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jueves, 10 de abril de 2025

Vértigo

Es 10 de abril. Hoy se cumplen tres meses. 
Tres meses del cierre definitivo, del dolor desgarrador en el pecho, del punto y final para empezar una nueva vida.

Tres meses.

A ratos me parece que fue ayer, y otros ratos siento que fue en otra vida. No reconozco a la Irene de 2024, esa que pasó casi dos meses sin dormir con su hijo y el mismo tiempo sin ver a sus amigos. Esa que lo dejó todo. Esa que tenía ataques de ansiedad derivados del miedo.

Los primeros dos meses fueron el infierno en vida. Todo oscuridad, desesperación, angustia. 
Pero sobreviví. Volví a terapia. Tuve apoyo. 
Dani como pilar principal, mi familia conmigo, mis amigos hablando a diario, viéndonos todas las semanas, no sentirme nunca sola. En serio, nunca. Ni uno solo de los días que han pasado desde aquel 10 de enero he vuelto a sentirme sola. Ni siquiera en los momentos en los que la única opción que veía era desaparecer.

Y entonces la luz. Empezar a sentirme mejor, buscar formas de sanar, de sonreír. Seguir las indicaciones de mi terapeuta. Organizar planes, buscar gente nueva.
Aparecieron ellos, Amaro y Maikel, para, junto al resto de mis amigos, convertir este último mes en uno de los mejores que he tenido en muchos años.

Salir, bailar, reírme (en serio, cuantísimo me he reído y me sigo riendo cada día), disfrutar, dejar de pensar, valorarme, sentirme valorada. Sentirme deseada de esa manera tan vasta, tan necesaria. Conectar.  Hacer cosas distintas. Tener aún más razones para seguir adelante.

Llegar a la sesión de terapia el lunes pasado y poder decirle que estoy en paz, tranquila, que puedo centrarme en cumplir metas porque no estoy luchando por sobrevivir, porque no me cuesta levantarme por las mañanas. Porque la tormenta ha pasado.

Vendrán otras tormentas. Lo sé. Quizá la felicidad de hoy se convertirá en infierno mañana. Sé que la paz no dura para siempre, que vendrá el bajón tras el subidón, que en algún momento la vida será mas gris. Pero he avanzado de una forma que hace tres meses pensé que sería imposible, porque de verdad que de esta pensé que me moría. 

Y he sobrevivido. Estoy aquí, firme, fuerte, capaz. Tengo objetivos, ganas. Tengo fe y amor propio. 
Tengo los mejores amigos del mundo, la mejor familia, la mejor terapeuta.
Me tengo a mi.

Lo he conseguido.


Y cuando creí que tocaba fondo
Me agarré a la vida, ya no me escondo
Y aunque la tristeza nos deje huella
Pisa por encima y camina sin parar
Hasta que amanezca

¿Dónde se ha metido mi cordura?
Que no la puedo ver
¿Dónde se perdió esa criatura sin nada que perder?
Sin nada que perder


martes, 8 de abril de 2025

Ya no tengo miedo

Recuerdo perfectamente el día que lo dejamos. Lo recuerdo porque creo que jamás podré olvidar ese día.

Fue el 16 de septiembre, un lunes. 

Ese día, mi hijo comenzaba el instituto. Su primer día de clase en un centro nuevo, una etapa nueva, un mundo nuevo, primero de la ESO.

Ese día, también fue mi primer día de trabajo en un sitio nuevo. Un lugar en el que nunca había estado, con nuevas funciones, nuevos compañeros y por primera vez a jornada completa.

Por primera vez en la vida no podría llevar a mi hijo al cole en su primer día de clase, por primera vez en la vida no iría yo a recogerlo y estar ahí para que me contase todas esas nuevas experiencias e impresiones.

Estaba acojonada.

La semana anterior la había tenido de vacaciones (las que me quedaban de haber dejado el anterior trabajo), y, por supuesto, la pasé entera en su casa. Fue una semana de pura ansiedad porque seguía dándole vueltas a si me habría equivocado al dejar mi trabajo actual por algo totalmente distinto, por el miedo al comienzo del instituto de José Manuel, por el cambio de vida casi radical que comenzaría a partir de ese lunes... Él no entendía tanto miedo o ansiedad, para él todo era fácil, y los primeros días reconozco que sí intentó cuidarme, pero creo que se acabó cansando. Al final, el domingo por la tarde tuvimos una pelea, casi ni recuerdo por qué (podría pararme a pensar y sé que lo recordaría, pero casi prefiero que no), y parece que el mundo explotó. Sé que ni siquiera fue algo de verdad importante, y también sé que, una vez más, no me sentí escuchada, cuidada o comprendida. 

No hacía más que pensar que yo no me merecía eso, que ya tenía demasiado encima pensando en el día que se me presentaba al día siguiente y que no podía ser que la persona a la que quería y con la que compartía mi vida me aumentase esa carga en vez de hacerla mas liviana. Nos fuimos a dormir enfadados, y, obviamente, no dormí absolutamente nada.

Ese primer día de trabajo fue un infierno, no hacía mas que pensar en mi hijo y cómo estaría pasando el día, en él y en la pelea, en qué hacer a partir de ahora... no escuché casi nada de las explicaciones que me daban y muy pocas veces pude concentrarme en lo que debía. Decidí que al salir iría a su casa a hablar con él y arreglar las cosas, porque sabía que no podría seguir así.

Fui, tuvimos una conversación de casi dos horas, y pareció que todo se arreglaba e iría bien. Él salió a sacar al perro, y entonces... entonces repasé esa conversación agotadora que acabábamos de tener, y pensé en cuantísimas veces habíamos tenido esa misma conversación y luego no había servido de nada, recordé todas las promesas que nunca se cumplían, los acuerdos que no llegaban, pensé en el día y la noche que había pasado... y acudí a mis amigas. Les dije que estaba pensando en recoger mis cosas y terminar, que estaba cansada, que no me merecía lo que había pasado. Respondieron de inmediato y me dijeron que lo hiciese, que yo era fuerte y capaz. Recogí mis cosas. Llamé a mi hermana y a Dani para que vinieran a buscarme. Él llegó de sacar al perro y lo vio todo encima de la mesa, entró en cólera. Pensó que ya lo tenía todo planeado, que le había hecho perder el tiempo, no me quiso creer cuando le dije que había sido una decisión tomada tras analizar nuestra conversación vacía.

Me fui completamente rota y destruida, con mis amigas dándome la enhorabuena, con mi hermana y Dani abrazándome, con el cariño de mi hijo al llegar a casa.


Esa semana (y los meses que siguieron, en realidad) fue un absoluto infierno. La ansiedad me devoraba, tuve la formación en la nueva empresa y no me enteré de nada, no hacía más que pensar que la había cagado, la cabeza me daba vueltas, quería morirme con tal de no sentir todo lo que sentía... y mis amigos me felicitaban. Aún recuerdo la pura felicidad real de Danil, como casi que le oí saltar de alegría al otro lado del teléfono cuando se lo dije. Todos diciéndome que por fin había salido de ahí, que era más fuerte de lo que pensaba, que había sido muy valiente, que ahora por fin podría ser feliz.


Siempre hay muchos malos en una misma historia. Depende de quién la cuente, de los detalles y versiones que se den, de cómo lo han percibido quienes lo han vivido.

