A veces no se trata de lo que quieres, sino de lo que no quieres. Y de lo que jode no quererlo.
Esa lucha interna, ese dolor en el pecho mientras se enfrentan dos titanes dentro de ti. Ese sentimiento de necesitar algo que no quieres
Siempre me he dejado llevar por los impulsos, al final nunca pensaba, solo actuaba, y ahora siento ese choque, esa punzada justo en el corazón, cada vez que echo de menos algo y automáticamente sé que no, que no lo quiero. Cada vez que por fin no me permito el dejarme llevar
Es frustrante, y es difícil vivir con ello
Lo peor son los sueños, que te persiguen y no te dejan olvidar, ni vivir en paz. Los sueños que reflejan lo que deseas sin ninguna pared que lo frene, los sueños que te hacen llorar. Los sueños que al despertar te dejan desconcertada y desorientada todo el día.
Duele, me duele todo de frenarme, de aguantarme, de soportarme. Y estoy tan rota por dentro que no se como recomponerme.
Se quien soy, y se perfectamente lo que quiero y lo que no quiero. Y eso a veces es una carga. La mayoría de las veces es un peso, una losa, algo que arrastro conmigo a cada paso que doy
Pero sigo avanzando... y solo me queda creer que realmente el tiempo mitiga las cosas, o que las hace cambiar, o que las pone en su sitio.
Al final siempre me agarro al tiempo, a la fe
Al futuro que sé que me espera, el futuro de sueños cumplidos y metas alcanzadas, el futuro de aprender a crecer y avanzar sola, el futuro de ser alguien mejor.
Nunca más.