Aviso a navegantes

Soy responsable de lo que escribo, no de lo que usted entienda o interprete

miércoles, 31 de enero de 2018

Esto también pasará

Cuenta una leyenda que hace muchos años, un Rey de un poderoso reino convocó a sus sabios y consejeros, y les dijo:

                -He encargado a mis joyeros un precioso anillo, en el que deseo grabar una frase que me ayude e inspire en mis momentos desesperados. Una frase que me ayude a tomar decisiones. Una frase que me ayude cuando me sienta perdido. Una frase que me ayude a ser un Rey más justo, sabio y compasivo

Sus asesores y consejeros, los sabios más cultos del reino, se dispusieron a escribir las frases más extraordinarias. Pero el Rey las rechazaba. No le llegaban. No eran suficiente.

Como suele ocurrir en las leyendas, apareció, de no se sabe dónde, un anciano, humilde, pero que de algún modo transmitía seguridad y sabiduría. Le dijo:

                -Majestad, ha llegado a mis oídos que busca La Frase, La Frase que le sirva en las situaciones complicadas de la vida.

                -Efectivamente, – contestó el Rey. – ¿Crees que puedes ayudarme?

                -Tengo la frase en este papel.

El Rey, raudo e impulsivo, se dispuso abrirlo; pero el anciano le dijo que no podía leerla hasta que estuviera en una situación desesperada. Sin saber muy bien por qué, pero sintiendo la certeza de que debía seguir el consejo del anciano, guardó el papel, y además le ofreció al anciano ser su acompañante.

Unas semanas más tarde, el Rey se vio metido en una gran emboscada. ¡Estaba desesperado! ¡Huía con su corte por el bosque, tratando de escapar de quienes le perseguían! Pararon en un claro, miró al anciano, que a su vez le miraba tranquilo y confiado, y recordó el papel. Lo sacó, lo leyó. Decía:

Esto también pasará


El desconcierto que sintió en un primer instante, poco a poco se transformó en calma y confianza. ¡Efectivamente! ¡Esto también pasará! El Rey estaba entusiasmado. Casi de manera automática respiró profundamente, aliviado.

                   -¡Gracias, gracias! -le repetía una y otra vez al anciano. – Esta es la clave. ¡Por fin!

A lo que el anciano respondió, sonriendo, lleno de amor y compasión:

                   -Esto también pasará.

Aunque no lo creamos, aunque estemos en un el peor de los momentos, hemos de tener la certeza de que todo pasa. Lo único que permanece es el cambio, como dijo hace ya mucho tiempo el sabio griego. Todo pasa. Ese momento terrible pasa. Pero ese momento de extrema excitación y placer también pasa.

No existe el placer sin el dolor. Ni la alegría sin la tristeza. Ni el valor sin el miedo. Es la VIDA. La VIDA en la que TODO PASA, y por la que todo pasa.


Esto que tanto te preocupa ahora… también pasará

Y eso que tanto te gusta ahora… también pasará


No desesperemos, no desconfiemos. La vida siempre tiene un final feliz. La vida siempre tiene un FIN perfecto. Cuando estemos en una situación difícil, seamos conscientes de lo temporal de la situación. Esperemos a que pase el nubarrón. Y cuando estemos disfrutando, y nos vengan quizás pensamientos de “esto se va a acabar”, o nos sintamos tentados a agarrar fuerte a esa persona o a esa emoción o a ese momento, recordemos también que esto también pasará. Disfrutemos entonces de cada instante agradable, sin miedo. Y esperamos confiados en los momentos incómodos.





A veces necesitas respirar hondo, dejar la mente en blanco, concentrarte en el aire que entra y que sale de tus pulmones, agradecer la vida que tienes, la gente que tienes, la suerte que tienes... y olvidar todo lo demás. 

Llevaba dos días en los que por fin había recuperado el ánimo y las ganas de seguir adelante, he estado motivada y con ganas de todo. Anoche se me hundió un poco al volver miedos que pensé que estaban olvidados. Esta vez por fin me he dado cuenta de que realmente jamás se irán. Ella siempre estará ahí, a la vuelta de la esquina, esperando la mínima oportunidad para volver a su vida y de camino, sea queriendo o no, atormentar la mía. Por lo tanto se trata de practicar, pararme, respirar hondo, calmarme... y dejar que los miedos queden controlados mientras recuerdo que mi vida la manejo yo, y yo decido qué es lo que me afecta. 
Ha demostrado muchas veces quién es, las cosas siempre caen por su propio peso, y mi hijo jamás dejará de quererme, adorarme y de querer estar conmigo, ya me encargaré yo misma de asegurarme de ello.