En mi versión, lo único que tengo claro es que, objetivamente, vivo más tranquila desde que él ya no está en mi vida. Una vez superado el síndrome de abstinencia, la ansiedad ha desaparecido, he podido dejar los antidepresivos, ya no vivo con miedo de no saber qué mina será la que se pise hoy. Ya no hay nadie que me haga sentirme pequeña, mal conmigo misma, una molestia. 

Ya no tengo miedo. 

Miedo.

Jamás pensé que llegaría a estar tanto tiempo en una relación donde el sentimiento que mas veces me inundaba era ese.

Pero salí. Y ahora soy libre. Y vivo tranquila, en paz. Sanando las heridas, yendo a terapia, mejorándome a mi misma y a mi vida.

Quizá el capítulo aún no está tan cerrado como me gustaría, pero ya casi nunca pienso en él, no le echo en absoluto de menos, no me apetece verle ni hablar, ni tenerlo cerca en general. Es real que estoy mucho más feliz, y una parte de mi siente como que este año ha sido una nube extraña en la que ni siquiera he sido yo misma y mi vida no la controlaba yo. 

Ahora estoy bien. Recuperándome, pero bien. Bien rodeada, bien querida, bien cuidada. Me gusto, me quiero, sé quién soy. 

Ya no tengo miedo.





Hay un malo en cada serie
Cada uno aquí lo entiende a su manera
Siempre habrá quien odie todo lo que seas

La vida de los demás sе ha vuelto una novela
No sabemos la vеrdad, y nos da igual
Se hace fácil disparar cuando hay trinchera
Pero luego eres víctima y condenas

Y hay tanto que no digo
Tanto que me digo
Tanto que al final voy a explotar

Si no van a parar, a mí me da igual
El tiempo pondrá todo en su lugar
No voy a aparentar ni una cara más
Me doy la vuelta, y espalda para quien no se merezca
Ni una palabra, ni una sola letra
Estoy cansada de fingir en fiestas
Todos lo mismo, sois los mismos
Y os voy a dar un Oscar por las pelis que os montáis




lunes, 31 de marzo de 2025

De lo que sí, de lo que no

Iba a irme a dormir, pero he sido consciente de que necesitaba escribir, que necesito soltar.

Hoy he pensado mucho en Fran, quizá demasiado. Quizá porque he hablado, pensado y tratado hoy mucho el tema del interés y las relaciones recíprocas. Quizá porque era el derbi y, aunque intento no saber nada del fútbol, no he podido evitar pensar que es el primero que ya no he estado obligada a ver. 

He pensado en mi misma diciéndole continuamente lo mucho que me gustaba, buscando cosas que le hicieran feliz, que le quitasen carga, esforzándome al máximo para mejorar su vida.

No quiero sentirme nunca más así, nunca, ni de forma remotamente parecida. No quiero volver a decirle a alguien lo mucho que me gusta, que me atrae o lo mucho que le quiero, y que no me respondan de la misma manera. Es más, ojalá fuera yo la que tuviese que responder, y no la primera en hablar.

He pensado también en la cantidad de veces que sentí que no me quería a mi por mi misma, si no porque encajaba en su plan y sus ideas. Pero que cualquiera que encajase le habría valido.
Tampoco quiero volverme a sentir así. No quiero ser la que cumple necesidades y tapa agujeros que podría arreglar cualquier otra que sirviese para subir el ego y cumplir expectativas.

No quiero una relación porque no creo que haya nadie que vaya a seguir mi ritmo emocional, sexual, sentimental o romántico. Y no es una queja en plan "voy a estar siempre sola", es un "prefiero estar sola que conformarme con menos de lo que quiero y merezco"

Me da igual que esto suene creído, pues hablo desde la sinceridad de lo que pienso y he vivido, y, la realidad es que soy una novia increíble. Me ha costado aprender a serlo, que conste, he tenido que reconocer muchas cosas de mi misma que no son buenas, mirar desde otra perspectiva y aplicar todo lo nuevo en diferentes contextos. Y eso ha sido agotador estos años.

No puedo controlar al 100% lo que siento, pero sí el cómo actúo. Y mi actuación a partir de ahora será muy diferente, por la sencilla razón de que en mi cabeza esta activo el piloto que me protege de lo que me hace daño. 

Tengo la sensación de que me he dejado demasiadas cosas por soltar, pero se me cierran los ojos y me levanto dentro de pocas horas, así que voy a terminar aquí, pero no descarto volver mañana y continuar abriendo esta dichosa locura que es mi cabeza.

Pero que sábado tan precioso pasé, que viernes tan increíble. Que domingo más raro.

Sigo luchando.

martes, 25 de marzo de 2025

Lo que no quiero, lo que soy

Tengo ganas de escribir. Quiero hablar sobre él, sobre cómo me siento últimamente, sobre el día a día. 

Conforme avanza el tiempo más cosas veo que antes no fui capaz de ver. Me pasa siempre que conozco a alguien que me gusta y empeora cuando el gustar pasa a querer. Quiero estar siempre con esa persona, sea como sea, mis ganas se me desbordan. 
Así que recuerdo mis primeras semanas con él, él buscando huecos, ofreciéndose a venir a mi barrio, yo cambiando turnos, buscando excusas para verle aunque fuesen cinco minutos. Pienso en el después, cuando se fue formalizando. Se empezó a dar por hecho que iría a su casa todos los martes y jueves, estuviera él trabajando o no. Empecé a organizar mi vida en torno a él. Dejé de hacer planes hasta saber sus horarios, para solo quedar con otras personas cuando él trabajase. Lo fui dejando todo para que él fuera prioridad absoluta. Cuando no lo hacía venían los reproches, las malas caras, los silencios... esos silencios infinitos, ardientes, horribles, sangrantes.

Pero él no lo hizo. Y cuando me quejaba de ello me llamaba controladora, me decía cosas muy feas y me hacía sentir culpable y loca. Me lo creí. Creí que estaba exigiendo demasiado. 

Cuando pienso en lo que quiero solo me sale pensar que quiero todo lo contrario a lo que él fue, a lo que él me dio, y a veces me pregunto si eso existe.

Quizá esto suene feo, pero, si os soy sincera... me gusto como novia. Me gusta como me entrego, como hago lo posible por hacer feliz a la otra persona, mi forma de cuidar, de amar. 
Me ha costado muchos años, me ha costado muchos errores y me ha costado el hacerle daño a personas maravillosas por el camino. Y no soy perfecta, con alguien nuevo cometeré nuevos errores, tendré otros mil fallos y me tocará aprender una vez más.

Pero eso es lo que quiero. Quiero a alguien que me trate y cuide de la misma forma en que lo hago yo, que este pendiente de mi, que me escuche cuando hablo y le interese lo que digo, que suba fotos conmigo a menudo, que escriba sobre mi, que me dedique canciones, que me envíe las cosas que le recuerden a mi, que sea romántico, que me regale flores. Que se comunique, que me diga de forma clara las cosas que no le gustan, que hablemos sobre lo que nos preocupa, que podamos llegar a acuerdos. Que me desee y no se quede conforme hasta que ambos estemos 100% satisfechos, que me suba el ego, la autoestima y las ganas. 
Que me quiera. Que me quiera con las mismas ganas y entrega con las que quiero yo. Porque cuando quiero a alguien... lo doy todo.

