Aviso a navegantes

Soy responsable de lo que escribo, no de lo que usted entienda o interprete

domingo, 1 de junio de 2025

Estoy a salvo

Respira hondo.

Llevo toda la tarde recordando que debo respirar hondo, respirar muy hondo y repetirme que estoy a salvo.

Pero mi sistema nervioso no se cree esa posibilidad, no entiende que estoy en un momento de mi vida en el que, pese a las complicaciones, hay paz.

Han pasado las tormentas, tormentas que siguen doliendo y que tengo que seguir gestionando. Pero han pasado, solo queda ir reconstruyendo lo que han destrozado, con calma y paz, con amor y apoyo.

Tengo un trabajo estable, cómodo, con un buen sueldo, ejerzo lo que he estudiado, lo que soy. Quizá no estoy motivada ni es lo que mas me gustaría, pero tengo metas, objetivos y formas de ir mejorando. 

Cada día estoy mas cerca de independizarme, aún queda, pero estoy mucho mas cerca que hace un año. Lo toco con la punta de los dedos.

Mi hijo está teniendo todos los recursos posibles para estar bien, para aprender, para mejorar. Nos tiene a su lado, nos quiere. Está en el camino, aunque la adolescencia sea lo mas complicado del universo.

Estoy bien rodeada, tengo amistades increíbles, una hermana maravillosa.

Y tengo una relación sana. Realmente la tengo. Una relación en la que validan lo que siento, lo que soy. En la que hablamos las cosas, llegamos a acuerdos que se cumplen, en la que me cuidan, me protegen. Donde no sólo me quieren, si no que me quieren bien. Donde no estoy haciendo todo el esfuerzo, donde me dan exactamente lo mismo que doy yo. Donde hay equilibrio


Pero mi sistema no entiende esto. No lo procesa, no lo comprende. Su zona de confort es el caos, es la guerra. Lo que conoce es la ebullición continua y el dolor constante, el esquivar balas, el modo supervivencia. Mi cerebro está magnificando cada mínima cosa negativa y la convierte en un mundo, porque asi se siente a gusto. Mi cerebro me grita "huye" ante cualquier complicación, por muy leve que sea.

Me da pánico estar bien. Porque no sé cómo funciona eso. No sé cómo se hace el estar tranquila de forma dilatada en el tiempo. Llevo buscando ese estado media vida, y ahora que casi puedo rozarlo... no sé llevarlo.

Y sé que se puede, y sé que podré hacerlo. Pero que irónico que lleve toda la tarde a base de llanto nervioso porque estoy bien

Y qué miedo, qué pánico, perder esta posible paz. Este posible futuro. Esta posible estabilidad. 

Qué suerte poder ser independiente para pagarme la terapia. Qué suerte tener a quien me rodea.


Qué puñetera e increíble suerte que Maikel apareciese en mi vida, sin esperarlo, cuando no quería una relación con nadie, cuando solo quería sanar y seguir adelante. 

Sé la cantidad de gente que ve mal la rapidez, el tiempo entre mi relación anterior y esta, lo rápido que hemos hecho las cosas... pero ¿para qué voy a cerrarme puertas que me hacen feliz solo porque se supone que los tiempos no son los adecuados, o los bien vistos socialmente?

No me arrepiento de absolutamente nada de lo que ha pasado entre Maikel y yo, y agradezco cada día mas que entrase en mi vida, y agradezco aún mas que quiera quedarse.


Que ganas de que llegue el martes y la sesión con mi psicóloga. 

Qué ganas de seguir avanzando. 


P.D. Iba a poner de título a esta entrada "Respira hondo", pero resulta que ya tenía una con ese título, y me parece curioso cuál es, de qué momento y lo que dice, así que os la dejo por aquí 

Respira hondo


No hay comentarios:

Publicar un comentario