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miércoles, 20 de julio de 2016

Dejarse llevar

Hoy es una de esas noches en las que pese al buen día que has tenido, llega algo y te lo cambia, y te agobias. Y sientes que estás haciendo las cosas mal, aunque no sepas exactamente qué es, o no quieras admitirlo
Porque admitir los errores duele, y duele mucho. Y ser capaz de solucionarlos duele aún más, porque la mayor parte de las veces significa renunciar a cosas de las que no quieres prescindir.

A veces pienso demasiado y otras lo hago demasiado poco, y a veces soy demasiado egoísta y otras veces, cuando debería serlo, no me sale. Vivo constantemente pensando en los demás, y en el efecto que provocan en mi, en lugar de centrarme en vivir y disfrutar y dejarme llevar

Dejarse llevar, que palabras tan preciosas pero que poco las he seguido a lo largo de mi vida...

Hoy es una de esas noches en las que me da miedo ir a dormir, porque me aterran mis pensamientos al cerrar los ojos. Y mientras escribo esto pienso en ese amigo que lleva dos días diciéndome que elimine la palabra miedo de mi diccionario, pero es que me estoy dando cuenta de que vivo rodeada de ella, y no se como salir de ese bucle.
No voy a decir que quisiera volver atrás, porque intento no arrepentirme de mis actos, si no aprender de ellos, pero es que tengo la sensación de que desde que acabó el curso no hago mas que cagarla, y no se como parar.

Últimamente me siento sola, y cada vez me rodeo de más gente. Pero me está abrumando la soledad que siento por dentro.
Creo que no me había dado cuenta hasta que lo he escrito.
Hasta que punto me está afectando.

Necesito a Rocío y a Masu, necesito una noche con ellas, o un día, o unas horas. Necesito llorarles mientras exploto y me dicen lo estúpida que soy, y necesito saber exactamente qué me pasa y ser capaz de actuar en consecuencia.

Necesito dejar de pensar, dejarme llevar, sentir, vivir, disfrutar, volar...
Algún día, en algún momento.

1 comentario:

  1. Irene, cielo, recuerdas que tienes, además de a las personas cercanas y queridas que son familia de sangre y no sangre, un equipo precioso, entero y dispuesto a tumbarse contigo y levantarse contigo.

    Todos tenemos momentos en los que nos sentimos muy solos, aunque no lo estemos. A veces viene motivado por otras cuestiones, incluso, que no tienen tanto que ver.

    Date tiempo, desahógate, apóyate en todos los hombros que tienes, que son muchos, y de ninguna manera pierdas esa sonrisa tan hermosa que tienes.

    Un abrazo muy grande.

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