Aviso a navegantes

Soy responsable de lo que escribo, no de lo que usted entienda o interprete

miércoles, 6 de agosto de 2025

Crecer es seguir, aunque no sepas nada

Aprender a enfadarme. 
Me cuesta muchísimo enfadarme, aunque parezca que no. Pero me cuesta. Pasan cosas y yo siempre me pongo en el lugar de esa persona, entiendo el por qué ha pasado, y tiendo a, inconscientemente, justificarlo. Y entonces me pongo triste. 

Pero no es tristeza. Es enfado. Es estar harta.
Harta de mis elecciones, de quedarme siempre pase lo que pase. Harta de sentirme estafada. Harta de hacer como que no pasa nada y continuar, y aguantar, y adaptarme. De fijarme solo en lo bueno.

Estoy enfadada porque él no va a estar en mi cumpleaños. Estoy enfadada con mis amigos. Estoy enfadada con mi ex. Estoy enfadada con mis padres. Creo que ahora mismo estoy enfadada con casi todo el mundo, que solo se salvan dos o tres personas. Pero estoy enfadada.

¿Cómo se gestiona el enfado?
Maria siempre me dice que las emociones nos hablan para protegernos, que lo que sentimos nos está diciendo lo que necesitamos.
Pero os digo una cosa, si hago caso a mi enfado, mandaría a la mierda al 80% de la gente que me rodea. De forma radical.
¿Me he sentido engañada, traicionada o decepcionada por ti?¿Me haces estar triste o ponerme mal? Pues a tomar por saco.

Quizá es que esa es la solución. Pero da mucho vértigo. 
Sola no voy a estar, eso lo sé. Pero tendría que renunciar a personas que son muy importantes para mi.

En serio, estoy enfadada.
Quiero irme a Sevilla, descargarme allí, gritar fuerte, cagarme en todo, romperlo todo.
Estoy HARTA de despertarme inundada de amor, queriéndolo todo... y al final sentir que me pierdo. Que solo me toleran. Que tengo que adaptarme.
Estoy HARTA de echarle de menos, de pensar en todo lo que si, y recordar todo lo que no. De que mi cerebro olvide lo malo.

Pero os seré sincera. De lo que de verdad estoy harta es de mi misma.
Muchísimo.
Estoy harta de mi forma de ser, de intentar quererme y que el mundo me demuestre que la equivocada soy yo. Estoy harta de aguantar. Estoy enfadada conmigo misma. 

Y quiero desaparecer.


Me miro al espejo
Y quiero ser honesta
Entre más preguntas
Tengo menos respuestas
Estoy dándome cuenta
Que perdí la inocencia
Y me cuesta
Amé a mis amigos
Se fueron la mitad

Y, y no estoy segura
Si a todos les pasa
Tener tanto miedo
A perder los que amas

Tengo miedo de perderme
Y volverme otra persona
Y dejar de emocionarme
Por todas las pequeñas cosas
Quiero ser feliz
Y que mi familia
Se sienta orgullosa
Y descubrir el amor en las caras
De muchas más personas

Y no estoy segura
Si a alguien más le pasa
Tener mil preguntas
Y no contestarlas

Y ya lo entiendo
La vida pasa
Crecer es darse cuenta
Que no sabes nada
Pero crecer es seguir
Aunque no sepas nada




jueves, 31 de julio de 2025

Ojalá sentirme mia

Me dicen que no he contado lo suficiente. Que no me he expresado, que no he dado detalles. Me dicen que no saben como me siento, que no saben lo que he vivido o como. Que tengo que pararme a hablar y explicar.
Me siguen haciendo preguntas que duelen. Siguen comparando situaciones que no se pueden comparar.

Sigo sintiéndome rota, aturdida, confusa. De verdad que no le deseo a nadie sentirse como me llevo sintiendo yo desde marzo. A nadie. Pero menos aun le deseo que se sienta así y que encima... se vea sola. Que las personas que llevan años a su lado no la arropen como ella lo haría. Porque es como morir dos veces.

A veces tengo la sensación de que nunca seguiré adelante. Que este daño se va a quedar aquí dentro para siempre. 
Echarle de menos como lo hago es vivir un infierno. Recordar porqué ya no está conmigo es sentir cómo me arrancan la piel a tiras, el alma, el corazón. Iba a ser toda una vida y decidió romperlo todo.