Hoy alguien me ha dicho, medio en coña "Dame lo mejor que puedas dar" y me ha hecho pensar en qué es lo mejor que puedo dar. No en este caso, porque no es la situación, pero me ha hecho reflexionar sobre lo que doy cuando estoy enamorada, cuando quiero pasar mi vida con la persona que tengo al lado, y la respuesta en mi cabeza ha sido... "a mi misma"
Y es que esa es mi verdad, que cuando amo, me entrego al completo, lo doy todo, hasta lo que no tengo. 

A él le entregué demasiado, entregué mi vida, mi dinero, mi autoestima y absolutamente todo mi tiempo. Pero no recibí nada de vuelta. Ni el más mínimo agradecimiento o valor. Nada. Sólo los castigos cuando alguna vez daba menos de lo que se esperaba de mi.

No quiero eso nunca más, y no pienso volver a aceptar menos de lo que yo doy. Prefiero pasar el resto de mi vida soltera que volver a tener una pareja que no sea capaz de entregarse en todos los sentidos como lo hago yo. Y creo que eso es importante, que no me merezco menos.
Porque aunque me haya costado muchísimos años y muchísimo daño, sé lo que valgo. Y valgo mucho.

Estoy sintiendo mucha paz estas semanas. No es euforia, no es felicidad extrema. Es paz. Es sentir que poco a poco estoy haciendo lo que quiero, lo que me hace bien. Y si, aún hay veces que me vuelvo loca, que la cabeza me da mil vueltas y que no sé qué quiero en mi vida o qué hacer con ella, pero creo que cada vez son menos, y, aunque no lo fueran... todavía estoy caminando.

Voy a continuar. Voy a cuidarme yo, a seguir recomponiendo los pedazos, a priorizarme.

Y a cuidar mucho mi paz, porque sé que es frágil y que se merece hacerse fuerte 💜

miércoles, 19 de marzo de 2025

Escalofrios

No me parece bien.

No me parece bien esta explosión repentina a nivel cerebral y emocional.

No me parecen bien los pensamientos absolutamente mezclados, liados, dando vueltas y haciéndome arder el cerebro hasta congelarlo.

Odio plantearme tanto las cosas, dar tantas vueltas. Pero joder, me conozco. Hay cosas que sé. Y luego hay otras sobre las que no tengo ni la mas remota idea. Como leches se maneja eso. Como manejas un batiburrillo tan enorme, por dios. Voy a volverme loca.

Tengo escalofríos, escalofríos de verdad. Del cuerpo cortándose, la vida aplastando. El cerebro en guerra.

Estoy recordando a Laon. Yo siempre me enamoro, ¿verdad? en realidad no soy capaz de controlarlo. Me enamoro de la mínima muestra de cariño, de lo mas leve. Soy un cachorro abandonado que ama al 100% a la primera persona que le muestre cuidados porque lleva toda una vida de palos y maltrato.

Que asco me da mi vida, y no digo la actual, digo la vivida. Hablo de la infancia de mierda, de la adolescencia caótica, de la adultez inmersa en la oscuridad. 

Y si, me encanta amar como lo hago, pero odio hacerlo tan rápido, tan fácilmente, odio estar tan herida que llego a sentirme curada con cualquier cosa. Ese es el camino que me lleva a personas como Fran, que van a coger todo ese amor y a retorcerlo para hacerlo suyo y ponerlo en mi contra. 

Quizá debería montarme una estrategia, como hacía Laon, protegerme de sentir, buscar la forma de no entregarme. Sigo con escalofríos por todo el cuerpo, con los pelos de punta. Con ganas de llorar, odiándolo todo.

Que envidia la gente que es capaz de protegerse, de no sentir, de disfrutar sin dar mas vueltas ni pensar mas. ¿Eso es lo que significa quererse a uno mismo? ¿Ser capaz de no enamorarse fácilmente?

Por ahora mi única estrategia es seguir sobreviviendo, es hacer lo que pueda, disfrutando lo que la vida me deje, respirando a menudo. Voy a dejar que pase este viernes, el fin de semana, y ya veremos después. No voy a volver a priorizar lo que no debo. 

Tengo que ponerme límites a mi misma.


Inmortales

Y me hace inmortal

"Nadie nos joderá esta noche, nadie vuelve a romperme el corazón"

Ay, amiga, ojalá fuera real. Ojalá no volvieran a romperme el corazón. Pero lo harán mil veces más. De una forma u otra, y lo harán porque al final sentir es arriesgarse al daño que puede provocar, y yo soy de las que sienten muchísimo. 

Y me encanta.

Lo digo en serio, me encanta mi forma de ser, de amar, de querer, de cuidar. Y, aunque durante el último año lo he olvidado, ya aprendí hace mucho a quererme a mi misma también, a valorarme y poner donde se merece mi forma de hacer las cosas, dejando atrás a aquellas personas que vean mi manera de ser y actuar como un problema.

También aprendí en su momento a no dar cuando no estoy recibiendo lo que quiero o lo que creo que merezco, y también lo he olvidado este tiempo, pero mi promesa actual es recordar cómo se hacia, aprender a distinguir quién me quiere y para qué, y actuar en consecuencia.

Me gustan las cosas claras, tranquilas, que den paz, que no tienen dobleces, ni mil caras

"Celebrar que estamos vivos, aunque sea duro el camino"

Las relaciones (sean del tipo que sean) me parecen una de las cosas más complicadas del universo. Cada persona es un mundo, con sus propios traumas, recuerdos, historias de vida, sentimientos y capacidad de comunicación. Y todo eso (y mas) influye en cómo vais a relacionaros, cómo podréis encajar o no, influye en cómo conectaréis y en la capacidad para mantener la relación a lo largo del tiempo. 

Pero claro, tienes que tener también la capacidad de confiar, de expresarte, de cuidar. Buah, es que son muchísimas cosas, demasiadas. ¿Cómo no va a ser complicado?

Si no sé dónde te duele, quizá te doy ahí sin querer. Si lo sé y aún así te doy, está claro que no te quiero de la forma mas sana. Si no me siento a gusto como para contarte mis miedos, quizá deba plantearme si es por mi o si es porque no me das confianza. 

Es importante aprender a identificar las señales cuando las haya.

Mi radar ahora mismo está en paz. Estoy realmente bien con las personas que me rodean, sé que les importo tanto como ellas a mi y que mis relaciones actuales son recíprocas. Quizá me equivoque, porque no puedo saberlo todo y aún es fácil colármela, pero no tengo ninguna alarma en el cuerpo, nadie por quien me grite "huye".

Y hacía mucho que eso no pasaba.

"Me quité el polvo y me hice el amor"




martes, 18 de marzo de 2025

Tan asustada

Las ganas de llorar son reales.
Las ganas de romperme, de gritar. La incapacidad para llevar el peso que me atrapa.

Hago como que no. Hago como que todo está bien, como que no ha sido tan grave, como que no me ha hecho tanto daño. Hago como que todo seguirá bien más pronto que tarde.

Y no me sale ni hablarle, ni mantenerle una conversación, ni querer verle.

Solo quiero llorar y salir corriendo.

Necesito desconectar y no sé cómo. No he sido capaz de trabajar en condiciones, no soy capaz de pensar con claridad. 
Me siento tan... dañada.

Tan asustada.

Siento mi cabeza a punto de estallar, buscando desesperadamente una vía de escape que me haga sentir algo mejor, que me repare. ¿Cómo se hace eso? ¿A quién pido ayuda? ¿En quién me apoyo?

