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martes, 21 de marzo de 2023

Un día más, una noche menos

Son la 1:44h. Un día más, una noche menos.
Vuelvo a estar en una cama que no es la mía, intentando enfrentarme una vez más a todo lo que me espera mañana, a las cosas que tengo que hacer y no quiero, a las que me gustaría hacer y no podré.

Pienso en esas noches en las que duermo con Dani, y cómo a los dos minutos ya se ha quedado profundamente dormido... la envidia que me da. Mientras escucho su respiración mi cabeza no para de dar vueltas, a todo lo que ha pasado en el día, a todo lo que no se ha hecho, todo lo que queda por hacer, todas las preocupaciones, incertidumbres, agobios...
A veces medio le he despertado para soltar todo lo que había en mi cabeza, y, tras hacerlo, yo misma he pensado cómo es posible que un solo cuerpo aguante tanto.
Sé que no soy única en el mundo, eso es totalmente obvio. Sé que hay gente que se enfrenta a cosas peores que yo.

Pero este es mi blog, mi mundo, mi cabeza.

Y ahora estoy aquí, con la vibración del ronroneo de la hija de mi gata en mi brazo, que se ha puesto a arañarme y maullar hasta que la he dejado meterse bajo las sábanas y apoyarse ahí. En la cama de mi madre, sabiendo que cuando se dé cuenta de que me he venido a dormir aquí y encima he dejado que los animales entren y duerman conmigo, posiblemente se enfade. 
Intentando afrontar el hecho de que mañana sonará la alarma, tendré que levantarme, vestirme y salir al mundo.

Al menos esta noche no me siento sola. 
Mis animales me aman, me cuidan, me protegen.

Un día más.
Un reto más.

lunes, 20 de marzo de 2023

Todo lo que he superado

Son la 1:35, acabo de tumbarme en la cama y estoy pensando en lo que me toca hacer mañana.
Tengo que levantarme, elegir qué ropa ponerme, preparar el bolso o mochila para el trabajo, despertar a mi hijo, hacer el desayuno, vestirnos, peinarnos, llevarlo al colegio, ir a trabajar de 9 a 14, comer, ir a clase de 16 a 20, llegar a casa, que mi hijo se duche, pensar algo de cena, irnos a dormir.
Al día siguiente vuelta a empezar.

Estoy bloqueada, y siento que no puedo más. Levantarme un día cualquiera y moverme es como intentar mover una montaña, y la sensación que tengo es puro agotamiento, sentimientos horribles sobre mí misma y pensamientos muy oscuros.

Pero necesito mirar otro prisma, necesito pensar en porqué lo hago, en porqué es así mi día a día, y en todo lo que he superado para llegar aquí. 

Es así porque quiero seguir consiguiendo sueños, quiero terminar el máster, tener un trabajo estable, doctorarme algún día. Seguir aprendiendo, sobre todo seguir aprendiendo. Estoy así porque amo a mi hijo y quiero que sea feliz, y todo lo que haga para conseguirlo me parecerá siempre poco.

Todo lo que he superado empieza desde que empiezan mis recuerdos. Empieza en mis primeros años de vida en hospitales por mi salud, continúa con mi primo yéndose a Mallorca, sigue con mis padres peleando, con el acoso escolar del colegio, con una ceguera sobrevenida, con un padre que me abandona, con amigos que se vuelven en mi contra, con un embarazo a los 20 años, con una ruptura, con un corazón roto, con la sensación de fracaso, con el título de bachillerato, con una carrera en la universidad, con una depresión casi crónica.

Todo lo que he superado, todo lo que he aprendido, todo lo que he aguantado. Todo empieza y termina donde lo hago yo.

Y quizá sea hora de hablar de ello, de recordar, de cuidarme, de felicitarme. Quizá sea hora de decirme que pude, que fui fuerte, que seguí adelante.

Quizá necesite escribir cada día el porqué de mis metas, de mis debilidades y de mis fortalezas.

Tengo que recordar todo lo que he superado.
Todo lo que he ganado.

Y mañana será otro día.