Porque sí. Lo decidió. Y aunque los primeros meses me echase la culpa a mi misma, hoy puedo decir que no la tuve. Aunque quien le quiere defienda que no fue consciente, yo sé lo que viví, cómo fue. Nos conocemos mejor que nadie. Hay cosas que no se pueden discutir. 

Aquel sábado terminó de destrozarme. Jamás me había sentido tan sola, tan triste, enfadada y decepcionada a la vez. Me he prometido que jamás volveré a anteponer a nadie como lo hice aquel día. Ojalá sea capaz de cumplirlo.

Llevo llorando desde que empecé a escribir esta entrada, y no sé cómo sacar todo lo que tengo acumulado. No sé cómo comenzar la tarea que me ha mandado mi terapeuta sin morir en el intento.

No estoy loca, yo sé que no estoy loca. Sé que no estoy exagerando, que no estoy pidiendo tanto. Sé que me merezco que me cuiden, sé que me merezco lo mismo que yo habría dado. 
Intento hacer como que no pasa nada. Seguir adelante, tan normal. Sigo intentando proponer planes (aunque jamás salgan y el silencio sea la respuesta), sigo intentando ir cuando los proponen. Estoy intentando dejarlo estar, que continuemos como si nada hubiera pasado.
Pero a veces mi interior grita. Y siente que no es justo. Que no puede ser que todo vaya a seguir igual, que no puedo aceptar eso. Pero, no me queda otra, ¿no?

Danil, Germán, Maikel, Paula, Yeimi, Salo. Nunca pensé que fuesen ellos los que acabarían sosteniéndome ante algo así. Son la prueba de que no importa la cantidad, si no la calidad. Que dos años o cuatro meses pueden significar tres vidas. 

En la sesión de hoy mi terapeuta me ha dicho "Me gusta Danil. Te mereces tener un amigo como tu, te mereces ese tipo de amistad". 
Danil me está manteniendo viva.

Porque si pienso en la situación, en cómo está siendo todo desde marzo, en como me siento... mi primer pensamiento sigue siendo desaparecer. Creo que sería lo fácil, ¿sabéis? Ya no solo para mi, si no para quienes me rodean y ahora tienen que vivir lo incómodo de la situación, porque para ellos la situación tampoco es fácil. Pero la que sigue con el cuerpo y el alma rota soy yo. Y a veces no puedo mas. Simplemente no puedo. Y me siento sola, porque quien quiero que esté conmigo no lo está. Porque él se ha ido para siempre. 
Ya no puedo más.

Le echo demasiado de menos. Demasiado. Echo de menos la vida que teníamos. Y, sin embargo, sé que lo idealizo, que no era feliz, que nunca llegué a serlo de forma plena, que se acabó por algo. 

¿A quién acudo ahora? A las tres de la mañana, con ideas insoportables en la cabeza, al borde del colapso. 
No puedo mas.


Los días en los que el reflejo del espejo me dolía
En los que contigo como arma me protegía
En los que creía que el amor me salvaría
Como ves, no siempre he sido mía

miércoles, 16 de julio de 2025

Me quedo conmigo

Vivo, instante al momento seguido
Intentando caminar, perdido
Existo, segundo a segundo yo existo
Intento salir de mí, conmigo
Recogiendo todos los pedazos que llevo escondidos.



Tengo muy claro lo que quiero, a lo que aspiro, lo que necesito. No tengo dudas, no tengo que pensarlo demasiado.


Quiero ser independiente, quiero vivir tranquila, en paz, sabiendo que no necesito a nadie mas para conseguir esa paz y, sobre todo, que nadie puede venir a destruirla.
Quiero conseguir mi propio piso, pagado por mi, sin necesitar a alguien que me ayude a hacerlo. Quiero sentir que tengo un espacio seguro que me pertenece, sin miedos, sin vivir en alerta. Solo eso, en paz.
No quiero lujos, no aspiro a que el dinero me salga por las orejas, no necesito un super coche, ni un piso gigante. No me hace falta tenerlo todo de última generación.


Muchas veces me cruzo en redes sociales con el cartel de "una persona criada en el amor y otra criada en la supervivencia nunca verán el mundo igual" y creo que tiene tanta razón que me abruma. Llevo toda mi vida viendo a la gente a mi alrededor, sus vidas, sus familias, sus historias. Soy trabajadora social y me dedico a entender cómo el contexto y la historia de vida influyen en todo lo que serás.
Nunca voy a ser igual que la mayoría de mis amigos, y ellos nunca verán el mundo de la misma forma que lo veo yo.
Quizá por eso siempre encajo mas y me entiendo mas con personas que han tenido una vida de mas supervivencia que amor. Porque ellas si lo entienden. Ellas saben lo importante que es la paz, la estabilidad. Sin nada mas.


