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martes, 9 de octubre de 2018

De malos y buenos

Hoy, después de un día y medio de emociones contenidas, he llegado al desgaste, a la explosión, a llorar desde que he llegado hasta que he tenido que recoger a mi hijo del colegio.
Durante todo ese tiempo de llanto, he estado pensando en la impotencia que siento, en la frustración, el dolor que ello me provoca.
Quieres a alguien, has hecho mil cosas buenas por esa persona... pero al final siempre pesan más los errores, eclipsando todo lo demás. 
Aunque en proporción las cosas buenas ganen con diferencia.

En el último momento de desesperación y agobio y pena, me he planteado de verdad si seré tan mala, si no tengo perdón, si me merezco tanto odio.
Y me ha salido la pregunta más estúpida del mundo.
-¿Mamá, yo no soy mala, verdad?

Mi madre me ha dicho que nunca piense eso, que ni de lejos soy mala, que me equivoco, que soy torpe, que puedo hacer daño... pero que jamás he hecho algo con maldad y con la intención de hacer daño. Y que no me lo dice solo porque sea mi madre, si no porque me conoce.
Claro que es muy fácil preguntarle eso a una madre.
Sin embargo, creo que tiene razón, creo que no soy mala, si no que cometo errores. Pero siempre los reconozco (o lo intento) e intento ponerles remedio y no volver a repetirlos. Creo que eso es lo que más importa, al menos para mi.
Aún así, siempre habrá gente que dirá que soy mala, que tengo mal fondo. Gente que me guardará rencor y hablará mal de mi cada vez que en una conversación salga mi nombre, o que lo recuerde. 
Pero he visto a lo largo de mi vida que el rencor solo acaba haciendo daño a uno mismo, que te envenena por dentro, que no te deja ser feliz ni vivir tranquilo.
Y, que a veces, por ese rencor haces daño o perjudicas a personas a las que quieres.

Por todo esto puedo decir que me siento orgullosa de mí misma, de mi forma de ser, de mi forma de pensar. Y voy a seguir así, voy a seguir guiándome por lo que creo que es correcto, y aguantando el tirón de todas las personas que me miran pensando que soy el diablo reencarnado, de todas las personas que hablan sobre lo mal que he hecho las cosas, y de todo lo que intente hacerme creer que solo merezco cosas malas, porque la realidad, la única realidad, es que merezco ser feliz.
Y voy a seguir luchando por ello.

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