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domingo, 11 de diciembre de 2016

Un día de estos


Tu piel me la regalas, el alma continúa anestesiada.
Si quieres yo te cuento las cosas que te pasan cuando abres al amor dejando la cadena echada.
Comprobarás que todas las cosas que no hacemos después son esas mismas cosas que echarás de menos

Quiero follarte lento mirándote a la cara, leer tu cuerpo en braille con las luces apagadas
Quiero que entiendas esto si ya no entiendes nada, “Amor” es la palabra que resuelve el crucigrama

Un día de estos tendrás que ir bajando la guardia
Las cosas que otros te hicieron son cosas que ya no te pasan.



Hay conversaciones, reacciones, hechos, que te cambian la visión de las cosas. Y que afirman otras.
Hace poco dije que le echaría de menos, y después de este fin de semana sé que voy a echarle de menos como nunca, pero también sé que me será mucho más fácil que se me pase, y que no estaré triste o mal. Y es que al menos ya le entiendo, al menos sé que realmente le importo, al menos he podido ver que no somos tan diferentes, y a la vez lo somos.

Es capaz de hacerme feliz con muy poco, y estoy tan a gusto con él que yo misma me sorprendo, aunque él (sobre todo hoy) lo achacaría a reacciones químicas, y oye, puede que tenga razón.
Pero que maravilla de reacciones.

Siempre tengo sueños sencillos con mujeres complicadas, veo el amor con la visión deteriorada del que lo tuvo todo y luego lo perdió. 
Soy experto en echar leña sobre hogueras apagadas, no sé aceptar que hay ciertas cosas que se acaban.

Definitivamente no puedo tener la relación que él quiere, ni puedo ni quiero, y eso me gusta, porque soy feliz con mi forma de ser y de sentir, y aunque respeto la de los demás, no quiero adaptarme, quiero ser simplemente yo y tener relaciones que me hagan sentirme bien conmigo misma, porque sino prefiero mil veces vivir sola en todos los sentidos necesarios.
Aunque le eche de menos.

Diría un millón de cosas más, y de hecho necesito escribirlas y soltarlas ya de alguna forma, pero no puedo hacerlo en algo tan público, así que me retiro a mi rinconcito de escondites para volcar allí todo lo que sea capaz.

Luchar contra el deseo en plena madrugada es como esperar que Dios conteste una llamada.



Me siento bien

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