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lunes, 23 de octubre de 2023
Las mentiras que nos decimos
lunes, 9 de octubre de 2023
¿Qué te hace feliz?
El sábado tuve una conversación con mi madre que me hizo mucho daño. Pero mucho.
Ella no suele estar de acuerdo con mis decisiones, con el rumbo que decido tomar en mi vida, y a veces es complicado hablar con ella porque no es consciente de que sus palabras hacen sangre. Le dije que las decisiones que he tomado en estos meses me hacen feliz, que ahora mismo estoy tranquila, bien.
Pero ella me dijo que no se lo creía, que no me veía bien de verdad, que no era una felicidad real, que en cualquier momento me daría el bajón, que todo lo que he hecho ha sido por aburrimiento y falta de atención, y que no estoy tan bien como creo.
Me hizo dudar muchísimo. ¿Y si tiene razón? ¿Y si mi felicidad no es real? ¿Y si esta paz y alivio que siento son solo espejismos?
Acudí a esos que me aman, que me conocen, que han estado conmigo desde el principio en este camino que tanto me está costando. María, mi hermana, Rocío, Germán... cada uno a su manera, me dijeron todos lo mismo. Que mi madre se equivoca. Rocío añadió que, en caso de que tenga razón, ¿qué mas da?, que disfrutase del momento actual y ya más adelante iré afrontando lo que venga. Me pareció buena idea.
María, esa persona que me conoce más que yo misma, que es la más sabia de todas las personas que me rodean y que tanto me lleva ayudando desde que nos conocemos, lleva todo este tiempo diciéndome algo que intento recordar: debo tomar decisiones en base a lo que siento ahora, en lo que está ocurriendo ahora. No pensando en lo que me gustaría que fuera, o en lo que creo que va a pasar o venir más adelante, sino en el aquí y ahora. Me recordó que no debo tomar decisiones en base al miedo, al arrepentimiento o al conformismo, si no en base a la ilusión, la curiosidad, la pasión y la alegría. Me dijo que me merezco tomar mis propias decisiones libremente, y equivocarme, acertar y cambiar el camino todas las veces que quiera. Que no podemos sentirnos de manera distinta si siempre hacemos lo mismo.
Mi hermana me recordó que cuando eres realmente feliz en tu zona de confort no necesitas salir de ella, y que si decidí hacerlo fue por una razón. Que mi felicidad es lo que importa. Germán me dijo "Irene, ahora estás muchísimo mejor que hace dos meses". Al final se trata de eso, de sentir que lucho por vivir tranquila, por estar feliz cuando puedo, por buscar mi propia paz.
Las dudas siguen envolviéndome cada día, y el miedo a haberme equivocado y acabar arrepintiéndome. Pero tengo que centrarme en lo que me da paz, en lo que me alivia el corazón y me provoca alegría, felicidad.
Por eso he decidido escribir esta entrada, para recordarme lo que me hace feliz, o lo que me acerca a estar feliz, a esa paz que tanto necesito.
Y esta es mi lista actualmente, de la manera más objetiva posible, analizando mi día a día y el cómo me siento:
- Me dan paz los abrazos de mi hijo, me hace sentirme bien hablar con él, ver quién es, lo que piensa, cómo se comporta. Me hace sentirme útil cuando me necesita y puedo ayudarle, cuando me pregunta cosas y yo se las explico. Mi hijo me da seguridad y me hace sentirme buena madre, me invade el amor cuando le tengo cerca.
- Me hace feliz, me divierte y me inunda de alegría hablar y ver a Danil. En serio, es un chute de vitamina solar, me calma el alma cada día y me ilumina la vida.
- Me da paz hacer puzles, colorear en la tablet, ver médico de familia, leer, escribir y jugar a los sims. Mis hobbies me hacen desconectar, respirar, reiniciarme.
- Me da una felicidad inmensa estar con Fran, me siento tranquila y feliz cuando estamos juntos, haciendo cualquier plan, ya sea solos o en grupo, y me hace ilusión cuando sé que vamos a vernos, se me expande la alegría por el cuerpo.
- Me hace increíblemente feliz salir con mis amigos, tanto con el grupo de siempre como con los que he conocido este verano. Me río muchísimo, me siento aceptada y querida, siento que nunca voy a estar sola, que me acompañan pase lo que pase. Me dan paz.
- Amo hablar con Germán, me provoca todos los sentimientos positivos que podáis imaginar, me devuelve a la vida, me devuelve las ganas, me recuerda todo lo que valgo. Si alguien me da fuerzas, ese es él. Me siento admirada, querida... y todo es mutuo, es la relación más horizontal que tengo y de las que más seguridad y confianza me dan. Le quiero a rabiar, me provoca todo lo bueno del universo.
- María me da toda la paz que mi vida diaria me quita, me sana el corazón y me alivia las heridas, me recuerda que merezco ser feliz y estar bien, me hace pensar que soy fuerte, pero que tampoco pasa nada si alguna vez no lo soy y no puedo con todo.
- Rocío y Joshua me dan ese colchón de seguridad que todos necesitamos cuando nos tiramos a la piscina, cuando vamos a lo loco por la vida y no atendemos a las consecuencias. Están ahí pase lo que pase, son mi seguridad y tranquilidad, son mi familia.
- Mi sobrino Álvaro me provoca toda la felicidad del mundo, esos "titaaaaa" que me hacen sentir tan querida, tan necesaria, las sonrisas cuando me mira, los abrazos, el amor que emana por cada poro.
- La playa me da paz. Viajar me hace feliz, me ilusiona y me da vida. Pero la playa sobre todo. Solo pisar la arena me renueva de energías, irme a la orilla y sentir el mar, entrar al agua, salir, el sol... el cuerpo que me deja cuando llego a casa, la sensación de paz que me dura días, las ganas de siempre volver.
- El sushi me hace feliz, cuando estoy triste pero puedo comer sushi, gran parte de la tristeza se me acaba pasando. Quizá suene a tontería, pero es la verdad. Ojalá tener sushi a mano cada vez que me invade la tristeza.