Desde que esta mañana leí este cuento y me paré a respirar y a mirar las cosas con perspectiva he estado mucho más tranquila y desde que ayer esa persona maravillosa me propuso e hizo ver una forma muy útil para salir de esto, creo que tengo muchas posibilidades de comenzar, aunque sea en un futuro lejano, a estabilizar mi vida y mis emociones.

Esto también pasará

domingo, 28 de enero de 2018

sábado, 27 de enero de 2018

Por las segundas oportunidades

Hoy me he sentido realmente guapa. Pero mucho. Me miraba al espejo y era como... "dios, estoy genial". No sé si es por cómo me he maquillado, o por cómo me he vestido, o yo que se, el caso es que me he visto tremendamente bien.

Y sin embargo por dentro no me he sentido bien. Ha sido un día raro y difícil. Sobre todo difícil. 

Hoy he estado pensando en el perdón, en el rencor. Me he dado cuenta de que a los demás se lo perdono todo muy fácilmente, quizás a veces demasiado. Y sin embargo a mi misma casi nunca me perdono. Puede que me acepte, pero me acepto con una visión bastante negativa de mí misma.

Me han hecho mucho daño muchas veces, y he hecho mucho daño muchas veces. Me pongo a reflexionar sobre ello y me doy cuenta de que yo siempre acabo perdonando, incluso olvidando. Pero que muy pocas personas me perdonan a mi, pocas personas olvidan mis errores.
Creo que no es justo, pero supongo que ni es culpa de ellas ni mía, porque cada uno es como es y debe ser aceptable. Aunque eso no quita que a veces me den ganas de gritar y llorar a la vez de pura frustración e impotencia.

Me prometí no volver a escribir sobre él, pero me he dado cuenta de que es pedirme demasiado a mi misma. Estoy cumpliendo el no ver nada suyo ni saber de él, pero por desgracia tengo que seguir viéndole, tengo que seguir teniendo contacto, y eso me mata. No os hacéis una idea de hasta que punto.
Llevo días teniendo pesadillas, y cada vez me siento más como en 2014/15. Estoy repitiendo historias y sentimientos. 
Me da pánico que venga dentro de un año y que yo vuelva a caer igual que caí hace dos. Porque de verdad que voy a hacer lo imposible por no hacerlo, pero soy muy consciente de que yo perdono y olvido. "La mente sí almacena el daño, pero el corazón nunca estará a salvo de otro intento"
Creo que también es una de las razones por las cuales me deja tan fácilmente, porque sabe, o piensa, que siempre estaré ahí, aunque sea dentro de mucho tiempo. Al fin y al cabo es lo que le he demostrado hasta ahora, que siempre vuelvo.

Pero lo cierto es que algún día tengo que aprender a usar el amor propio, y dejar de tirar mi orgullo por el váter. 

Estuve pensando en Azul muchísimos años, estuve segura de que si él me llamaba, yo iría al fin del mundo por él, era mi ideal y una de las cosas que aceptaba que nunca tendría, pero que siempre querría. Y un día, tras ocho años así, le vi, y me di cuenta de que era imbécil y de que me merecía algo muchísimo mejor. Había estado muchos años cegada, pero ese día desperté y ahora tengo la certeza absoluta de que no volvería con él ni aunque viniera a rogármelo desnudo.
Sé que con esto me pasará lo mismo. Puede que tarde otros ocho años, puede que sean diez, quince, veinte... serán muchos, pero un día veré lo que ven todos los que están a mi alrededor y que me dicen que me está haciendo un favor. No me queda más remedio.

Aunque ahora siga desesperada por que cambie de opinión, y me pase las horas pegada al móvil esperando esas palabras que no van a llegar nunca.

No sé si es justo, pero va a funcionar, seguro.
Con el tiempo he progresado mucho, imagino que soy más maduro.
Disculparse no es rebajarse, es lo contrario,
Es el gesto que demuestra que te importa que tras tu traspié vuelve a ser todo otra vez tal como fue antes de haberte defraudado.
Disculparse significa algo, aceptar una disculpa no es malo.
Así que perdón, de corazón.
No puedo hacer más ni dar marcha atrás, todo está en tus manos.
Aguardo tu fallo como un reo enfrente de un jurado.


