"Cuando nos conocimos ella tenía su séquito y yo el mío. Durante un tiempo pudimos ser dos líderes uniendo fuerzas y diversión, pero cuando eso acabó, las tornas cambiaron. Mi séquito se quedó con ella y el suyo conmigo.
Ahora nos miramos con recelo, con esa indiferencia fingida, sabiendo que ambas nos hemos robado algo que le pertenecía a la otra. Pero también sabemos que si quisiéramos, podríamos recuperar lo que originalmente era nuestro. Lo que ocurre es que ambas somos conscientes de que estamos con quien tenemos que estar, pues las almas iguales deben estar juntas, y el que fue mi séquito tiene su alma, y el que fue suyo, la mía.
Aunque a veces los añoremos, aunque a veces tengamos la tentación de volver a reunirnos."
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