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martes, 4 de junio de 2019

La peor versión de mi

Soy un auténtico desastre.
Tengo un don especial, y sé que muchas personas darían un brazo por tenerlo, pero yo no lo aprovecho, simplemente lo malgasto, lo uso a última hora, lo dejo pasar sin conseguir todo lo que seria capaz si lo usara en condiciones.

Me cuesta muchísimo centrarme, no quiero estudiar, no quiero hacer trabajos, lo dejo para última hora, pierdo el tiempo, busco distracciones... cualquier cosa antes de hacer lo que debo.
Y luego me siento mal, y pienso en las pedazo de notas que podría sacar si hiciera un mínimo esfuerzo. Es más, pienso en las notas que de hecho saco con un mínimo esfuerzo, y lo brutales que serían solo con un hacer un esfuerzo medio. 
Hay amigos que piensan que mi capacidad para hacer las cosas a última hora y que salgan muy bien es una suerte, y yo lo veo una maldición. He sacado sobresalientes en exámenes donde solo estudié una tarde, en trabajos que hice en unas horas. Y sí, los hice bien, ¿pero imagináis cómo hubieran salido si fuera capaz de ser constante desde el principio? 

Tengo una capacidad increíble para retener información, entiendo textos con rapidez, soy buena redactando... solo con ir a clase ya tengo el 90% hecho de cara a los exámenes. Pero no lo aprovecho. No voy a clase, no estudio ni un mínimo, y, al hacer los trabajos el último día, los hago rápido y corriendo, por lo que salen mucho peor de lo que podrían ser.
Llevo tres años en la carrera, y salvo el primer semestre del primero, no he sido capaz de ser constante, de estudiar más a menudo, de esforzarme. Me bloqueo en un "no tengo ganas, no quiero", y finalmente no lo hago. Y pierdo oportunidades inigualables. 

Podría ser el mejor expediente académico de mi carrera, y, aunque suene creído, sé que realmente podría serlo, si me hubiera dado la gana de ponerme a ello. Pero no, prefiero quedarme en la media, prefiero quedarme en las segundas convocatorias, en el mínimo esfuerzo... y me pierdo. Y luego me siento mal, y me odio a mi misma, y me enfado, y me prometo que el año que viene cambiaré las cosas.
Pero luego nunca las cambio.

Y aquí sigo, a 19 horas de un examen cuyos apuntes no he tocado, con un trabajo sin terminar que lleva ya dos semanas de retraso en la entrega, y sin hacer nada. Habiendo perdido todo el día, toda la semana. 
Me siento gilipollas, en serio. Ojalá algún día arregle mi cerebro, porque vaya desperdicio...



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