Ahora piensa algo: estamos ante el reto de poder solucionarlo.
La vida está llena de experiencias que nos van cambiando,
Me gusta pensar que suele ser a mejor en mi caso, nunca lo sabrás si no das el paso,
Así que dalo, no soy tan malo, solo fue un fallo y está en el pasado.

Tengo seguro que el camino es muy duro, y tal vez no pueda ser bueno siempre.
Pero sé que soy lo mejor que sé porque no guardo rencor, pero sí mi amor al que mantenga su alma sincera y capaz de entender que es importante ir de frente.
Nadie es perfecto, ni lo será, por eso me acepto a pesar de lo que hago mal.
Siento estar en paz con mi gente y mi mente a la par.
Afronto en vez de escapar. 


No tengo miedo a perdonarte al igual que no tendré medio a pedir perdón,
Todo lo que tengo es que aprender del error cada vez que falle mi alrededor.

Una segunda oportunidad es preciosa,
Poder reparar lo que hiciste mal te hace mejor persona,
Cuidar más de las cosas, valorar lo que aportan,
Preocuparte por sujetar a la gente que importa.


miércoles, 24 de enero de 2018

Historias

Llevo toda mi vida escribiendo historias en las que me marchaba de Sevilla.
Tengo una carpeta cuyo título es "Historias", y ahí están todos los relatos y "novelas" que me pasé escribiendo toda la adolescencia. Cuando crecí algo más dejé de escribir historias y me quedé solo con la poesía y con este blog (que parece una tontería, pero lleva abierto desde 2010, han pasado ya ocho años). Sin embargo, ese cambio no fue porque yo lo quisiera así, si no porque dejé de tener tiempo para pararme a escribir de verdad, parándome a pensar, poniendo mi alma en algo para darle sentido y coherencia a lo largo de varias páginas.

La verdad es que cuando era adolescente lo que hacía era escribir mi vida en esas historias, cambiando nombres y situaciones, imaginando como sería cambiarlo todo, dejando solo la base. A día de hoy empiezo a leer esas historias y solo con las primeras frases soy capaz de identificar en qué amigos me inspiré, y en qué momento de mi vida estaba.
La gente se asombra de mi memoria, pero gran parte de mi secreto es el haberlo escrito todo durante toda mi vida. Comencé mi primer diario en diciembre de 1999, y solo tenía ocho años. Ese diario me duró hasta 2004, y aún lo leo de vez en cuando para recordarme a mi misma. En 2004 pasé de aquel diario al ordenador, a las historias, a la poesía, y de ahí a fotolog y mi primer blog (El mundo de la esperanza), y a este.

Lo curioso es leer aquellas historias y darme cuenta de que las cosas no han cambiado tanto. Que cambian los nombres, las fechas, pero no la esencia. Sigo siendo casi igual que con 13 o 14 años, y por lo tanto mis relaciones, las personas de mi alrededor, también son parecidas. Quiero pensar que he madurado, que cambia el cómo me tomo las cosas, y quizá es cierto que eso sea algo diferente. Pero sigo pensando en marcharme. Sigo imaginándome como sería empezar de nuevo en cualquier otro lugar, lejos de todo lo que conozco y lo que quiero.
Quizá si que debería haberme ido de Erasmus.

Lo que me gusta de escribir historias es eso, inventar, crear nuevos mundos, descubrir vidas paralelas que podrían haber sido pero que no son. Pasar toda mi imaginación del día a día a un papel en el que cobra vida. Aunque esa vida solo tenga interés para mí misma.
Nunca me he centrado en escribir historias buenas, siempre me he conformado con vaciar mi cabeza y poder verla desde fuera, poder ponerme en el lugar de esas otras Irenes que siempre ha habido en mi cabeza para ver qué harían ellas. Cómo sería esa vida.

Necesito dejar de estar mal y siento que no lo consigo. Estoy bien solo superficialmente, solo a veces, cuando las cosas van bien, parece que consigo engañarme. Y aún así por dentro sigo rota, y todo sigue roto. Y no sé cómo arreglarme. 
Me canso de llorar, me canso de pensar siempre en cosas que no debo pensar, y me canso de que cualquier canción me toque el corazón para hacerme daño.
Me canso de seguir siendo la misma imbécil que fui de los 12 a los 17 años, me canso de no haber crecido aún. Y me canso de no ser capaz de pararme a seguir escribiendo historias.

