Aviso a navegantes

Soy responsable de lo que escribo, no de lo que usted entienda o interprete

lunes, 23 de octubre de 2023

Las mentiras que nos decimos

Vete de donde no seas feliz. Si no te llena, busca otra cosa. Si no te sientes valorada, valórate tu.

Me quiero. He recordado que me quiero. Que me gusta mi intensidad, mi forma de amar y darlo todo, me gusta mi forma de trabajar, de entregarme. Me gusta estar loca y ser descontrolada, me encanta dejarme llevar. Me gusta ser capaz de tomarme con calma las cosas que veo importantes.

El verano terminó, la euforia pasó. Los tiempos cambian y los huecos se llenan. Priorizamos.

Y a veces me siento idiota, si. Porque priorizo a quien no me prioriza, porque pienso en quien no me piensa. Porque busco a quien cree que ya no hace falta esforzarse. Porque doy demasiado en todos los ámbitos de mi vida.

Y no es culpa de nadie, cada persona es distinta, cada persona se expresa de manera diferente, y todas esas expresiones son válidas, solo que no todas son compatibles. Y yo necesito a alguien que me haga sentir querida, deseada, importante, que no me genere dudas... ni aunque esas dudas sean producto de mi imaginación.

Vuelvo a no tener un lugar seguro. Entrar en mi casa es entrar en tierra hostil, donde todo es difícil y complicado. ¿Adónde voy para estar tranquila, para sentir paz?

Me gusta mi capacidad para amar, y también me gusta mi capacidad para levantarme cada vez que caigo, para ser fuerte y seguir, para quedarme siempre con lo bueno. 
Germán casi odia esa manía mía de quedarme con lo bueno, porque está convencido de que si fuera más objetiva o fría no tendría la mitad de las relaciones que tengo, ni aguantaría tanto tiempo al lado de personas que no me aportan las cosas que necesito. Germán es muy cabezón, pero yo lo soy más, y no voy a dejar de quedarme y ensalzar lo bueno, aunque a veces sea poco. 
Cuando me rinda, será porque al menos lo he intentado todo, como siempre.

Y en ese sentido... menos mal que tengo a Danil. No imagináis el pilar que es ahora mismo para mi, cuantísimo me aporta, lo feliz que me hace. La capacidad para hacerme reír que tiene, para que me sienta querida e importante. Nunca pensé que podría volver a encontrar a un amigo así de increíble, y de verdad que creo que soy excesivamente afortunada con las amistades que me han tocado en la vida. ¿Lo he pasado mal? muchísimo, ¿he tenido amistades que me han destrozado? por supuesto. Pero el balance general es absolutamente positivo, y tengo un círculo de apoyo que ya querrían otros.
Y ahora se ha ensanchado, ahora es más grande y cada vez entra más gente. Danil ha entrado por la puerta grande, y sé que es para quedarse, no le pienso dejar escapar.

Llevo varios días (una semana, en realidad) escribiendo esta entrada. La empecé el lunes pasado, al volver de la playa, y he ido añadiendo párrafos según me iba sintiendo en días aleatorios. No lo he hecho queriendo, simplemente ha salido así. No va sobre un solo tema, va sobre muchos. 
Hoy es lunes de nuevo, y me he despertado agotada emocionalmente. Tengo la sensación de que llevo demasiado tiempo sintiendo demasiado, sintiendo en exceso, y mi cuerpo me está gritando que pare, que necesita que me cuiden y que sean otros los que sientan por mi, que me quieran tanto como yo quiero, que me valoren como yo valoro, que me den el cariño que necesito sin tener que rogarlo. Pero al final siempre me quedo con la sensación de que eso es muy complicado, porque yo soy demasiado complicada.

Ayer descubrí una canción que os prometo que se me ha clavado como hacía tiempo que no se me clavaba una canción, y es porque me siento tremendamente identificada con la letra. Os la voy a dejar al final de la entrada, junto a la canción en sí.

Estoy súper cansada de pensar y sentir. Me encantaría tener vacaciones de mí misma, escapar un poco e irme a una isla desierta a estar completamente sola, con libros, material para dibujar y música. Sin nada que ocupe mi cabeza. Solo paz.

Han sido días de tener el autoestima por los suelos, de no sentirme deseada en absoluto, de volver a odiar mi cuerpo y creer que no puedo gustarle a nadie. De venirme abajo. De fustigarme porque no soy suficiente.

Pero quiero pensar que lo soy, quiero pensar que quien me quiera lo hará con todo, que mi cuerpo le parecerá maravilloso, que mis ojos dispares serán los más bonitos del mundo, que no tendré que sentir que no valgo. 

Quiero pensar que terminaré queriéndome tanto que yo misma piense eso.
Os juro que lo intento cada día.
Os juro que lo voy a seguir intentando.




Si alguna vez has discutido sin razón
Si el ego te calla un "perdón", o aún peor, un "te quiero"
Tal vez esta sea tu canción.
Si no te has aceptado, te has vestido de otra cosa
Si la prosa no te llama "Caballero"
Escucha en silencio, que el miedo si puede te ahoga.

Hoy me atrevo a decirte lo mucho que yo he hecho lo mismo
Pero ahora ya puedo mirarme al espejo
Y decido querer su reflejo
No ser la mentira de siempre
Que agrada a la gente y olvida quererse primero.

Me miento.
Me cuesta la vida reconocerlo, pero es lo que hay
Y me miento.
Y digo "No importa", y digo "Perfecto"
Sin titubeos, sonriendo.
Porque en mentirme soy bueno
Tanto que a veces incluso he llegado a engañarme
Y a tomar por ciertos los cuentos que invento.
Mis miedos.
Mi estúpida idea de intentar que me veas como alguien serio y con criterio.
Mis "no pasa nada" "claro que puedo" y toda esa ristra de intentos.
De no molestarte, de verme sereno
De ser como creo que quieres que sea porque no me veo suficiente.

Y hoy me atrevo a decirte que si haces lo mismo que cuentas
Decidas mirarte al espejo y querer su reflejo,
Brindarte respeto.
No ser la mentira de siempre
Que agrada a la gente y olvida quererse primero.

Solo soy esto.
Alguien que intenta hacer lo correcto
Contigo más que conmigo, 
Porque a mi gente la pongo primero.
Me tiro la vida fingiendo que no me importa lo que diga el resto.
Pero me importa, por supuesto.
Yo quiero gustarte y me esfuerzo, 
E intento que tu me veas listo, que me veas guapo
Que me veas fuerte y recto
Y al mismo tiempo voy por la vida haciendo como que no es cierto
Que soy lo que muestro
Que todo está bien ahí dentro
Que los golpes ni los siento
Que no me afectan tus gestos
No es cierto
Me afectan, y creo que es peor, lo prefiero
No quiero vivir en un mundo en el que no me importe gustar a quien quiero
Y si he de mentirme, me miento
Y si he de esforzarme, me esfuerzo
Lo único que me da miedo es el cuánto
Ha de haber un punto medio
Uno en el que ambos ganemos
Donde tu cedes, yo cedo
Pero no porque perdemos
Porque tenemos que hacerlo
Es un modo generoso de mostrar que nos queremos
Pero dentro de los salmos, amiga..

Hoy me atrevo a decirte lo mucho que yo he hecho lo mismo
Pero ahora ya puedo mirarme al espejo contigo,
Ganando en equipo
No pierdo por mucho que ceda
Mi fiel compañera, 
Quisiera que sientas lo mismo.

lunes, 9 de octubre de 2023

¿Qué te hace feliz?

El sábado tuve una conversación con mi madre que me hizo mucho daño. Pero mucho.

Ella no suele estar de acuerdo con mis decisiones, con el rumbo que decido tomar en mi vida, y a veces es complicado hablar con ella porque no es consciente de que sus palabras hacen sangre. Le dije que las decisiones que he tomado en estos meses me hacen feliz, que ahora mismo estoy tranquila, bien. 

Pero ella me dijo que no se lo creía, que no me veía bien de verdad, que no era una felicidad real, que en cualquier momento me daría el bajón, que todo lo que he hecho ha sido por aburrimiento y falta de atención, y que no estoy tan bien como creo. 

Me hizo dudar muchísimo. ¿Y si tiene razón? ¿Y si mi felicidad no es real? ¿Y si esta paz y alivio que siento son solo espejismos?

Acudí a esos que me aman, que me conocen, que han estado conmigo desde el principio en este camino que tanto me está costando. María, mi hermana, Rocío, Germán... cada uno a su manera, me dijeron todos lo mismo. Que mi madre se equivoca. Rocío añadió que, en caso de que tenga razón, ¿qué mas da?, que disfrutase del momento actual y ya más adelante iré afrontando lo que venga. Me pareció buena idea.

