Aviso a navegantes

Soy responsable de lo que escribo, no de lo que usted entienda o interprete

domingo, 21 de enero de 2018

Ghost Town

Llevo años haciendo las cosas para los demás más que para mi misma. Y tengo que cambiarlo.
Suspendo una asignatura y me decepciono a mi misma, pero me preocupa más aún decepcionar a mi familia, a mis amigos, incluso a mis profesores. Pienso en el que dirán, en qué pensarán de mi, en el listón tan alto que he puesto y lo mal que me mirarán cuando no llegue a ese listón.

Lo cierto es que este año ha sido horrible. Ha sido simplemente horrible. Los meses de Septiembre a Diciembre me han tenido en vilo, agobiada, frustrada, sintiéndome mal conmigo misma, con los demás. Me han hecho perder confianza, dudar de mi misma, estrellarme contra el suelo, darme chocazos contra las paredes. 
Personas a las que quieres y que te hacen daño, personas a las que quieres y a las que haces daño, dudas, relaciones tóxicas, daños irreparables, corazones rotos, amistades rotas, ilusiones que se marchan, sueños que se rompen, ideales que desaparecen. Una vez más, sentir el fracaso, lo perdido, lo que nunca será. Ese dolor en el pecho al echar de menos, las agujas que te clava la certeza, el miedo, luchar contra algo a lo que nunca podrás ganar. Seguir manteniendo vivas historias que murieron hace años, confianzas que se rompieron antes de empezar. Pensar, y volver a pensar, y dar vueltas y más vueltas a qué estás haciendo y porqué, repasar conversaciones, momentos, actos, palabras, miradas, más conversaciones, más momentos. Y no llegar a nada, porque todo a lo que llegas te hace daño. Y ya no sabes seguir. 
Me he quedado anclada en mi alrededor, olvidando lo importante, sin ser capaz de priorizar, de recordar quién soy y porqué. Me he roto y no he sabido arreglarme, he estado fallando una y otra vez sin darme cuenta, sin ser consciente de cómo me destrozaba a mí misma.

Entonces piensas, ¿y ahora qué? Ya no puedo volver atrás, no puedo recuperar el tiempo perdido, ni hacer las cosas de otra manera, no puedo aprobar exámenes que no he estudiado o en los que no he conseguido concentrarme, no puedo tener relaciones que no he trabajado, no puedo recuperar las horas que no he pasado con mi razón de ser. 
De acuerdo, no puedo. No puedo cambiar nada de lo pasado.
Pero puedo seguir adelante. Siempre seguir adelante. 
Puedo organizar mis prioridades, llevarlas a cabo de verdad. Puedo ser feliz con lo que tengo, que es mucho. Puedo cambiar mi historia y mis ganas de aquí en adelante. Puedo trazar caminos que me lleven donde me merezco estar, donde yo quiera estar. 

Voy a tomarme esta semana como ese puente entre lo que he sido en 2017 y lo que seré a partir de ahora, voy a disfrutar esta semana, voy a hacer mil cosas, con mi hijo, con mis amigos, conmigo misma. Y a partir del día 29 voy a empezar de cero.

Ya me he teñido de pelirroja otra vez, y me gusto, y me siento capaz de lo que sea, y Raúl ha vuelto a tenderme la misma mano que me tendió en 2014, cuando me dijo que yo iba a sacarme bachillerato, cuando me dijo que yo superaría al padre de mi hijo y a todo lo que estaba pasando, cuando perdí amistades que no sabía que podía perder.
La vida es cíclica y vuelvo a estar casi igual, y Raúl sigue aquí, y yo sigo aquí, y mi hijo sigue aquí, y mi familia sigue aquí, y Rocío, Kaike, Paula, Almudena y Joshua siguen aquí. Y no necesito nada más, ya lo tengo todo.

Me lo debo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario