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martes, 11 de julio de 2017

La convicción de la obviedad

Vuelvo a despertarme perseguida por los sueños que me han torturado.
Llevo tantos días con las lágrimas encerradas dentro de mí que ahora salen con cualquier cosa, y me siento tonta al dejarlas caer sin sentido, sin muros, sin razones.
Y sin embargo las tengo, como las tenemos todos.
Sin embargo, sigo teniendo sueños en los que los deseos que quiero enterrar salen a flote.
Me sigo sintiendo la niña mas tonta del patio del recreo. Aquella de la que se ríen porque nunca va a encajar, y siente que se rompe por dentro.
Paso los días luchando entre encontrar mi sitio y entender que mi sitio está dentro de mi.
No dejo de pensar, de intentar averiguar qué debo esconder y qué no, y cómo hacerlo.
Esta noche he tenido sueños tan nítidos que al despertar he estado desorientada, desesperada por quedarme en ellos, por hacerlos realidad.
Y aún así no soy capaz de desear nada mas allá de lo que sé que sólo será un sueño.
Porque si tengo algo claro, es la certeza de lo que nunca será mío. 
La convicción de la obviedad.


9-7-17

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