María, esa persona que me conoce más que yo misma, que es la más sabia de todas las personas que me rodean y que tanto me lleva ayudando desde que nos conocemos, lleva todo este tiempo diciéndome algo que intento recordar: debo tomar decisiones en base a lo que siento ahora, en lo que está ocurriendo ahora. No pensando en lo que me gustaría que fuera, o en lo que creo que va a pasar o venir más adelante, sino en el aquí y ahora. Me recordó que no debo tomar decisiones en base al miedo, al arrepentimiento o al conformismo, si no en base a la ilusión, la curiosidad, la pasión y la alegría. Me dijo que me merezco tomar mis propias decisiones libremente, y equivocarme, acertar y cambiar el camino todas las veces que quiera. Que no podemos sentirnos de manera distinta si siempre hacemos lo mismo. 

Mi hermana me recordó que cuando eres realmente feliz en tu zona de confort no necesitas salir de ella, y que si decidí hacerlo fue por una razón. Que mi felicidad es lo que importa. Germán me dijo "Irene, ahora estás muchísimo mejor que hace dos meses". Al final se trata de eso, de sentir que lucho por vivir tranquila, por estar feliz cuando puedo, por buscar mi propia paz.

Las dudas siguen envolviéndome cada día, y el miedo a haberme equivocado y acabar arrepintiéndome. Pero tengo que centrarme en lo que me da paz, en lo que me alivia el corazón y me provoca alegría, felicidad.

Por eso he decidido escribir esta entrada, para recordarme lo que me hace feliz, o lo que me acerca a estar feliz, a esa paz que tanto necesito. 

Y esta es mi lista actualmente, de la manera más objetiva posible, analizando mi día a día y el cómo me siento:

  • Me dan paz los abrazos de mi hijo, me hace sentirme bien hablar con él, ver quién es, lo que piensa, cómo se comporta. Me hace sentirme útil cuando me necesita y puedo ayudarle, cuando me pregunta cosas y yo se las explico. Mi hijo me da seguridad y me hace sentirme buena madre, me invade el amor cuando le tengo cerca.
  • Me hace feliz, me divierte y me inunda de alegría hablar y ver a Danil. En serio, es un chute de vitamina solar, me calma el alma cada día y me ilumina la vida.
  • Me da paz hacer puzles, colorear en la tablet, ver médico de familia, leer, escribir y jugar a los sims. Mis hobbies me hacen desconectar, respirar, reiniciarme.
  • Me da una felicidad inmensa estar con Fran, me siento tranquila y feliz cuando estamos juntos, haciendo cualquier plan, ya sea solos o en grupo, y me hace ilusión cuando sé que vamos a vernos, se me expande la alegría por el cuerpo.
  • Me hace increíblemente feliz salir con mis amigos, tanto con el grupo de siempre como con los que he conocido este verano. Me río muchísimo, me siento aceptada y querida, siento que nunca voy a estar sola, que me acompañan pase lo que pase. Me dan paz.
  • Amo hablar con Germán, me provoca todos los sentimientos positivos que podáis imaginar, me devuelve a la vida, me devuelve las ganas, me recuerda todo lo que valgo. Si alguien me da fuerzas, ese es él. Me siento admirada, querida... y todo es mutuo, es la relación más horizontal que tengo y de las que más seguridad y confianza me dan. Le quiero a rabiar, me provoca todo lo bueno del universo.
  • María me da toda la paz que mi vida diaria me quita, me sana el corazón y me alivia las heridas, me recuerda que merezco ser feliz y estar bien, me hace pensar que soy fuerte, pero que tampoco pasa nada si alguna vez no lo soy y no puedo con todo. 
  • Rocío y Joshua me dan ese colchón de seguridad que todos necesitamos cuando nos tiramos a la piscina, cuando vamos a lo loco por la vida y no atendemos a las consecuencias. Están ahí pase lo que pase, son mi seguridad y tranquilidad, son mi familia.
  • Mi sobrino Álvaro me provoca toda la felicidad del mundo, esos "titaaaaa" que me hacen sentir tan querida, tan necesaria, las sonrisas cuando me mira, los abrazos, el amor que emana por cada poro.
  • La playa me da paz. Viajar me hace feliz, me ilusiona y me da vida. Pero la playa sobre todo. Solo pisar la arena me renueva de energías, irme a la orilla y sentir el mar, entrar al agua, salir, el sol... el cuerpo que me deja cuando llego a casa, la sensación de paz que me dura días, las ganas de siempre volver.
  • El sushi me hace feliz, cuando estoy triste pero puedo comer sushi, gran parte de la tristeza se me acaba pasando. Quizá suene a tontería, pero es la verdad. Ojalá tener sushi a mano cada vez que me invade la tristeza.
Si tuviera que decir, a modo rápido, qué necesito actualmente para estar tranquila, tendría muy clara la respuesta. Diría que a mi gente, a todos los que ya he mencionado, a mi hermana, mis sobrinos, mi hijo, mis animales. Diría sushi, playa, puzles, la tablet y Netflix. Diría hacer planes, maquillarme, salir, bailar, jugar a juegos de mesa, cantar en un karaoke, viajar, ir a la playa.
Todo eso ya lo tengo, está en mi día a día y cada semana pienso (a veces con ayuda) nuevas formas de ir haciendo todo lo que me da paz, alegría, felicidad e ilusión. Todo lo que me apasiona, con la gente que actualmente me da energía.

