¿Sabes ese momento, cuando recuerdas ésa sonrisa que provoca que tu mundo se vuelva del revés?
Esa sonrisa que automáticamente consigue que tengas un buen día.
La felicidad que te inunda, los momentos, la paz que te invade...
Y sólo por una sonrisa.
No.
Sólo por el simple recuerdo de una sonrisa.
Esa sonrisa que automáticamente consigue que tengas un buen día.
La felicidad que te inunda, los momentos, la paz que te invade...
Y sólo por una sonrisa.
No.
Sólo por el simple recuerdo de una sonrisa.
Pero es que esa sonrisa es diferente, es especial. Hace que te den ganas de saltar, reír, llorar de alegría.
Consigue que hasta el peor acontecimiento se convierta en algo hermoso.
Porque así es ella. Ésa sonrisa.
Irrepetible, única.
Consigue que hasta el peor acontecimiento se convierta en algo hermoso.
Porque así es ella. Ésa sonrisa.
Irrepetible, única.
Y te das cuenta de que no necesitas nada más, que ya lo tienes todo.
Porque esa sonrisa está a tu lado.
Porque esa sonrisa está a tu lado.
Así que te pones en pie, vas hacia el espejo, levantas la cara...
Y allí está. Contigo.
Tu sonrisa.
Y allí está. Contigo.
Tu sonrisa.
La que es capaz de mover montañas y cruzar océanos.
La que te recuerda, una vez más, que puedes con todo.
Ésa sonrisa.
La que te recuerda, una vez más, que puedes con todo.
Ésa sonrisa.
La de verdad. La única. La incomparable.
La tuya.
La tuya.
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