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miércoles, 12 de julio de 2017

Corazón en cuarentena

Quizá no se debería escribir cuando tienes el corazón en cuarentena. Cuando todo lo que ocurre alrededor te afecta cien veces más de lo normal. Cuando tienes a la vez tantas ganas de reír como de llorar.

Quizá debería dejar de enamorarme de las canciones.

Sobre todo de las que me recuerdan a ti, de las que me hacen pensar en todo lo que me gustaría que fuera, y que no será. O las que me hacen plantearme el seguir luchando, aún después de tanto tiempo.

Quién iba a decirle a aquella niña de doce años que dio su primer beso que después de ese irían tantos otros. Besos que la volverían loca, que le harían daño, con los que ella haría daño. Quién le diría a la niña que soy hoy todo lo que me espera, todo lo que he pasado ya.
No puedo luchar sola, eso lo he aprendido a base de todos los golpes que me di contra las paredes que se fueron creando a mi alrededor, las que otras personas pusieron ahí y las que construí yo misma. Y aún así, después de tanto tiempo, sigo teniendo ganas de seguir luchando. Sigo teniendo esperanza. Sigo viendo el futuro que quiero que sea. El que llevo tantos años queriendo que sea.

Y es lo peor que puedo hacer, es lo que mata, y a la vez lo que te hace seguir viviendo. La esperanza, las ganas, los deseos y los sueños.
Qué difícil es cambiar las cosas.

Y qué difícil es amar a alguien de forma sana, sincera, duradera.

We fight to hold on
We fight to let go


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