De pronto la soledad es aplastante, y sólo me queda acostumbrarme a ella, a esa falta, ese vacío. A la ausencia no elegida de quien se supone que no iba a fallarme.

Estoy muy cansada.

Tengo esa necesidad de que me cuiden, me abracen, me digan cosas bonitas y yo sienta que no tengo que preocuparme por nada, que todo estará bien.

Solo quiero llorar.
Y quedarme así, hecha bolita. Con todo el peso encima.

Tan asustada.

viernes, 14 de marzo de 2025

No quiero echarme más de menos

Seré sincera, hoy no me he despertado al 100%. No sabría explicar bien la razón, porque no ha pasado absolutamente nada que lo justifique, aunque bueno, es obvio que aún no estoy bien y que recomponerme sigue siendo un proceso lento.

Venía en el coche pensando en todas las cosas que quería escribir y expresar, y siento que de pronto me he quedado muda. A veces me resulta complicado exteriorizar todo el barullo de mi mente, todo lo que me atrapa. 

Sigo pensando en él, en cómo fueron las cosas y cómo son ahora. Ayer pasé tan cerca de su casa que por un momento volvió a darme el impulso de ir, y tuve que recordarme que no, que me tengo que cuidar y querer a mi, que ya le he entregado demasiado.

Tengo ganas de cuidarme, pero no sé cómo hacerlo, no termino de ubicar la mejor forma de hacer las cosas. Siento que siempre me equivoco, que al final siempre la cago. 
He pasado dos meses en modo supervivencia, sin razonar lo que hacía, simplemente intentando continuar. Hay pensamientos que siguen demasiado instalados en mi cerebro, aunque pensé que ya no estaban. Pero me siguen atrapando. Más aún desde la conversación del martes.

Sigo agotada.

Sigo amando a mi familia, la que se elige. Son las relaciones más recíprocas que tengo, las que más me llenan. Mis niñas, mis chicos. 

Pero quizá sigo entregándome demasiado, quizá tengo que aprender a frenar y esperar, ver lo que me dan y actuar en consecuencia.

Me siguen llegando canciones en Spotify con las que me siento identificada, yo creo que el algoritmo sabe como me siento y me da lo que me gusta, lo cual agradezco tela, la verdad 😅

Este fin de semana veo a Ivan Herzog, y la semana que viene, por fin, a Paula Mattheus. Tengo muchísimas ganas.

No sé cómo voy a estar este fin de semana, o la semana que viene, o el resto del día. Siento que sigo fallando, siento que no lo estoy haciendo bien, y la verdad es que no sé cómo hacerlo. 
Yo solo quiero paz.

¿Se puede pasar toda la vida jugando a Los Sims y viendo pelis y series de comedia romántica?



Desde pequeña, siempre he creído que era especial
Y lo especial acabó siendo la nostalgia
Estar siempre pensando en ellos
Y no mirarme a mí

Me he perdido afuera, me he perdido dentro
No sé dónde estoy ni lo que es blanco o negro
No sé ver el mundo como un plano abierto
Si me queda grande o me queda pequeño

Me he dejado ir, pero sé que ahora vuelvo
Aunque no vea luz intuyo algún reflejo
Quiero que me quieran como quiero al resto
Que no sea tan grande el sentirse pequeño

Siento cómo me elevo
Cómo la vida me revienta desde dentro
O desde fuera, qué más da eso
Si lo importante es que ahora sé qué es lo que quiero

Y no quiero echarme más de menos
Volver a sentir que estoy haciendo lo que puedo
No sentir la culpa en cada paso incierto
Y de preguntarme primero a mí

Y no quiero volver a desaparecer
A romper todo lo que soy por nada
Más que el miedo a no ser 
Lo que siempre he esperado

Estoy cansada de perder la apuesta
De intentar todo y ver cómo se quema
De los disparos en la isla desierta
En que se ha convertido mi cabeza

Me he dejado ir, pero sé que ahora vuelvo
Aunque no vea luz intuyo algún reflejo
Quiero que me quieran como quiero al resto
Que no sea tan grande el sentirse pequeño

martes, 11 de marzo de 2025

Interés, el de verdad

Interés.

Es curioso como renuncié a algo tan básico tanto tiempo, sin darme ni siquiera cuenta. Sin ser consciente de que estaba renunciando, e incluso culpándome, porque yo era la intensa, la pesada, la que quería y pedía demasiado.

La difícil.

Es cierto, soy difícil. Soy caótica, emocional y sensible. Necesito cariño constante, que me dejen claro que me quieren, que importo. Necesito que me den lo que doy, y aún me cuesta aceptar que muchas veces eso es imposible, y que no es culpa de nadie.

Pero no debo renunciar a lo básico, aunque no lleguen al nivel de intensidad que yo tengo. Las personas que me rodean, las de verdad, me demuestran cada día ese interés, ese cariño real. Las ganas de saber de mi, de mi vida, las ganas de verme, las palabras de cariño, las muestras de afecto. 

Analizo conversaciones, y veo como yo hablaba, pero las respuestas eran las básicas, las frases hechas. Recuerdo las veces que conté algo importante para mi y que ese algo se olvidó y tuve que contarlo varias veces mas. La cantidad de veces que dije que no me escuchaba, en tono de broma pero siendo consciente de que era real.

Veo las diferencias, lo que siempre me ha aplastado. Lo que fue al principio y lo que desapareció tras la palabra "novios", los cambios, la desilusión. Las canciones que nunca volvieron, el "voy a tu barrio" que desapareció. Las fotos que ya no publicó salvo cuando quería recuperarme tras una discusión, aunque al principio eran casi diarias.

Recuerdo el "quiero dormir contigo" que jamás me dijo, pese a que hasta le pedí directamente que lo hiciera.

No puedes dar siempre por hecho las cosas, no puedes escudarte en los "soy así", porque si, cada persona es un mundo, pero hay cosas tan sencillas y que pueden marcar tanto la diferencia, que si no haces el esfuerzo no es porque no puedas, es porque no tienes interés.

Y tardé demasiado en darme cuenta, en aceptarlo, asumirlo. Y dejé de lado a quien sí me mostraba ese interés, el cariño de verdad.

Ahora me rodeo de gente a la que cada día doy los buenos días, que me los devuelven, que me preguntan como estoy, que hablan conmigo a lo largo del día no a través de un monólogo, si no de una conversación, de algo mutuo. Ya los tenía antes, pero no me di cuenta, no fui realmente consciente. No los valoré.

Pero me he prometido cambiar eso, demostrar el interés que se merecen, el que realmente les tengo porque me importan. Y me he prometido no seguir dando a quien no me devuelve, a quien solo recita monólogos, a quien solo habla de sí pero no pregunta por mi, a quien no me habla a no ser que lo haga yo primero. Y no, no hablo de esas amistades con las que no hablamos nunca pero sabemos que están ahí, eso es algo totalmente distinto. Hablo de quien se nota que solo está para que estés a su disposición. Ese cartel que vi hace poco, que hablaba de la diferencia entre las personas que te aman, las que aman estar contigo y las que solo aman lo que puedes hacer por ellas. Hablo de quien, tras una ruptura, demuestra que solo estaba ahí porque eras "la novia de", no por ti misma y lo que has dado.