Quiero estar lejos y a solas, ganarle más tiempo a mis horas
Dejar de sentirme culpable por ser vulnerable a todos mis excesos
Estas son mis cicatrices, caigo por mi propio peso
Todas mis expectativas las doy por perdidas y no salgo ileso.



Despertar un día más sigue siendo un logro. Levantarme de la cama, enfrentar el día, relacionarme, cumplir responsabilidades, pensar y sobrevivir a ello.
No todo el mundo comprende hasta que punto es eso una batalla ganada. Lo mucho que me ha costado estar donde estoy, sobrevivir.
Lo increíblemente complicado que es luchar contra mis pensamientos y aprendizajes.


Me dan mucha envidia esas personas, las que se han criado en el amor. Cuando lo hablo con mi hermana me dice que muchas de esas personas, pese a criarse en el amor, no tienen, por ejemplo, la relación que tenemos nosotras. Y es cierto, quizá crecer en el amor te hace normalizarlo, y no ves tan genuino que alguien te ame de verdad, te proteja, te cuide y se quede a tu lado. Para mí es mas normal el maltrato, que la gente que "te quiere" te haga daño, y que tu perdones y sigas a su lado. Que aguantes. Que empatices.


Mi relación con él se ha basado en eso durante media vida. Empatizar, perdonar, seguir adelante. Pensar que todo irá a mejor.


Y me miro a mi misma, y pienso en lo que quiero, en lo que merezco.
¿Qué merezco?


Me despierto siempre hiperactivo
Antes de que entre el bajón de sentir cómo cruje ese ruido
Que hacía un extraño eco en mi habitación
¿Qué va a pasarme hoy?
No sé qué puedo esperar
Me da miedo que se agote el tiempo
Que se me olvide lo que siento
Que lo haga todo con el mismo amor, pero distinto sentimiento



Soy consciente de mis limitaciones. También de mis fortalezas.
Sé que idealizo las cosas buenas, que endioso a cualquier persona que me cuide un mínimo, que lo que debería ser normal me parece increíble.
Sé que quiero demasiado y a veces a quien no lo merece.
Sé que todo lo que tengo lo he luchado y ganado yo.
Sé que he tenido mucha ayuda, que me he rodeado de personas maravillosas.


También sé que sigo sin saber cómo seguir. Que todo me da miedo. Que sigo pensando que desaparecer sería lo mas sencillo y lo que mas paz me daría.


Recogiendo todos los pedazos
Los pedazos que estaban perdidos
Que me estaban rompiendo en pedazos todo lo vivido.



Pero sigo. Continúo el camino. Y solo veo mi objetivo, ese piso, esa paz. No quiero cosas grandes, no necesito aspiraciones enormes. Solo quiero paz.
Y quien quiera acompañarme tiene que ayudar a darme esa paz. No desestabilizarme, no darme aún mas preocupaciones, agobios o malos recuerdos. Por eso tengo que dejar ir, superar, aprender a vivir sin esas personas que, pese a su importancia, dejan mas mal que bien. Que me roban la paz.


Sé lo repetitiva que soy. Sé que suena muy simple y pequeño, pero que grande será el día que salga de esta casa sabiendo que no voy a volver, que ya no volveré a estar atrapada, que soy libre. Que tengo mi propio sitio.


Nadie criado en el amor podrá entender al cien por cien la importancia de la paz para alguien criado en la supervivencia.
Pero las personas que hemos sobrevivido, las que llegamos a adultas e intentamos no hacer daño a nadie por el camino, las que hemos aguantado y seguido adelante... nosotras vemos el mundo distinto.
Nos hemos roto cien veces, y seguimos pegando los pedazos, recomponiendo lo que otras personas destrozaron.


Yo no le tengo miedo a estar sola.
A lo que le tengo miedo es a seguir dependiendo de alguien que me hace daño de forma continua.
Le tengo miedo a rendirme y que todo acabe.


