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miércoles, 24 de enero de 2018

Historias

Llevo toda mi vida escribiendo historias en las que me marchaba de Sevilla.
Tengo una carpeta cuyo título es "Historias", y ahí están todos los relatos y "novelas" que me pasé escribiendo toda la adolescencia. Cuando crecí algo más dejé de escribir historias y me quedé solo con la poesía y con este blog (que parece una tontería, pero lleva abierto desde 2010, han pasado ya ocho años). Sin embargo, ese cambio no fue porque yo lo quisiera así, si no porque dejé de tener tiempo para pararme a escribir de verdad, parándome a pensar, poniendo mi alma en algo para darle sentido y coherencia a lo largo de varias páginas.

La verdad es que cuando era adolescente lo que hacía era escribir mi vida en esas historias, cambiando nombres y situaciones, imaginando como sería cambiarlo todo, dejando solo la base. A día de hoy empiezo a leer esas historias y solo con las primeras frases soy capaz de identificar en qué amigos me inspiré, y en qué momento de mi vida estaba.
La gente se asombra de mi memoria, pero gran parte de mi secreto es el haberlo escrito todo durante toda mi vida. Comencé mi primer diario en diciembre de 1999, y solo tenía ocho años. Ese diario me duró hasta 2004, y aún lo leo de vez en cuando para recordarme a mi misma. En 2004 pasé de aquel diario al ordenador, a las historias, a la poesía, y de ahí a fotolog y mi primer blog (El mundo de la esperanza), y a este.

Lo curioso es leer aquellas historias y darme cuenta de que las cosas no han cambiado tanto. Que cambian los nombres, las fechas, pero no la esencia. Sigo siendo casi igual que con 13 o 14 años, y por lo tanto mis relaciones, las personas de mi alrededor, también son parecidas. Quiero pensar que he madurado, que cambia el cómo me tomo las cosas, y quizá es cierto que eso sea algo diferente. Pero sigo pensando en marcharme. Sigo imaginándome como sería empezar de nuevo en cualquier otro lugar, lejos de todo lo que conozco y lo que quiero.
Quizá si que debería haberme ido de Erasmus.

Lo que me gusta de escribir historias es eso, inventar, crear nuevos mundos, descubrir vidas paralelas que podrían haber sido pero que no son. Pasar toda mi imaginación del día a día a un papel en el que cobra vida. Aunque esa vida solo tenga interés para mí misma.
Nunca me he centrado en escribir historias buenas, siempre me he conformado con vaciar mi cabeza y poder verla desde fuera, poder ponerme en el lugar de esas otras Irenes que siempre ha habido en mi cabeza para ver qué harían ellas. Cómo sería esa vida.

Necesito dejar de estar mal y siento que no lo consigo. Estoy bien solo superficialmente, solo a veces, cuando las cosas van bien, parece que consigo engañarme. Y aún así por dentro sigo rota, y todo sigue roto. Y no sé cómo arreglarme. 
Me canso de llorar, me canso de pensar siempre en cosas que no debo pensar, y me canso de que cualquier canción me toque el corazón para hacerme daño.
Me canso de seguir siendo la misma imbécil que fui de los 12 a los 17 años, me canso de no haber crecido aún. Y me canso de no ser capaz de pararme a seguir escribiendo historias.

Voy a seguir intentando cambiar, seguir adelante, madurar, crecer, mejorar. 
Bueno, no voy a intentarlo, voy a hacerlo.



Que el amor es ciego pero a veces ciega, y que no vale la pena si no se quedó a tu lado.

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