Me quedo con esas personas que te provocan una sonrisa de oreja a oreja, que te dicen cosas bonitas, que expresan las cosas buenas que les haces sentir, las que ante algo malo se paran a hablar contigo de frente para solucionarlo. Las que dicen lo que sienten sin miedo, porque sabes que vas a cuidar esas emociones.

Y madre mía, qué bien rodeada estoy. Y no es solo eso, no son solo los amigos de siempre, los que ya son familia, también son los que conocí en 2023 y me han demostrado ese cariño real, incluso después de todo lo que ha pasado, también son las personas que sigo conociendo y con las que conecto y todo es mutuo. 

Estoy aprendiendo a identificar el interés real, y voy a hacer lo imposible por no volver a renunciar a lo más básico, al interés que yo doy, al amor que ofrezco. Y no voy a quedarme junto a quien no me provoque la misma sonrisa y alegría que sé que yo puedo provocar.

Me toca querer, pero también quererme.












Personas preciosas que me dicen cosas preciosas, que no solo con palabras, si no con hechos, me hacen ver que les importo. Personas a las que espero poder devolverles al menos la mitad de lo que ellas me dan.



Me da igual que sea una canción de amor romántico, yo se la dedico a mi familia de corazón, la que se elige y me acompaña a diario 💜










lunes, 3 de marzo de 2025

Es Amor

El amor es alguien que ve conmigo New Girl, y con quien yo veo Daredevil. Es alguien por quien voy al cine a ver los Mercenarios, o todas las pelis de Marvel y DC, y que luego viene conmigo a ver Orgullo y Prejuicio, y todas las pelis y series de Jane Austen en general.

Es alguien con quien tener una Playlist de música que nos gusta a ambos, aunque nuestros estilos sean totalmente opuestos.
Amor es quien sabe que estás triste y antes de montaros en el coche elige canciones específicas de esa playlist porque sabe que van a animarte o venirte bien.

Amor es sentirse en casa sin sentirse culpable, es ser yo misma, con todo lo malo y lo bueno, con la tranquilidad de que quien está a mi lado no me está juzgando. Amor es hacer lo imposible por entendernos mutuamente, por estar ahí incluso cuando no sabemos estar. Amor es crecer juntos, luchar juntos. 

Amor es buscar cualquier mínimo detalle que sabes que a la persona va a hacerle feliz, desde una caja de after eight hasta una play 5 sin venir a cuento. Es traerme sushi los días grises. Es ofrecer unos brazos donde llorar, donde dormir, donde descansar.

Amor es entender las relaciones que nos rodean, respetar planes, tiempos, amistades. Amor es reconocer errores y cambiar, cambiar de verdad, cuando sabes que algo está haciendo daño.

Amor es no tener que ir con miedo, pensando qué mina hay peligro de que pises y que todo explote. Es no sentirte culpable porque hoy no has podido hacer algo que debías hacer, y que te digan que no pasa nada, que ya se hará mañana. 

Amor es que te miren con todo el deseo del mundo, que te demuestren que aman y disfrutan cada centímetro de tu cuerpo, que sepas que es recíproco. 

Amor es mirarse y saber que es hogar, que no tienes que hacer nada más, que es ahí, que es tu sitio. Que no hace falta forzar nada, que no tienes que amoldar cada centímetro de tu ser para adaptarte. Amor es saber que puedes cambiar de opinión con algo y que eso no te hace mala persona.

Amor es no tener miedo. Amor no es ataques de ansiedad, no es pensar "si hago esto voy a pagar las consecuencias" 
Amor no es silencio, no es dejar de hablar ante un enfado, amor no es ley de hielo, amor no es castigo. Amor no es hacerte sentir tonta si hay algo que no sabes o no manejas. Amor no es hacer daño de manera consciente, amor no es hacer cosas que sabes que van a doler a la otra persona.

Amor es quien celebra cada mínimo logro que consigues, quien te escucha, quien se esfuerza por conocerte y saber de ti de verdad, con todo. Amor es contar tu historia y que te cuenten la suya, porque conocer el pasado te hace entender el presente. 

Amor es ser capaz de decir qué cosas te gustan de la otra persona, sin quedarse solo en lo más superficial.

Amor es confiar. Aprender. Avanzar.

Amor es tener la tranquilidad de poder decir "hoy no puedo" y saber que jamás te harán sentir que eres un problema, un fastidio, una pesada.

Amor es quererte y aceptarte en todas tus versiones. La enfadada, la triste, la feliz, la eufórica, la intensa, la enamorada, la loca, la irascible. Amor es no presionarte para que seas solo una, para que solo seas la versión fácil.

Amor es querer hacer planes juntos, es no tener que rogar atención, es tener tiempo de calidad. Tiempo sin pantallas, sin más personas, tiempo de verdad. Amor es ir a planes que le hacen ilusión a la otra persona, aunque a ti no tanto, y que al revés pase lo mismo. Amor es tener en cuenta a la otra persona cuando organizas algo.

Amor es valorar lo que haces, amor es dar las gracias, es reconocer lo bueno, reforzarlo. Amor son palabras de validación, amor es cariño, es comunicación.

Amor es la persona que se preocupa por ti tanto como tu por ella. Que quiere saber de ti y de tu vida, de tu día a día. Que no quiere dejar de hablar contigo, con quien no quieres dejar de hablar.

Amor es reciprocidad. 

Amor es despertarse juntos los días libres y croquetear en la cama, aunque haya cosas que hacer, porque os encanta daros cariño, porque ese momento del día es especial.

El amor es fácil, pese a todas sus complicaciones, pese a las idas y venidas. 
Amor es ser tu misma con la persona que te elige todos los días para ser ella misma. 

Y no, no solo hablo de amor romántico. 

Amor es Dan.
Amor es Danil, Rocío, Germán, María, Joshua, Alec, Almu, Paula.
Amor es mi hermana, mi sobrino.
Amor es José Manuel.

Estoy tan rodeada de amor que no sé cómo he estado más de un año  dentro de algo que claramente no lo era, pero voy a perdonarme, sanarme... y disfrutar de todo el amor real que tengo.

Gracias.

miércoles, 19 de febrero de 2025

En bucle

Son solo las nueve y media y ya me come la ansiedad. Porque no consigo olvidar, dejar de pensar, recordar.

Sé que estoy avanzando porque ya no quiero estar con él, ni de coña, de ninguna de las maneras. Pero sigue doliendo. Sigo recordándolo a partir de cada mínima cosa que veo. Y es una angustia vivir así.

Que encima justo ahora se me haya cruzado el otro "él" que ha habido en mi vida, aunque haya sido de forma tan fugaz, no ayuda en absoluto. Porque llevo desde anoche pensando en ambos, en las similitudes, en cómo no hice caso a señales que ya me avisaban de cuánto se parecían. No aprendo en absoluto, vuelvo a caer una y otra vez.

Me ahogan tanto los pensamientos y sentimientos que me duele la cabeza y me mareo, y no es una forma de hablar, es real. Me afecta a nivel físico.

Sigo intentando aferrarme a lo que sí tengo, a las millones de cosas buenas. Pero estoy tan agotada que me cuesta muchísimo. Y solo quiero irme a la cama, dormir, dejar de pensar o sentir.

No sé salir de este bucle, de esta angustia. Me paraliza y me atrapa. 
Me ahogo.

Sigo con rabia y angustia, y me agota sentir que cuando parece que avanzo... vuelvo atrás.

