Cuando un amigo te dice una frase que te mata. Y te mata como una bala directa al pecho porque es la pura verdad.
Y es que al final siempre es lo mismo, y es un juego al que yo no sé jugar,
No sé si envidiarles o aceptarme a mí misma y aprender de una vez a que no me afecte.
Todo se reduce a que siempre quieres lo que no tienes, y el año que llevo lo demuestra. Tantos números, tan absurdo todo, tan... inexplicable e ilógico, tan vacío.
Sigo conociéndome, supongo que eso es lo importante, con lo que me quedo.
Necesito que llegue el martes.
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