Voy a seguir intentando cambiar, seguir adelante, madurar, crecer, mejorar. 
Bueno, no voy a intentarlo, voy a hacerlo.



Que el amor es ciego pero a veces ciega, y que no vale la pena si no se quedó a tu lado.

domingo, 21 de enero de 2018

Ghost Town

Llevo años haciendo las cosas para los demás más que para mi misma. Y tengo que cambiarlo.
Suspendo una asignatura y me decepciono a mi misma, pero me preocupa más aún decepcionar a mi familia, a mis amigos, incluso a mis profesores. Pienso en el que dirán, en qué pensarán de mi, en el listón tan alto que he puesto y lo mal que me mirarán cuando no llegue a ese listón.

Lo cierto es que este año ha sido horrible. Ha sido simplemente horrible. Los meses de Septiembre a Diciembre me han tenido en vilo, agobiada, frustrada, sintiéndome mal conmigo misma, con los demás. Me han hecho perder confianza, dudar de mi misma, estrellarme contra el suelo, darme chocazos contra las paredes. 
Personas a las que quieres y que te hacen daño, personas a las que quieres y a las que haces daño, dudas, relaciones tóxicas, daños irreparables, corazones rotos, amistades rotas, ilusiones que se marchan, sueños que se rompen, ideales que desaparecen. Una vez más, sentir el fracaso, lo perdido, lo que nunca será. Ese dolor en el pecho al echar de menos, las agujas que te clava la certeza, el miedo, luchar contra algo a lo que nunca podrás ganar. Seguir manteniendo vivas historias que murieron hace años, confianzas que se rompieron antes de empezar. Pensar, y volver a pensar, y dar vueltas y más vueltas a qué estás haciendo y porqué, repasar conversaciones, momentos, actos, palabras, miradas, más conversaciones, más momentos. Y no llegar a nada, porque todo a lo que llegas te hace daño. Y ya no sabes seguir. 
Me he quedado anclada en mi alrededor, olvidando lo importante, sin ser capaz de priorizar, de recordar quién soy y porqué. Me he roto y no he sabido arreglarme, he estado fallando una y otra vez sin darme cuenta, sin ser consciente de cómo me destrozaba a mí misma.

Entonces piensas, ¿y ahora qué? Ya no puedo volver atrás, no puedo recuperar el tiempo perdido, ni hacer las cosas de otra manera, no puedo aprobar exámenes que no he estudiado o en los que no he conseguido concentrarme, no puedo tener relaciones que no he trabajado, no puedo recuperar las horas que no he pasado con mi razón de ser. 
De acuerdo, no puedo. No puedo cambiar nada de lo pasado.
Pero puedo seguir adelante. Siempre seguir adelante. 
Puedo organizar mis prioridades, llevarlas a cabo de verdad. Puedo ser feliz con lo que tengo, que es mucho. Puedo cambiar mi historia y mis ganas de aquí en adelante. Puedo trazar caminos que me lleven donde me merezco estar, donde yo quiera estar. 

Voy a tomarme esta semana como ese puente entre lo que he sido en 2017 y lo que seré a partir de ahora, voy a disfrutar esta semana, voy a hacer mil cosas, con mi hijo, con mis amigos, conmigo misma. Y a partir del día 29 voy a empezar de cero.

Ya me he teñido de pelirroja otra vez, y me gusto, y me siento capaz de lo que sea, y Raúl ha vuelto a tenderme la misma mano que me tendió en 2014, cuando me dijo que yo iba a sacarme bachillerato, cuando me dijo que yo superaría al padre de mi hijo y a todo lo que estaba pasando, cuando perdí amistades que no sabía que podía perder.
La vida es cíclica y vuelvo a estar casi igual, y Raúl sigue aquí, y yo sigo aquí, y mi hijo sigue aquí, y mi familia sigue aquí, y Rocío, Kaike, Paula, Almudena y Joshua siguen aquí. Y no necesito nada más, ya lo tengo todo.

Me lo debo.


sábado, 20 de enero de 2018

Y vuelve el sol aunque es Enero

Ayer fue un día tan increíble, pasaron tantas cosas buenas, que aún no me lo creo. No estoy acostumbrada a estas cosas.

Podría contabilizarlas, podría deciros exactamente que me pasaron 6 cosas geniales. Más todo el ambiente que tuve alrededor que me hizo sentir bien. Rocio, Almu, Ale, Joshua, Ceupo a la hora de comer, mi María... tengo tanta gente increíble cerca que me cuesta creerlo.
Y mi pequeño, mi bebé precioso, con el que estuve muy poco rato pero con el que soy feliz cada minuto.

Y hoy he estado todo el día hecha polvo y encontrándome fatal, pero ya estoy algo mejor, y pienso disfrutar cada momento de lo que queda de día. Es el cumple de mi K, y hay que pasarlo bien y comérmelo a besos.

Una de las cosas más importantes de ayer es que he cambiado algo en mi (otra vez) para sentirme mejor, y aunque aún no está exactamente como quería, soy tan feliz que no podríais imaginarlo. Y en un par de meses (Puede que antes) será más aún.

Tengo unas ganas de ver a Raúl inmensas, y creo que esta semana va a ser fantástica.

¡A pasarlo bien!

"Dices cada día que te soy indiferente, y sin embargo te pasas los días recordándome"


miércoles, 17 de enero de 2018

Nothing lasts forever

Una noche más estoy otra vez contando canciones de ayer, la vaga ilusión de sueños rotos que ya no me importa perder. Y empiezo a pensar que la sensatez en dejar de creer, ya comenzó a doler. 

Una noche más estoy otra vez chocando contra tu pared, y quiero volar y vuelvo a caer. Y empiezo a pensar que tu sensatez es huir sin luchar, ¿qué puedes perder? empieza a creer.

Te tengo tan cerca, te siento tan lejos.

Me he dado cuenta de que estoy acumulando rencor, de que acumulo sensaciones negativas. Y no quiero hacer eso, necesito seguir como he sido siempre hasta ahora. El rencor es algo que te ancla al pasado y nunca te deja avanzar, es algo que no merece la pena.

Este fin de semana me va a venir muy bien. Es el cumple de K, voy a ver a gente genial y sé que voy a pasarlo bien, lo necesito. Además, la semana que viene por fin se acaban los exámenes, pienso desconectar y apagar el móvil. Ver series, leer, y sobre todo, sobre todo, sobre todo, de lo que más ganas tengo es de pasarme los días jugando con José Manuel. Llevármelo al parque, estrenar las cosas que le han traído los reyes, ver pelis de dibujitos, recuperar todas las semanas perdidas por culpa de la universidad.

A veces me planteo dejarlo, realmente llego a plantearme seriamente el dejar la universidad y retomarla cuando él sea mas mayor. No os podéis hacer una idea de lo complicado que es compaginar la carrera con el nene y con mi familia y mi casa. Me siento desbordada y siento que tengo que renunciar a algo para mantener la cordura, y lo único a lo que puedo renunciar es a la carrera. He bajado muchísimo mi rendimiento, mis ganas, mi fuerza... a veces siento que no voy a conseguir remontar y que no merece la pena seguir perdiendo tiempo y esfuerzo.
Pero aún me resisto a tirar la toalla, aún creo que puedo conseguirlo. Aunque no sea con matrículas de honor, como el año pasado. Aunque tenga que aceptar el sacar seises o incluso cincos. Sé que voy a ser buena trabajadora social saque las notas que saque, sé que podré ser buena investigadora, y sé que voy a ser buena haga el trabajo que haga, aunque mi expediente no sea el mejor de la promoción. 

Me he planteado (una vez más) unos objetivos para este semestre que entra, necesito prometerme a mí misma que voy a cumplirlos, y le he pedido ayuda a Raúl y María para que me ayuden. 

Hay momentos en los que siento que me rompo, que no puedo con todo, y las cosas que han pasado estos dos últimos meses me han hecho mucho más daño del que esperaba. Parece que siempre tiene que pasar algo, que no puedo vivir tranquila. Pero ya estoy acostumbrada, y gracias a este tipo de cosas sé que puedo con todo. 


Todo lo que hoy pretendo entender se rompe en pedazos al ver que intento volar y vuelvo a caer. 
No puedo creer en cuentos de hadas que acaban tan bien, nos toca perder, empieza a crecer.

