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miércoles, 5 de febrero de 2025

Las noches que atormentan

Ayer fue el día que mejor estuve desde que este infierno empezó (quitando los días en Salou, claro), pero por la noche volví a venirme abajo.

Las noches son horribles. Me faltan sus brazos. Adoraba dormir con él, el calor que sentía, el amor. Las veces que me dijo "echaba de menos estar asi contigo" cuando hacía varios días que no dormíamos juntos. Acabo de escribirlo y solo con eso ya se me han puesto los pelos de punta y encogido el corazón.
Repaso mentalmente la conversación del lunes antes de dejarlo, la frase que me dijo "te quiero demasiado y no quiero que esto acabe, es lo último que querría", y otra vez los pelos de punta, el corazón roto.

Me duele demasiado el corazón, le echo demasiado de menos. Demasiado. 
Sigo esperando que me llame, que me escriba, que intente que las cosas se arreglen.

Pero sé que no, sé que no es lo mejor, sé que ambos estaremos mejor separados, sé que él jamás me llamará. Sé que esta vez es definitivo. Y una parte de mi odia esa certeza, aunque la otra la agradezca.

Estoy consiguiendo no buscarle. Hace días que no miro sus redes sociales ni las de nadie del grupo, he silenciado a todo el mundo, porque el sábado me saltó una foto que no esperaba y me hizo demasiado daño, ya no me pasa más. Sé que el contacto cero es lo mejor. Aunque me muera por ver a Dylan, aunque me hubiera encantado seguir teniendo relación con su madre. Sé que hablarle a él sería demasiado doloroso, sé que sería capaz de volver corriendo a sus brazos si me dejase. Sé que tengo debilidad por él.

Pero también sé que se acabará pasando. Algún día. Si seguimos en el contacto cero.

Anoche me puse a reflexionar sobre el resto de mis parejas, las relaciones que se terminaron y cómo llevé cada duelo.
Y el problema es que descubrí que yo nunca olvido. Nunca dejo de querer, de echar de menos. Por eso al final siempre vuelvo a caer con mis ex, por eso al final nunca nos desvinculamos del todo. Por eso, aunque no haya relación romántica o sexual, siguen siendo personas importantes en mi vida. Las únicas veces que no he mantenido relación con un ex ha sido porque ellos no han querido, porque han desaparecido de mi vida ellos. No por decisión mía.

Esta vez también ha sido él, y ya me lo avisó estando juntos, que él no mantiene relación con sus ex. 
Dios, como me duele llamarle ex, sentir que ya no soy su pareja, que ya no voy a serlo más. Cada vez que pienso en ello me recorre un escalofrío. Sigo sin estar preparada para aceptarlo del todo.

Pienso mucho en Jose. Me siento de nuevo aquella niña de 16 años a la que dejaron y que pasó dos meses encerrada en casa, llorando, gritando, yendo al instituto como una zombie, haciendo las cosas obligatorias de manera mecánica. Pero esta vez la decisión de dejarlo ha sido mía, y me aterra pensar que he podido equivocarme. Me repito constantemente que he hecho lo correcto. 
Esta vez Mimi ya no viene a subirse encima mía para consolarme, ahora lo hace Gala, que en cuanto me escucha llorar viene corriendo a lamerme la cara como una loca desesperada hasta que me calmo. Lo malo es que cuando lo hace recuerdo de nuevo a Dylan, como cada vez que la miro. Me alivia muchísimo que al menos en carácter sean tan diferentes.

Aún recuerdo la cantidad de años que pasé idealizando a Jose, pensando que era el chico perfecto y que yo la había cagado al perderlo. Aún recuerdo cuando, cinco años después de dejarlo, nos vimos por primera vez... y se bajó del altar en el que lo había puesto. Descubrí que había ensalzado demasiado sus cosas buenas y olvidado por completo las malas. 
Creo que me pasa lo mismo, siempre igual. Olvido lo malo, realzo lo bueno.

Anoche intenté recordar esas noches malas, cuando en vez de abrazarnos nos dábamos la espalda y al final pasábamos la noche sin dormir. Recordé las noches que pasé en mi propia casa sin poder dormir porque habíamos discutido, o porque me había dejado de hablar. 

Juro que intento recordar lo malo. Juro que mi parte racional sigue firme en su decisión, esa parte de mi no quiere volver con él.
Mi parte emocional es otra cosa. Mi parte emocional grita de desesperación.

Pero pasará. Sé que pasará.

Necesito tiempo. Necesito hacer cosas, mantener la cabeza ocupada. Necesito dejar de ahogarme cada vez que pienso en él. Necesito seguir adelante y centrarme en cosas que me hagan feliz, que me den paz.
Lo estoy intentando.

Como dije en otra de mis entradas, sé que dentro de un año leeré esto y podré decir que lo logré, y esa es mi única meta ahora mismo, poder seguir sin dejarme a mi misma por el camino.
Aferrándome a que no es la primera vez, que ya he pasado esto más veces, que siempre he conseguido salir adelante.

Y que no estoy sola.

Estoy intentando también valorar más a la gente que me rodea, hablarles mas, preocuparme mas, verles mas. Demostrarles que me importan y que agradezco que estén en mi vida.
Tengo a gente increíble y siento que no los he valorado suficiente estos años.

Voy poco a poco. El mes que viene retomaré la terapia, me voy a poner a estudiar y a luchar por mi futuro. Y en algún momento este sentimiento de ahogo, esta desesperación... se habrá ido. Un día me daré cuenta de pronto de que llevo varios días sin que me duela el pecho, sin recordarle, sin llorar.

Solo necesito tiempo.
Paciencia.
Mucha fuerza.
Y mucho amor.




Y cuando cae la noche
Quiero llamarte, pero no
No voy a hacerlo, no

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