Hace tres meses habría respondido de una manera distinta, habría incluido también otras cosas y otras personas, y estoy segura de que dentro de tres meses la lista volvería a cambiar, y así continuamente. Pero es que así funciona, ¿no?, no puede hacerte feliz siempre lo mismo, el camino nunca es lineal, tiene mil curvas y bifurcaciones, hay mil destinos y muchas metas. Por eso son necesarios los cambios. Vivir sin miedo.

Mi hermana me dice muchas veces que quiere que aprenda a ser feliz sola, sin depender de los demás. Pero creo que no es consciente de que somos seres sociales, y que eso es imposible. Siempre van a afectarme las personas que me rodean, y creo que no es algo que haya que evitar, si no simplemente ser consciente de ello, y rodearte solo de aquellas que te aportan energía, positividad, y también dosis de realidad. Sé que siento demasiado, sé que mi intensidad emocional es complicada de llevar y gestionar, pero también sé que las personas que merecen la pena se quedarán conmigo pese a ello, y que no es necesario que aprenda a estar sola, porque nunca voy a estarlo.

No voy a decir que soy plenamente feliz, creo que eso es imposible e intentarlo una pérdida de tiempo. Hay muchas cosas que actualmente también me generan una profunda tristeza, pero necesito centrarme en las otras para poder sobrevivir, para enfrentar mi día a día.
Y eso no significa que mi felicidad no sea real.
Significa que lo estoy intentando, que no me rindo.

Y pienso seguir así.




martes, 3 de octubre de 2023

Sobrevivir a los recuerdos

Ha llegado otro 3 de octubre. 
Esta vez ya hace 15 años desde aquel primer concierto, con esas casi doscientas personas que vinieron a vernos dar nuestro debut, a acompañarnos en nuestro gran día.

15 años desde aquel fin de semana repleto de felicidad, de cosas nuevas y sentimientos a flor de piel.

Mañana serán 15 años desde aquel primer beso.

Ha vuelto a llegar octubre, y con él todos los recuerdos, todo el dolor, los escalofríos, la tristeza.
Cómo odio octubre.

Este año es aún más complicado, la situación es diferente a estos años atrás, y a la vez muy parecida a la del octubre de hace 9 años. Vivo con miedo a que termine repitiéndose el infierno y los meses que siguieron a aquel 4 de octubre de 2014.
El día que comenzó la guerra. 
A veces siento que es una guerra que nunca va a terminar del todo, que los fantasmas siempre van a estar ahí.

Me invade la pena al pensar en cómo unos recuerdos horribles terminaron sepultando a los buenos, me invade la pena al recordar cómo eran de importantes para mí las fechas y lugares, y cómo pisaron de forma tan brutal todo lo que era valioso. 
Sigo sin comprender por qué ese día. Por qué justo ese día.
Sigo sin comprender por qué años después fue en aquel lugar. Justo aquel lugar.

Siempre he pensado que al final el dolor acabaría pasando, que mi cuerpo y mi corazón se acostumbrarían, y que la nueva vida sería mucho más importante y maravillosa y por tanto eclipsaría aquel octubre.

Pero al final el dolor nunca se va. Y quizá esa sea una de las razones por las que el final era inevitable, porque yo he perdonado, pero mi corazón no olvida.

Que horrible tener que vivir otra vez octubre.
Necesito que termine el día de hoy, necesito que pase el día de mañana, y necesito que sea ya día 9 o 10 y que toda la semana de recuerdos nefastos se haya marchado.

No sé qué voy a hacer estos días para continuar en pie, pero una vez más debo aguantar, mantenerme fuerte, y recordar que pude seguir adelante pese a todo el daño, pese a todos los golpes.

Ella jamás volverá a mi vida. Él ya no es el mismo.
Sigo cumpliendo mis metas.

Y voy a sobrevivir a octubre.