Me he perdido como siempre y no sé cómo mirarte, intento esquivar el dolor sin tentar al corazón, clavada, perdida al escuchar cada nota de tu voz.

Y quiero pensar que algún día también me verás



jueves, 11 de enero de 2018

7 de Septiembre de 2014

Hola, amor mio.

Hoy me he dado cuenta, una vez más, de que no te valoro. De que en realidad nunca lo he hecho.
Desde el día en que te conocí siempre has estado, y aquí sigues, y nunca llegaré a comprender por qué. 


Muy pocas personas han visto todo lo malo que hay en mi y se han quedado para valorar lo bueno, muy pocas personas han seguido luchando porque creían que merecía la pena. 
Y sin embargo aquí estás, queriendo verme cada día, sacándome sonrisas cada vez que lo necesito, apoyándome cuando parece que estoy sola. 
Y yo sigo aquí, sin valorarte. Sin saber qué hacer para devolverte tan solo una cuarta parte de lo que me das. 
Nunca llegaré a creer que te merezco. Y sé que tu no solo es que opines lo contrario, si no que llegas a pensar incluso que me merezco algo mejor que tu. Como si acaso existiera algo mejor que tu. Alguien mejor que tu.


Te quiero mucho más de lo que demuestro, pero es que aún no he aprendido a querer bien. Y lo peor es que lo sabes, y lo mejor es que aún así me quieres. Y me lo demuestras. Eres la persona que más me ha demostrado que me quiere, la única de la que tengo la certeza absoluta de que lo que siente es de verdad. 
Ojalá fuera capaz de parecerme mas a ti, de amar como tu amas. De estar ahí, como tu estás. Ojalá me quisiera tanto como tu me quieres.


Pero estoy en ello, te lo aseguro, y sé que voy mejorando, sé que soy mejor que la Irene a la que conociste hace unos años, y sé que soy peor que la que estará contigo dentro de otros tantos.

Prometo hacer todo lo posible para no irme nunca de tu vida, prometo hacer todo lo posible para darte el trato que mereces, para aprender a querer mejor. Y prometo de verdad y de corazón que siempre vas a importarme, que siempre serás alguien importante en mi vida. Incluso aunque te marches. Porque lo que me has dado hasta ahora no se irá nunca. 


Gracias por existir, por estar conmigo, por hacerme feliz, por ser el mayor apoyo incluso cuando no te dejo serlo, por aguantarme, por conocerme, por aceptarme. Por hacer todo eso desde el primer día y no haber dejado de hacerlo desde el día que te conocí.

Te quiero, de verdad que te quiero, aunque no haga falta que te lo diga. 
Espero que este sea uno de los mejores años de tu vida, y te aseguro que pienso estar ahí para verlo y vivirlo contigo.

No te vayas nunca.

miércoles, 10 de enero de 2018

Hoy me toca a mí reír

Tras la ventana veo la ciudad, y sale el sol aunque es noviembre. 
Quizá las cosas tienen que cambiar.

Una hoja que vuela hacia atrás y un camino equivocado.
Y un destino tan cansado de esperarte.

No, ya no quiero esperar por ti. Lo he intentado y me dejaste ir.
Sí, hoy me toca a mí reír.

Ya no habrá lágrimas sobre el colchón, por mi mejilla empiezan a subir.
No compondré ni una canción de amor si es para ti. 

Como las huellas que se borrarán, mil pasos que nunca quisiste andar. 
Quizá las cosas pueden hoy cambiar.

No, no supiste ver lo que hay en mí. Lo he intentado y me dejaste ir.
Sí, hoy me toca a mí reír.

Tras la ventana veo la ciudad, y vuelve el sol aunque es noviembre.
Quizá las cosas tienen que cambiar.


El año pasado hubo una época en la que me prometí no saber nada más de él salvo lo estrictamente necesario, no buscarle en redes, no leer nada suyo, no intentar descubrir nada. Y lo cumplí. El viernes pasado me propuse lo mismo, lo estoy cumpliendo y seguiré haciéndolo. Hoy me prometo que, al menos hasta dentro de mucho tiempo, esta va a ser la última entrada que escribo pensando en él. Y sé que voy a cumplirlo.