Tengo miedo de dejar algún día de ser yo misma para adaptarme a un mundo que no quiere entender que la intensidad es necesaria. Que la gente de tu alrededor tiene que saber cuanto te importa. Que hay que disfrutarlo todo como si fuera la última o la primera vez. Que querer con tantísima fuerza no es una debilidad, que mostrarlo, tanto en palabras como en actos, hace falta. Que la felicidad aumenta cuando el amor se respira es cada partícula de aire, cuando se siente en cada poro de la piel.


Para quienes no hemos conocido el amor de la forma adecuada al crecer, cualquier muestra de amor actual nos hace aún mas grandes. Mas felices. Nos cura.


La gente que me ama está curando, sin saberlo, a la niña que siempre estuvo sola, la que no quería estar viva, la que se sentia una molestia y un error. Están curando a la adolescente que ya estaba rota y no sabía como unir los trozos.
Están alzando a la adulta que lucha por sus sueños, por su paz.


Yo también me curo a mi misma cada día que me levanto de la cama y decido elegir lo que me hace bien. Cuando elijo seguir intentándolo.
Cuando me miro al espejo y me recuerdo que merezco la pena, que me gusta mi forma de ser, que merezco cosas buenas.


Que algún día, cada vez más cercano, voy a encontrar la paz.


Y por eso, aunque sepa que soy mi peor enemigo
Hoy yo me quedo conmigo
Yo me quedo conmigo
Me quedo conmigo



lunes, 30 de junio de 2025

El tiempo me ha dicho

Me encantaría escribir.
Me encantaría decir como me siento, lo que pienso, lo que se me pasa por la cabeza.
Pero hay cosas que no se pueden publicar.
Que a la vez no sé con quién hablar o cómo.
No tengo mi diario a mano para volcarlo ahí, y no me gusta escribir desde el móvil algo que no publicaría. 

Ojalá pudiera. Ojala vaciar mi cabeza del caos, de la cantidad de pensamientos con los que lleva todo el día. Del querer y no poder.

Me pesa mucho mi forma de ser y de sentir. No quiero cambiarlo, pero me pesa. Tengo que aprender a quererme y valorarme de la forma en que quiero y valoro a los demás. De mirarme con la misma admiración con la que miro a muchas de las personas que me rodean. Tengo que recordar cuanto valgo y merezco, dejar de idealizar a los demás e idealizarme un poco a mi. Decir lo que quiero o necesito sin sentirme culpable, dejar de anteponer siempre a otras personas, anteponerme a veces a mi. Centrarme en mi.

Me sé la teoría, sé que soy buena persona, inteligente, capaz de mil cosas, sé que soy sincera, fuerte, valiente, divertida, atenta, cariñosa. Sé que sé sacarme partido, aunque no sea la mas guapa del mundo ni tenga un cuerpo de modelo. Sé que atraigo, sé que es difícil soltarme, sé que nunca he tenido problemas para ligar, para el sexo casual, para enamorarme o que se enamoren de mi. Sé que tengo una capacidad de resiliencia enorme y que jamás me conformo si lo que tengo no me hace feliz, que intento mejorar siempre que puedo. Sé que tengo mis metas y objetivos muy claros, conozco mis prioridades, sé a lo que aspiro y por qué. Sé que merece la pena estar a mi lado. Sé que la gente que me quiere lo hace de verdad.

Pero no lo pongo en práctica. No me comporto acorde a lo que soy. Me sigo comportando como la niña a la que pegaban e insultaban en el colegio y que solo quería ser invisible, la que no hablaba para no molestar, a la que en casa llamaban egoísta una y otra y otra vez y se moría por demostrar que ella no era egoísta. A la que llamaron fea toda su vida, tanto fuera como dentro de casa. Sigo comportándome como la niña a la que llamaban inútil todos los dias, la que nunca hacía las cosas suficientemente bien aunque se hubiera deslomado intentándolo. Esa que si llegaba a casa con menos de un nueve en alguna asignatura era castigada con la decepción. A la que han negado el cariño constantemente, con la que han aplicado demasiadas veces la ley del hielo. 

Crecí siendo eso, la tonta, la inútil, la fea, la egoísta, la mala, la que no sabia hacer las cosas. La que no merecía la pena.

Destruir eso es muy complicado.

Ojalá poder gritar lo que siento, escribir lo que mi cabeza ebulle. Y, sinceramente, ojalá tenerme a mi misma como amiga o novia, ojalá saber qué decirme a mi misma sin la culpabilidad y el síndrome de impostor aplastándome. Ojala ser capaz de hablarme y solucionar estados de animo igual que lo hago con la gente que me rodea.

