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martes, 24 de marzo de 2020

Respiro la vida y voy

Te dejé el amor en tu guantera, a dos mil kilómetros de mar, perdimos señal en la frontera, se apagó la música en el bar. ¿Y ahora quién te va a amansar cuando salgas fiera?
Te dejé el amor en tu guantera, alumbrando sitios que verás, me dijiste "llama cuando quieras", prometí que nada iba a cambiar.
¿Y ahora quien te va a amansar cuando salgas fiera, cuando falte voluntad, cuando te deshielas?
¿Y ahora quien te va abrazar cuando te deshielas, cuando quieres reventar contra las aceras?
¿A quién vas a mostrar tus cicatrices, tu rabia por vencer los imposibles, tu salto que es mortal y te hace libre, tu forma de besar, que es invencible?
Dime, ¿A quien vas a besar hasta que te entienda? ¿A quién vas a besar hasta que lo entienda?


Hay canciones que por mucho tiempo que pase siempre te atraviesan el alma. Esta sigue haciéndolo, pese a los años. Supongo que porque aquel final de 2015 me marcó demasiado. Aquella relación en general fue un punto de inflexión en mi vida. El cambio que necesitaba.

A veces siento que he vuelto hacia atrás, hacia la Irene que era antes de aquello, y eso no me gusta. 

Voy a acercarme lento esta vez...
Ya verás como me olvidas, y te encuentro en cualquier bar pegando saltos de alegría, y me dices que lo nuestro no era lo que merecías.

Me paro a pensar qué es lo que me produce esa sensación, dónde estará el foco, o la fuente de esos sentimientos, pero no consigo discernirlo del todo, simplemente sé que me siento así. Un continuo volver atrás que me hace daño.

No quiero vivir esta vida siempre. Eso es lo único que sé con certeza. 
No quiero permanecer así el resto de mi vida, sintiendo que estoy incómoda e infeliz, pero usando la máscara de la felicidad.

No nos costó querernos, nacimos para eso. Para jugar a vernos, comernos con los dedos, quedarnos en los huesos.

¿Será que vivo en el pasado? ¿Que nunca avanzo? 
En 2015 tuve la valentía de terminar algo que no me completaba, que no me hacía cien por cien feliz, pese a que me daba seguridad y tranquilidad. Hoy no sé si me paraliza la falta de valentía o el exceso de esperanza.

Ahora tenemos tiempo para escribir el cuento, para seguir creciendo, ir al favor del viento haciendo los recuerdos.

Quizá son los sueños, la vida que siempre quise y que di por perdida. Quizá tengo idealizado algo que nunca va a poder ser.

Respiro la vida y voy.





Jamás pensé que en ciertos momentos 
la echaría tanto de menos.