Lo mejor de todo es que estoy siendo capaz de hacerlo con una sonrisa en la cara, con la certeza de que he hecho todo lo que he podido, de que esto no es culpa mía y de que me merezco muchísimo más de lo que yo misma pido.

Y de que a partir de ahora voy a poder ser feliz de verdad y plenamente, aunque tarde en conseguirlo. Voy a encontrar a alguien maravilloso, y si no lo encuentro, me tengo a mi, que soy más maravillosa aún.

Por cierto, de camino me prometí tampoco buscarla a ella, y también lo estoy cumpliendo, y estoy mucho más tranquila y feliz 😄😄

Es hora de cambiar, de seguir adelante y de terminar la historia.

martes, 2 de enero de 2018

Con una estrella en cada mano

Rabia.

Me encantaría titular esta entrada así, pero ya hay una con ese nombre, y no quiero repetirme. Intentaré pensar el título mientras escribo.

La rabia nos dirige mucho más de lo que nos gustaría, la rabia nos guía y nos hace tomar decisiones de las que quizá luego nos arrepintamos.
Me gustaría saber como expresar toda la rabia que llevo acumulando este último mes. La que intento controlar cada día para que no explote, razonando, entendiendo. Siendo empática.

Siempre justifico a la gente que me hace daño, porque si son personas a las que quiero las conozco lo suficiente como para saber porqué hacen las cosas. Pero a veces sé que me paso, hay veces en las que soy consciente de que justifico cosas injustificables, a personas injustificables.

Y entonces me pregunto qué debo hacer conmigo misma. Me pregunto cómo controlar la rabia sin justificar al que la provoca, ¿cómo voy a no odiar a quién me hace daño si no le justifico? Supongo que se trata de trabajar la indiferencia. Me dan rabia las cosas porque las hacen personas a las que quiero, personas que me importan y que siguen afectándome aunque ya no estén en mi vida. Y tengo que aprender a que esas personas me sean indiferentes, porque es la única manera de dejar atrás la rabia sin idealizarlas, sin justificarlas.

Creo que estoy escribiendo muy mal, pero es que tengo rabia acumulada. Tengo mucha rabia. Y estoy escribiendo intentando controlar el volcán que llevo dentro y que quiere explotar. Y tengo que respirar, y pensar en otras cosas, y no lanzarles cuchillos a las personas que me están provocando esta rabia. Pero es sumamente difícil. Y me duele el pecho.

Supongo que soltar la rabia es algo necesario, aunque sea despotricando sin sentido y sin orden. Pero al final relaja, como me ha pasado ahora. He parado de escribir aquí para desahogarme con amigas, y me he renovado por dentro. Ahora respiro mucho mejor.
Al final la gente que está es la que consigue hacerte sentir bien cuando tu sola no puedes.

Y con esas personas me quedo. Con las que se quedan conmigo.



Nadie dice nunca cómo se hace nada, 
Nada es lo más cerca que hay que comprender cómo se destruye todo sin saberlo ni querer. 
Nunca imaginamos que doliese tanto, nunca imaginamos que podría pasar, 
Y nos dio por despreciarnos, y nos dio por disparar. 

Nada es más difícil que vivir muriendo, 
Nada es más difícil que seguir en pie cuando sólo estas sufriendo, y eso tú lo sabes bien. 
Y duele porque quieres de verdad, duele cuanto más lo intentas, 
Duele porque tengas que luchar, duele porque no despiertas 
Y porque pasará la vida, y tu siempre seguirás preguntándote por qué la culpa siempre te ha encontrado. 
Mira bien detrás de ti, verás como todo ha terminado. 
Si la rabia no te olvida es porque tú no has olvidado. 
Yo aprendí a sobrevivir con una estrella en cada mano. 

Y el rencor nos vio de cerca y nuestros ojos se cerraron, y ahora sólo somos dos que se quisieron demasiado. 
Luego el miedo se quedó a dormir, y nos acostumbraros a entender cómo vivir con lo poco que ha quedado.

Preguntándote por qué la culpa siempre te ha encontrado, 
Ojalá perdones tú, la vida ya te ha perdonado. 
Te deseo lo mejor, la guerra ya se ha terminado, 
Yo estaré cerca de aquí, con una estrella en cada mano.



He compartido mil veces esta canción, y la compartiré mil veces más, pero es que es exactamente eso, lo que dice.

Por cierto, ¡Feliz año!