Que ganas de verme dentro de unos años. Con mi piso, decorado a mi gusto, limpio, ordenado, con mis animales, mi hijo teniendo su propio espacio y trayendo a quien quiera cuando quiera. Comprando la comida que quiera, sin miedo a entrar en la cocina o hacer algo alli, saber que por fin tengo un lugar seguro al que volver, en el que estar. 
Siendo libre. 



jueves, 26 de junio de 2025

¿Cómo haces?




No sé cómo lo haces
Sabes leerme tan bien
Me conoces mejor que yo misma
Veo todo lo que haces
Para que me sienta bien
Has sido fuerte, aunque este fuerte la vida

Tú eres mi refugio
Y mi lugar seguro
Estar entre tus brazos es lo que me cambia el mundo
Sé que lo tengo todo
Así se acabe el mundo
Porque estarás conmigo hasta el último segundo

A veces me siento derrotada
Un poco cansada,
Y tú, te quedas a mi lado
Aunque me he equivocado
Nunca te has ido lejos
Tú nunca me has soltado

Solo tú me conoces
Con lo bueno y lo malo
Quédate para siempre
Nunca sueltes mi mano


Esta canción lleva atormentándome desde que la escuché por primera vez, hace semana y algo. 
Me encanta la canción, la letra y la melodía.
Pero me atormenta. Me atormenta muchísimo. 

Porque me recuerda a él. Porque se la hubiera mandado de forma automática si la hubiese escuchado en febrero, la habría puesto de fondo en nuestra vida. Sería de esas que habría querido en nuestra boda. 
Me sigo sintiendo rota. Demasiado.
Odio cada vez que me habla, cada vez que tengo que verle. Ojalá pudiera desaparecer al 100% de mi vida. Le odio tanto como he llegado a amarle. Y odio odiarle. No quería hacerlo nunca mas. Este no era el plan, así no iban a ser las cosas. Nunca.

Ni siquiera quiere admitir lo que hizo. No quiere reconocerse a si mismo que sí fue mucho mas consciente de lo que cree. Me dice "cree lo que quieras", y, con esta misma canción sé que él se sentiría identificado, porque nadie le conoce como yo, nadie me conoce como él. Ni familia, ni amigos. Demasiado tiempo juntos, demasiada vida.
Es imposible que no se diese cuenta. Absolutamente imposible.
Pero no quiso darse cuenta.
Y por eso le odio.
Tengo que vivir con ello el resto de mi vida. 
Este no era el plan.

Odio echarle de menos, y la vez tener la más absoluta certeza que no quiero tenerle cerca nunca mas. Odio recordar toda una vida que de golpe ha desaparecido, unos recuerdos que ya no significan nada.

Me atormenta pensar en cómo la persona que más cosas ha hecho en mi vida por mi, con la que más segura me he sentido, la que mas tranquila me ha hecho sentir, el que era mi hogar, mi sitio, quien más me ha amado en todos los sentidos... se ha convertido en todo lo contrario.
Y tengo que aceptarlo, seguir adelante, continuar. Pero por qué, por qué, por qué. Si parecía que todo iba cada vez mejor. Si estábamos en el camino.

Sé que lo idealizo. Sé que no era tan así. Sé que fallaban demasiadas cosas. Sé que he pasado demasiado tiempo forzando y esperando algo que, claramente, no iba a pasar. ¿Pero tenía que terminar así?
Quizá sí. 

Quizá era la única manera de despegarme de él de verdad, de dejarlo atrás. De avanzar sin seguir esperando.

Quizá es eso lo que me ha permitido enamorarme de esta manera en la que estoy ahora y que tan rara se me hace. Tan poco conocida, tan abrumadora. 

¿Qué es lo que hace que nos enamoremos de alguien? No paro de darle vueltas a esa pregunta, de analizarme a mi y a mis relaciones, a los sentimientos que he tenido y tengo...
Pero eso lo hablaré en otra entrada.

Hoy estoy derrotada, cansada... y estoy intentando no necesitar que nadie se quede conmigo. Mantenerme sola, continuar sola. 

Porque si, me estoy acostumbrando a las grandes pérdidas. 
Pero ya no puedo con mas.

Ya no puedo, así, en general, con esta vida que tanto me pesa.