Defectos y afectos

Me dan muchas ganas de llorar de pronto, y llevo una semana de mierda. De estar todo el día cansada, desganada, desmotivada. De pasarme el día con sueño y con ganas de echarme a dormir y pasarme así la vida. Y de nuevo con ganas de llorar todo el rato.

Me sigue doliendo que falte. Y sé que es normal. Pero me muero por dentro.

Y siento un vacío en el pecho y echo de menos a mi madre, a la que me abrazaba cuando estaba mal y que de pequeña me hacía sentir segura. O al padre que jugaba conmigo o me entretenía con la carpintería.

No sé que me pasa. No sé como puedo pasarme el día con la mejor cara del mundo, sonriendo, siendo totalmente feliz, riéndome con unos y otros. Aguantando la máscara. Y llegar a casa y que todo el peso de la realidad se me eche encima. O no ser capaz de quedarme sola en la universidad porque entonces me ocurre lo mismo.

No me apetece ir mañana al concierto, ni al desayuno. Me apetece echarme a dormir todo el día. Y si acaso el cine de por la noche, eso sí me apetece. E ir al centro a por algún regalo más para mi hermana, eso también. 

Me siento obligada por mi alrededor, por mis propias presiones, por mis defectos y afectos.

Siento que centro mi atención en cosas que no merecen la pena, y que la vida y el alma se me van al intentar sonreír cuando no quiero, se me van en querer encajar, en ser quien nunca podré ser. 

Sigo con la locura de querer encajar donde no hay un sitio con mi silueta, donde tengo que forzar la entrada pese a las consecuencias.

No puedo más.

Si no tuviera al niño este finde, me pasaría los dos días dormida. De verdad que si.

No puedo con este ritmo físico y emocional. Simplemente no puedo.

Me siento una cría. Me siento una auténtica cría, me siento una niña pequeña jugando a ser mayor, maquillándose usando las pinturas de mamá, usando sus tacones pese a quedarles grandes.

Creo que este finde haré desconexión otra vez. Creo que toca quedarse en casa a reiniciar. Creo que toca llorar.