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lunes, 12 de mayo de 2025

Knuckles

"Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo."

Vuelvo a recordar este poema, mi poema favorito en el mundo. Se me vienen a la cabeza continuamente sus versos, esos que tanto me gustan, a los que tanto significado les veo.
Una despedida, un amor infinito. 

Y sin embargo, me llama la atención haberlo pensado hoy, que tan plena me siento, que se me desborda el amor y los buenos sentimientos y sensaciones, que el universo gira en positivo.

Que estoy fatal de la cabeza es una realidad, que tengo a los que me rodean todo el día preocupados por mi, también. Que la imagen que doy es la de una persona absolutamente inestable también es cierto. 
Que mi hermana no se fía de nadie que yo tenga cerca porque me sobreprotege, que Germán cree que tengo el cableado cerebral estropeado, que mis amigos me aman. Todo eso son verdades.

Que me animan a ser feliz y a que persiga hacer las cosas que me hacen sentirme bien, también.

¿Qué me hace feliz ahora mismo?
Maikel.
Y Danil, Amaro, Germán, Joshua, las niñas, mi hijo y mi sobrino, salir, reírme, sentirme amada, querida, deseada. 

Me encantaría poder desahogarme tranquila, explicar y sacar todo lo que estoy sintiendo, pero se van a meter tanto conmigo... se van a preocupar, me van a criticar, alguno hasta capaz se enfada... y otros se van a reír muy fuerte.

Peeeero es que se me desborda el amor. Es que me siento querida, me siento cuidada. Me siento bien. Me habla y me cambia el ánimo, piensa en mi tanto como yo en él, me dice cosas preciosas, me mira y se para el mundo. Le da miedo perderme o que deje de quererle, y a mi me da el mismo miedo. Lo siento todo tan recíproco que se me hace extraño. Quiero tantas cosas que me mareo y me siento abrumada. 
Me parece precioso vivir eso de nuevo, me encanta irme a dormir pensando en él y despertarme igual, vivir la ilusión de vernos, de hacer planes. Me encanta cómo estamos cuando estamos juntos, la conexión, las ganas, el amor.

Pero también vivo acojonada, en serio. Porque recuerdo que hace dos años estuve igual cuando conocí a Fran, que también todo parecía maravilloso, que lo fue los primeros meses... y que se fue a la mierda en cuanto la palabra "novio" entró en juego. Sé que no es la misma situación, sé que no son la misma persona (ni de lejos, madre mía), pero si que me da miedo que las cosas cambien demasiado, que al final todo se relaje en exceso, que se vayan perdiendo las ganas.

También sé que me siento diferente. Que cuando acepté esa palabra la última vez lo hice sintiéndome obligada a ello, que a mi hermana le dije "es que él se siente más seguro así", a lo que ella respondió "no me gusta nada esa razón para empezar a salir con alguien", y, aunque esta vez no me ha preguntado, le habría dicho que a mi me hace tanta ilusión como a él tener algo serio, que tenía las mismas ganas, aunque no le encuentre explicación lógica, porque de verdad que en esto la lógica no está existiendo, se están rompiendo mis esquemas y me da vértigo sentir lo rápido que va todo, justo después de algo tan enorme como lo que he estado viviendo. Pero me encanta así. Sin sentido, sin lógica, solo a base de sentir muy fuerte.

Y si sale mal ya me arreglaré, como hago siempre.

He pasado toda mi vida pasándolo mal por cosas que yo no he elegido, me han ocurrido cosas que ni me busqué ni pude evitar, así que, puestos a pasarlo mal, al menos que sea por algo que yo misma he decidido. 
Y si decido volverme loca y dejar que la felicidad me nuble, pues adelante. 
Ya se arrepentirá la Irene del futuro si al final tiene que hacerlo.

Pero la Irene actual, la de hoy, la de esta semana de feria... esa Irene está eufórica por dentro. Se le sale el amor por cada poro y se muere de ganas de tener aún más, de seguir descubriendo, de seguir hablando, haciendo cosas.
En serio, de verdad que estoy con el corazón a punto de explotar.

Y lo siento, lo siento por los que se preocupan por mi, por los que creen que estoy fatal de la cabeza... pero es que me encanta, es que me encanta sentirme así. Me encanta tener a alguien que se preocupe por mi, que me llame en cuanto ve que algo no va bien, que se pegue cinco horas de un jueves en una llamada por discord viendo conmigo una serie que nos gusta a ambos, que se interese por conocer hobbies y gustos que no tenemos en común, que quiera conocerme y saber de mi día, de mi vida. Con quien hablar de forma tranquila y sana cuando hay algún conflicto, sin que sea un drama, sin hacernos daño, desde el cariño y sabiendo que no queremos lastimarnos, que solo queremos aclarar cosas. Que esas conversaciones de verdad sirvan y tengan sentido. Que me haga sentir útil porque puedo ayudarle cuando algo le preocupa, que me diga que le hago sentir especial. Que sienta que estar conmigo es una suerte y presuma de ello, que sea tan expresivo. Que el sexo sea tan absolutamente increíble, que tengamos tanta conexión en ese ámbito. Que la mezcla entre amor y deseo sea la bomba que es. 
Ese crescendo que llevamos viviendo desde que nos conocimos.

Quizá en unos meses nos estrellemos estrepitosamente, quizá se cumplan todos mis miedos, o los suyos. Pero me siento tan llena en este momento, en este instante... que me da igual. Me da exactamente igual. Quiero seguir con esta sonrisa, con estas ganas.
Y si el niño me sale rana... no será el primero 😜

Si esta entrada empezó con un poema de "desamor" es simplemente porque son mis versos favoritos, ese "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", la profundidad de saber que siempre amarás a alguien a quien en realidad ya no amas y reconocerte ese derecho, esa realidad... es tan yo. Todo lo que sea romanticismo puro es tan yo que hasta me doy un poquito de asco.
Y aún así, me encanta.

Ojalá dure mucho tiempo. 
Ojalá quedarme a vivir en los días de feria que he pasado con él.




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