Acaba de saltarme esta canción en Spotify, y me siento muy identificada

Creí que todo iba bien
Pero no vi pasar el tren
Me arrancaste una parte, explícame cómo olvidarte
Con todo lo que te lloré
Por ti ya solo siento sed
De borrarte, de fugarme
No quiero recordar que otra vez
Yo fui detrás de ti
Miles de escaleras que suben
Incontables taxis que pedí una y otra vez
Contra la pared me di
Pero ya lo entendí
Hoy te vine a decir
Hey, goodbye
Ya encontré la salida de emergencia
De mi mind te voté,
Ganaste por excelencia el premio a la peor experiencia, con diferencia
Lo hiciste tendencia
He cambiado por ti, he llorado por ti
Y me cuesta imaginar algo que hiciste por mí
Por lo menos de ti he aprendido
No te perdono pero sí te olvido
Y una cosa tengo que decirte
En realidad, lo que debo es agradecerte
Porque el día que te fuiste, un favor me hiciste
Fue un golpe de suerte


Si es que no sé ni qué seguir escribiendo. Me siento rota. Estoy agobiada.
Necesito que llegue ya Dani.


lunes, 17 de febrero de 2025

Aunque no le importe

No le importo.

Esa es la realidad, aunque duela, aunque me haya costado verla.

Lo vi tan claro el viernes, tan jodidamente claro. Yo de los nervios, deseando verle, deseando pasar tiempo con él. Una parte de mi pensando en todas las posibilidades de volver a vernos.
Pero él no tenía las mismas ganas. Él ya tenía sus planes, cosas más importantes. Y conforme pasaban los minutos, iba hablando, contando cosas... yo iba pensando en todas las veces que había sido todo exactamente igual que en ese momento.

Pensé en la primera vez que lo dejamos, y en cómo pasó exactamente lo mismo. Yo, que la primera vez que nos volvimos a ver, habría dado un brazo por pasar el día entero con él, que hasta me había llevado la mochila para dormir allí... y él que tenía planes más importantes.

Y pensé también en todas las veces que no me priorizó. Que el grupo era más importante, que era más importante el fútbol, las tareas... y vi que, en realidad, nunca le he importado. 

Tres, cuatro salidas a solas en más de un año de relación, casi todas rogadas. Poquísimo tiempo de calidad juntos. Días y días de no sentirme prioridad, de no sentirme importante.

Pero luego me decía tres frases bonitas, me abrazaba o nos acostábamos... y pensaba que estaba equivocada, que sí le importaba. Creo que siempre se le dio bien decirme lo que yo quería escuchar, lo justo y necesario para quedarme. Y eso que lo hacía pocas veces.

No le conté a nadie que iba a verle el viernes, porque sabía que iban a decirme que no lo hiciera, que no era buena idea. Pero creo sinceramente que lo necesitaba. No diré que ha sido un cierre, porque no lo sé, porque me conozco, y no sé cómo reaccionaré si en algún momento él viene a buscarme. Pero si sé que yo no volveré a escribirle, que he aceptado no volver a ver a Dylan, que no quiero leerle más, saber más, verle más. Que ahora sé que no merece la pena. Que no le importo.

Mis amigos llevan meses diciéndome que no me quiere, que solo le venía bien y encajaba en su ideal de pareja, y yo siempre le he defendido, siempre he dicho que sí me quería. Quizá me quiso a su manera, pero no es una forma sana de querer, no para mi.

Y, pese a las buenas palabras, a esas que me han derretido siempre, a las que me han hecho apegarme a él... le faltaban actos.

Quizá si yo le hubiera dicho el viernes "te echo de menos, quiero estar contigo" me habría respondido que él también, pero la verdad, la realidad, lo que demostró... es que le soy indiferente.

Y ok, está bien. Puedo aceptar eso. Duele, por supuesto, pero es lo que necesitaba. Ver yo misma que todo lo que me han dicho este tiempo era verdad, que la equivocada era yo. Que mis deseos nublaron la realidad.

Después del viernes recuperé el libido, recuperé las ganas de hacer cosas. Y, aunque no estoy bien, ya no quiero estar con él. Ya no digo "quiero estar con Fran", ya no siento que le eche de menos.

Y miro a mi alrededor, veo a Dani, Germán, Joshua, Rocío, Almu, Danil... y pienso que ellos sí que me quieren, si que me valoran, si que les importo. Y no lo demuestran solo con palabras (que también) si no con hechos constantes, con amor constante. 

Y eso sí que importa. 

Aún me queda mucho camino para recuperarme, pero creo que estoy avanzando.

Aunque a él no le importe.

Estoy rodeada de personas a las que sí les importo.

jueves, 13 de febrero de 2025

Perder(m)e

He descubierto un sentimiento que no tenía identificado durante este tiempo. La rabia. Pura rabia. Siento muchísima ira y rabia. Rabia hacia él, hacia ella. Rabia hacia mi misma. Hacia el mundo. Siento muchísima rabia.

Y no estoy acostumbrada, y se me convierte en tristeza, ansiedad, dolor puro. No reconozco la rabia.

¿Dónde está la Irene con genio? ¿La que metía gritos a la mínima? ¿La que defendía su postura incluso cuando no debía?

Si tú eras lo mejor de mi vida
Imagínate lo poco que me quería a mí
No tiene sentido que me digas que me quieres
Si los hechos no dicen que sí

Me estoy victimizando. Estoy diciendo lo buena que soy yo y lo malos que son los demás. Estoy buscando culpables, tanto dentro como fuera del espejo. Estoy intentando encontrar lógica donde quizá no la haya.

¿Me han destrozado? Por supuesto. Me han hecho añicos, han destrozado mi autoestima, mi confianza, mi visión propia. Y yo les he dejado. Yo ignoré todas las alarmas. Dije "Yo controlo". Dije a las personas de mi alrededor que se estaban equivocando. 

Me debería dar igual quién me valora y quién no. Debería valorarme yo. Debería quererme yo. Debería haber sido capaz de parar antes.
Y con esto no me estoy machacando ahora, sé que hice lo que pude con lo que sabía y sentía en ese momento, pero duele igual. Y siento rabia. 

Sé que nunca quise perderte
Al final me he perdido a mí
Por centrarlo todo en tenerte
No te tengo aquí

Digo que lo di todo, pero no es cierto. Sé que no lo di todo, sé que darlo todo no es lo que yo he hecho este año y medio. Pero es que en el fondo sabía que no iba funcionar. Siempre super que no era mi sitio, que no era mi hogar, mi lugar. Siempre supe que me estaba equivocando. 
Nunca quise admitirlo. No lo he admitido hasta ahora mismo. Pero lo sabía.

Quizá buscaba escapar de mi realidad, de todo lo conocido, de todo el confort asfixiante. De un presente y futuro ya marcado. De una vida que no me hacía feliz pero de la que no sabía salir.

Nunca me dijiste qué sientes
Yo lo tenía que descubrir
Aún sabiendo que iba a dolerme
Y a separarme de ti

No sé qué es lo que quiero ahora. No tengo ni la más remota idea. 
Quiero estudiar. Quiero sacarme esa maldita plaza, y, si no la consigo, quiero sentir que lo he intentado, que lo he intentado de verdad. Quiero independizarme, Quiero vivir sola, con mi hijo, con mi perra, con mis gatas. Quiero liberarme de mi misma, de mis vicios, de mis ataduras, de los pensamientos que me destruyen.

Quiero ser buena persona. Pero quiero serlo de verdad. También conmigo misma. Quiero cuidarme y protegerme. 
Quiero dejar de aferrarme a personas que no me cuidan, ni me quieren, ni me protegen. Dejar de quedarme con quien no es claro, con quien hace que me salten las alarmas.

Tengo que aprender a hacer caso a mis alarmas. Salir corriendo. Dejar de empatizar, entender, justificar. 

Tengo que saber despedirme. Y quizá, a veces, debo aferrarme a la rabia. Reconocerla, escucharla, permitir que me inunde y me proteja. Que me recuerde que si hay algo que duele, duele. No dejar paso solo a la tristeza o el dolor, no solo a los sentimientos que me hacen seguir siendo víctima de mi misma.

Tú dando disparos, yo siendo un bala perdida
Llamándote suerte y tu haciéndome heridas
Viví de tu mano, sabiendo que era mentira
Yo si te creía

No sé qué quiero hacer a partir de ahora, pero voy a vivir el día, voy a centrarme en lo que siento en cada momento, en pensar en ahora y en lo que quiero, en mis metas. Si no consigo esa plaza, pienso ser la mejor trabajadora que ha tenido mi empresa. Pienso crecer, en todos los sentidos. 

¿Sigo con ganas de llorar? Por supuesto. Sigo total y absolutamente rota. Sigo con mil pensamientos horribles en mi cabeza. Sigo hecha polvo. Dolida. Destrozada.
Pero siento mucha rabia. Mucha.

De querer darle la vuelta al mundo de tu mano
A que ahora nada gire en torno a ti

No sé cómo terminar esta entrada. Tengo mucho frío, estoy hablando con Jorge y Nere. Tengo en bucle esta canción. Ahora voy a meterme en la cama, seguir hablando, jugar a algún juego y dormir. Abrazarme a mi perra, respirar su aroma, igual que el de mi gata. Quizá llorar. Intentar no pensar en mañana.

Respirar.





lunes, 10 de febrero de 2025

Gritar Socorro

Sigo gritando. De verdad que no imagináis la cantidad de veces al día que algún pensamiento me viene y automáticamente mi cerebro grita. Grita muchísimo, al punto de dolerme la cabeza.

Hoy hace un mes que no le veo. Este viernes es el cumpleaños de Dylan. El corazón se me sigue haciendo pequeño y la cabeza me da vueltas.

Me han dicho que haga una lista con las razones de porqué no era feliz, de porqué quise dejarlo, y que me remonte incluso al principio y a las cosas que ya ahí no me encajaban, para que pueda leerla en momentos como este y no se me olviden, para que mi cerebro escacharrado no me traicione.

Creo que voy a tener que intentarlo, porque no puedo seguir así. Mañana por fin tengo sesión con mi psicóloga y lo necesito como el respirar. Estoy teniendo ideas demasiado oscuras, ideas que hacía mucho que no tenía.

Continúo llorando en exceso, este fin de semana ha sido un infierno. Demasiado ruido en mi cabeza, demasiados sentimientos, demasiadas preguntas, demasiados reproches hacia mi misma. Estuve años en terapia para convencerme de que yo no era mala, para enseñarme a hablarme bien... y siento que todo ese aprendizaje se ha ido, que ha desaparecido por completo. No se me ocurren cosas bonitas que decirme, no me las creo, no las recuerdo. Siento que lo que merezco es estar mal.

Y, joder, sé que no es cierto. En el fondo sé que esto ha sido lo mejor para mi. Sé que era una relación que me hacía daño constantemente, sé que no tenía lo que yo necesito para estar bien. Lo sé. Sé que ni como amigo se ha portado bien al terminar, que me ha quitado de en medio sin pensar en cómo me afectaría. Sé que no merece la pena. Lo sé. Sé que su realidad está tan distorsionada que jamás podría haberle hecho feliz.

Pero no paro de recordar las cosas buenas, las primeras miradas en las que veía amor infinito en sus ojos, las risas, el sexo, el jugar juntos con Dylan, los te quiero, las publicaciones, las canciones, las bromas, los juegos, las salidas, los abrazos, el cariño. La conexión instantánea que tuvimos. Las palabras de quién nos veía y pensaba que llevábamos mucho mas tiempo al estar tan compenetrados. La vida en común.

Y no puedo olvidar todo lo que fuimos
No paro de pensar, un bucle infinito
Y no puedo parar, me autodestruyo entre tanto barullo
Y a ti te da igual.

No soy capaz de pensar mal de él, de decirme que hay cosas que no hacía bien, se me han olvidado todas las palabras, los actos, los silencios.

Pero sé que existieron, sé que están ahí, en algún lugar de mis recuerdos.

Recuerdo el ataque de ansiedad en la piscina, tras su conversación con Rocío, me recuerdo pensando que yo iba a pagar esa conversación, que se pasaría el resto del día a malas conmigo, que me castigaría de alguna forma.

Recuerdo la segunda vez que se cambió la foto de perfil, a posta, solo para hacerme daño.

Recuerdo el ataque de ansiedad que me llevó a dejar tirados a dos amigos con los que había quedado y salir corriendo a donde él estaba viendo el fútbol, porque le enfadó muchísimo que en vez de irme con él me fuese a ir con otra gente. Porque ya estaba enfadado porque yo venía de pasar un fin de semana con Dani, nuestro hijo y nuestro sobrino.

Recuerdo que hubo muchas veces que hizo cosas que sabía que iban a dolerme, solo para eso, para hacerme daño.

Tú mi medicina por tanto tiempo
Yo tu pasatiempo y aún no lo entiendo
Tanto te quería y sigo queriendo
Y aunque te perdí, ganaré de lejos

Y aún así grito por estar con él. Grito por las ganas de volver, y me digo cosas como "puedo volver y aceptar lo que él quiera, cuando él quiera, como él quiera" "acepto los planes que él me diga, iré a su casa cuando lo pida, seremos novios desde el minuto cero, estaré con él cada minuto de mi tiempo libre"

¿Quién soy? Porque no me reconozco, no reconozco este tipo de pensamientos en mi, este tipo de necesidad y angustia. Cuando lo dejé y estuve gritando por volver con él, mi hermana me dijo algo así como "vale, hazlo, vuelve y sé una mujer sumisa e infeliz el resto de tu vida, porque encima ahora te tendrá más aún en su mano", y lo peor de aquello... es que ahora mismo estaría de acuerdo. Ahora mismo sería capaz, es lo que mi cuerpo me pide. Volver, con las condiciones y circunstancias que él quiera, sean las que sean.

Por eso necesito ayuda, por eso no pienso aplazar más la terapia, por eso tengo este dolor en el pecho tan enorme. No sé quién soy, no sé dónde estoy ni por qué, y no veo ningún futuro posible.

Me estoy ahogando.

Pobre de mi, ahora han pensado
No me arrepiento del pasado
Yo quise quererte, quererte tan fuerte
Es partе de mi, no sé amar diferentе
Y ahora el amor no está de moda
Pobre de ti, acabarás sola
Yo no cambiaré, yo querré como siempre
Es parte de mi, no sé amar diferente


viernes, 7 de febrero de 2025

Me hago pequeña

Estoy en el trabajo y no consigo concentrarme. He avanzado bastante en estas dos horas, pero aún asi mi cabeza está en cien puntos distintos. Las lágrimas en el borde de los ojos. 

