que me gusta mi forma de ser, que merezco cosas buenas.


Que algún día, cada vez más cercano, voy a encontrar la paz.


Y por eso, aunque sepa que soy mi peor enemigo
Hoy yo me quedo conmigo
Yo me quedo conmigo
Me quedo conmigo



lunes, 30 de junio de 2025

El tiempo me ha dicho

Me encantaría escribir.
Me encantaría decir como me siento, lo que pienso, lo que se me pasa por la cabeza.
Pero hay cosas que no se pueden publicar.
Que a la vez no sé con quién hablar o cómo.
No tengo mi diario a mano para volcarlo ahí, y no me gusta escribir desde el móvil algo que no publicaría. 

Ojalá pudiera. Ojala vaciar mi cabeza del caos, de la cantidad de pensamientos con los que lleva todo el día. Del querer y no poder.

Me pesa mucho mi forma de ser y de sentir. No quiero cambiarlo, pero me pesa. Tengo que aprender a quererme y valorarme de la forma en que quiero y valoro a los demás. De mirarme con la misma admiración con la que miro a muchas de las personas que me rodean. Tengo que recordar cuanto valgo y merezco, dejar de idealizar a los demás e idealizarme un poco a mi. Decir lo que quiero o necesito sin sentirme culpable, dejar de anteponer siempre a otras personas, anteponerme a veces a mi. Centrarme en mi.

Me sé la teoría, sé que soy buena persona, inteligente, capaz de mil cosas, sé que soy sincera, fuerte, valiente, divertida, atenta, cariñosa. Sé que sé sacarme partido, aunque no sea la mas guapa del mundo ni tenga un cuerpo de modelo. Sé que atraigo, sé que es difícil soltarme, sé que nunca he tenido problemas para ligar, para el sexo casual, para enamorarme o que se enamoren de mi. Sé que tengo una capacidad de resiliencia enorme y que jamás me conformo si lo que tengo no me hace feliz, que intento mejorar siempre que puedo. Sé que tengo mis metas y objetivos muy claros, conozco mis prioridades, sé a lo que aspiro y por qué. Sé que merece la pena estar a mi lado. Sé que la gente que me quiere lo hace de verdad.

Pero no lo pongo en práctica. No me comporto acorde a lo que soy. Me sigo comportando como la niña a la que pegaban e insultaban en el colegio y que solo quería ser invisible, la que no hablaba para no molestar, a la que en casa llamaban egoísta una y otra y otra vez y se moría por demostrar que ella no era egoísta. A la que llamaron fea toda su vida, tanto fuera como dentro de casa. Sigo comportándome como la niña a la que llamaban inútil todos los dias, la que nunca hacía las cosas suficientemente bien aunque se hubiera deslomado intentándolo. Esa que si llegaba a casa con menos de un nueve en alguna asignatura era castigada con la decepción. A la que han negado el cariño constantemente, con la que han aplicado demasiadas veces la ley del hielo. 

Crecí siendo eso, la tonta, la inútil, la fea, la egoísta, la mala, la que no sabia hacer las cosas. La que no merecía la pena.

Destruir eso es muy complicado.

Ojalá poder gritar lo que siento, escribir lo que mi cabeza ebulle. Y, sinceramente, ojalá tenerme a mi misma como amiga o novia, ojalá saber qué decirme a mi misma sin la culpabilidad y el síndrome de impostor aplastándome. Ojala ser capaz de hablarme y solucionar estados de animo igual que lo hago con la gente que me rodea.

Que ganas de verme dentro de unos años. Con mi piso, decorado a mi gusto, limpio, ordenado, con mis animales, mi hijo teniendo su propio espacio y trayendo a quien quiera cuando quiera. Comprando la comida que quiera, sin miedo a entrar en la cocina o hacer algo alli, saber que por fin tengo un lugar seguro al que volver, en el que estar. 
Siendo libre.