Me come la angustia. Me comen los recuerdos y pensamientos. Veo demasiado lejos el momento de haber superado esto. Me repito que pasará, que no es la primera vez. Pero no dejo de querer llorar, de sobrepensar continuamente, sobre todo por las noches, de sentir esta presión en el corazón que me hace pequeña.

Me siento pequeña. Me siento culpable. Me siento mal conmigo misma. Me hablo mal, me machaco. Y sé que no debería, pero me cuesta horrores no hacerlo. Siento que he tirado por tierra los años de terapia.

No sé cómo escapar de mi misma.

No sé cómo seguir.




Hoy te he vuelto a pensar, he vuelto a recordar
Cuando nos encontramos en aquel bar
Los ojos se miraron como si se hubieran conocido ya
Iba a ser una copa y nos dieron las 4 sin parar de hablar
Fuimos de bar en bar

Y ahora si paso por delante, ya no miro por si estás
Me sobraban ganas y ahora saber cómo estás
Y si algún día se me olvida, y te quiero volver a ver
Recordaré que es mejor quererme que querer tu amor

Antes eras mi ciеlo azul y la tormenta no se va
Antes mе veía en el espejo y ahora solo veo cristal
Tu voz, mi melodía, tú y yo al mismo compás
Y ahora estás fuera de tempo, en mi vida quedaste atrás
No te acordaste ni de mi cumpleaños
Ni del día en que cumplimos un año
Pasaba el tiempo y a ti se te pasó cuidarme
Se te hizo tarde

Y ahora si paso por delante, ya no miro por si estás
Me sobraban ganas y ahora saber cómo estás
Y si algún día se me olvida, y te quiero volver a ver
Recordaré que es mejor quererme que querer tu amor

miércoles, 5 de febrero de 2025

Las noches que atormentan

Ayer fue el día que mejor estuve desde que este infierno empezó (quitando los días en Salou, claro), pero por la noche volví a venirme abajo.

Las noches son horribles. Me faltan sus brazos. Adoraba dormir con él, el calor que sentía, el amor. Las veces que me dijo "echaba de menos estar asi contigo" cuando hacía varios días que no dormíamos juntos. Acabo de escribirlo y solo con eso ya se me han puesto los pelos de punta y encogido el corazón.
Repaso mentalmente la conversación del lunes antes de dejarlo, la frase que me dijo "te quiero demasiado y no quiero que esto acabe, es lo último que querría", y otra vez los pelos de punta, el corazón roto.

Me duele demasiado el corazón, le echo demasiado de menos. Demasiado. 
Sigo esperando que me llame, que me escriba, que intente que las cosas se arreglen.

Pero sé que no, sé que no es lo mejor, sé que ambos estaremos mejor separados, sé que él jamás me llamará. Sé que esta vez es definitivo. Y una parte de mi odia esa certeza, aunque la otra la agradezca.

Estoy consiguiendo no buscarle. Hace días que no miro sus redes sociales ni las de nadie del grupo, he silenciado a todo el mundo, porque el sábado me saltó una foto que no esperaba y me hizo demasiado daño, ya no me pasa más. Sé que el contacto cero es lo mejor. Aunque me muera por ver a Dylan, aunque me hubiera encantado seguir teniendo relación con su madre. Sé que hablarle a él sería demasiado doloroso, sé que sería capaz de volver corriendo a sus brazos si me dejase. Sé que tengo debilidad por él.

Pero también sé que se acabará pasando. Algún día. Si seguimos en el contacto cero.

Anoche me puse a reflexionar sobre el resto de mis parejas, las relaciones que se terminaron y cómo llevé cada duelo.
Y el problema es que descubrí que yo nunca olvido. Nunca dejo de querer, de echar de menos. Por eso al final siempre vuelvo a caer con mis ex, por eso al final nunca nos desvinculamos del todo. Por eso, aunque no haya relación romántica o sexual, siguen siendo personas importantes en mi vida. Las únicas veces que no he mantenido relación con un ex ha sido porque ellos no han querido, porque han desaparecido de mi vida ellos. No por decisión mía.

Esta vez también ha sido él, y ya me lo avisó estando juntos, que él no mantiene relación con sus ex. 
Dios, como me duele llamarle ex, sentir que ya no soy su pareja, que ya no voy a serlo más. Cada vez que pienso en ello me recorre un escalofrío. Sigo sin estar preparada para aceptarlo del todo.

Pienso mucho en Jose. Me siento de nuevo aquella niña de 16 años a la que dejaron y que pasó dos meses encerrada en casa, llorando, gritando, yendo al instituto como una zombie, haciendo las cosas obligatorias de manera mecánica. Pero esta vez la decisión de dejarlo ha sido mía, y me aterra pensar que he podido equivocarme. Me repito constantemente que he hecho lo correcto. 
Esta vez Mimi ya no viene a subirse encima mía para consolarme, ahora lo hace Gala, que en cuanto me escucha llorar viene corriendo a lamerme la cara como una loca desesperada hasta que me calmo. Lo malo es que cuando lo hace recuerdo de nuevo a Dylan, como cada vez que la miro. Me alivia muchísimo que al menos en carácter sean tan diferentes.

Aún recuerdo la cantidad de años que pasé idealizando a Jose, pensando que era el chico perfecto y que yo la había cagado al perderlo. Aún recuerdo cuando, cinco años después de dejarlo, nos vimos por primera vez... y se bajó del altar en el que lo había puesto. Descubrí que había ensalzado demasiado sus cosas buenas y olvidado por completo las malas. 
Creo que me pasa lo mismo, siempre igual. Olvido lo malo, realzo lo bueno.

Anoche intenté recordar esas noches malas, cuando en vez de abrazarnos nos dábamos la espalda y al final pasábamos la noche sin dormir. Recordé las noches que pasé en mi propia casa sin poder dormir porque habíamos discutido, o porque me había dejado de hablar. 

Juro que intento recordar lo malo. Juro que mi parte racional sigue firme en su decisión, esa parte de mi no quiere volver con él.
Mi parte emocional es otra cosa. Mi parte emocional grita de desesperación.

Pero pasará. Sé que pasará.

Necesito tiempo. Necesito hacer cosas, mantener la cabeza ocupada. Necesito dejar de ahogarme cada vez que pienso en él. Necesito seguir adelante y centrarme en cosas que me hagan feliz, que me den paz.
Lo estoy intentando.

Como dije en otra de mis entradas, sé que dentro de un año leeré esto y podré decir que lo logré, y esa es mi única meta ahora mismo, poder seguir sin dejarme a mi misma por el camino.
Aferrándome a que no es la primera vez, que ya he pasado esto más veces, que siempre he conseguido salir adelante.

Y que no estoy sola.

Estoy intentando también valorar más a la gente que me rodea, hablarles mas, preocuparme mas, verles mas. Demostrarles que me importan y que agradezco que estén en mi vida.
Tengo a gente increíble y siento que no los he valorado suficiente estos años.

Voy poco a poco. El mes que viene retomaré la terapia, me voy a poner a estudiar y a luchar por mi futuro. Y en algún momento este sentimiento de ahogo, esta desesperación... se habrá ido. Un día me daré cuenta de pronto de que llevo varios días sin que me duela el pecho, sin recordarle, sin llorar.

Solo necesito tiempo.
Paciencia.
Mucha fuerza.
Y mucho amor.




Y cuando cae la noche
Quiero llamarte, pero no
No voy a hacerlo, no