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sábado, 21 de septiembre de 2024

¿Qué está haciendo él?

Tenía 12 años, casi 13, era julio de 2004. Había estado un mes saliendo con el primer chico que me besó, mi primer "novio", y al que dejé yo porque veía que pasaba de mi y no tenía interés en estar conmigo, pero del que estaba absolutamente enamorada. 

Recuerdo perfectamente aquel día, estaba con Rocío en el césped de nuestra piscina, y entonces le vi llegar a lo lejos, y automáticamente me puse a llorar como si no hubiera un mañana. Él ni se acercó a nosotras, se fue con sus amigos a pasarlo bien. Entonces, Rocío me dijo "Mírate como estás, y mira como está él, ¿de verdad merece la pena? Él no te merece."

Cuando me calmé, me dijo que pensara en ello cada vez que me pusiera mal por él, "piensa en cómo está él mientras tu lloras a mares"

Han pasado 20 años, veinte, que se dice pronto, y he llevado esa imagen y esa frase tantas veces en mi vida que ya perdí la cuenta. Lo he pasado mal por mis relaciones un millón de veces, y me he enamorado de hombres que no se lo merecían, y que han llegado a hacerme mucho daño. En esos momentos de desesperación en los que gritaba por dentro y por fuera, mientras sentía que me rompía... siempre he recordado a Rocío y a aquel día. Y entonces, de a poco, he conseguido calmarme.

Son las 23:47, y llevo desde las 22:30 al borde del colapso, pensando en que mi única salida era volver a buscarle, porque al menos el dolor que he sentido estos meses solo ocurría a veces, y este que siento ahora es continuo, constante, fortísimo y desgarrador. Este tipo de dolor no lo he sentido por una relación desde que tenía 16 años, concretamente desde febrero de 2008 (si, soy una friki de las fechas) y me dejó el único novio que me ha dejado a día de hoy. Aquel dolor duró tantos meses y fue una época tan oscura que no se lo deseo a nadie. Por eso la salida fácil era ceder, volver a la droga a la que soy adicta, dejarme llevar, tener mi noche de paz... Y pese a las voces de mi alrededor que me han dicho que no lo haga, que tengo que pasar el mono y luego todo será más fácil, he estado tan a punto de coger las llaves del coche que de verdad he llegado a estar convencida de que iba a hacerlo.

Pero entonces... entonces esa frase. Rocío en mi mente, en mis recuerdos. Una niña de 13 años que le dice a su mejor amiga, con toda la sabiduría que lleva dentro, que aquel por quien llora está perfectamente bien mientras ella llora desconsolada.

Y he pensado... ¿qué está haciendo él exactamente en este momento? Y obviamente no puedo saberlo a ciencia cierta, no soy adivina. Pero le conozco, a él y sus rutinas, y he visto su forma de actuar esta semana. Cada persona lleva el dolor a su manera, y con esto no digo que no lo esté pasando mal, porque seguro que está sufriendo a su manera, pero sí puedo afirmar, con un 90% de seguridad... que no está hecho un manojo de ansiedad, pensando en coger el coche y venir a buscarme para que las cosas se arreglen. De hecho podría decir con bastante certeza qué cosas estaba haciendo durante esta hora y media que yo he pasado al borde del colapso. Venir a buscarme no ha sido en ningún momento una opción en su cabeza.

Le envidio muchísimo. Ojalá me hubiese dejado él, y mi dolor consistiera en aceptar la decisión de otra persona, en pensar qué cosas he podido hacer mal para mejorarlas de cara a la siguiente relación y gestionar la impotencia de no poder "hacer nada". Sinceramente, estoy harta de ser yo quien termine relaciones que claramente no van bien. Estoy harta de ser la fuerte, la que da el paso... y la que tiene que mantenerse firme después.

Ojalá algún día luchen por mi tanto como yo he luchado en mis dos últimas relaciones, donde me he dejado la piel y el alma. Pero eso será dentro de mucho tiempo, porque os aseguro que no volveré a decir la palabra "novio" hasta dios sabe cuando.


Sé, de verdad que sé, que muchas de las cosas que estoy haciendo, esta entrada incluida, son gritos de socorro de una niña de 15 años que no ha madurado en absoluto. Pero tengo 33 años, y llevo siendo madura por encima de mis posibilidades desde muy pequeña, creo que me merezco permitirme unos días de estos berrinches, estas salidas, estos gritos. Y sé que el mes que viene seré una persona diferente que volverá a tener dos dedos de frente, que luchará por mantenerse fuerte. Pero ahora quiero llorar, gritar, enfadarme, llamar la atención... y que mis amigos y mi familia me quieran, me cuiden y me protejan.


P.D. El chico del 2004 me acabó reconociendo que efectivamente no le interesaba estar conmigo, que solo quería darle celos a la chica que realmente le gustaba. Ya empecé de primeras con un idiota profundo 🙆





jueves, 19 de septiembre de 2024

Perdiste

"- ¿Por qué querías ser mi novio?
+ Por cómo eres. Por como tratas a los demás. Por cómo me veías a mi. Lo imposible es no quererte, Irene."

He tenido 4 novios importantes en mi vida (ahora 5). De esos 4, solo dejé de tener relación con uno, pero los otros tres se convirtieron en mis mejores amigos. Amigos de los de verdad, los que no te abandonan ni se marchan en los momentos complicados.
Con uno acabé distanciándome, aunque seguimos queriéndonos mucho (o eso creo, yo a él desde luego si), pero los otros dos forman parte aún de mi día a día, de mi entorno y de esa red de apoyo enorme que tengo. 
Con ambos he tenido épocas muy muy feas, en las que no hemos tenido relación, no nos hemos cuidado, hemos pensado mal del otro... pero con ambos también siempre se han arreglado las cosas, porque las ganas de estar bien han ganado al rencor o la desconfianza.
Hay gente que no entiende este tipo de relación con un ex, y en parte puedo entenderlo, pero, desde mi punto de vista, cuando has estado con alguien por quien lo has dado todo... ¿qué sentido tiene perderse? Hay personas que no están hechas para ser pareja, pero pueden tener la relación de amistad más maravillosa del mundo.

Llevo meses hundiéndome cada vez más, pensando que había perdido todo aquello por lo que había luchado en los años anteriores, donde siempre busqué maneras de ser mejor persona, mejor pareja. Raúl me enseñó muchísimo a aprender a controlar mi genio, mis enfados, mi descontrol emocional. La terapia siguió ayudando, y la relación de 5 años con Dani terminó de hacerme ver que era capaz de tener una relación sana y bonita. Mis parejas siempre me han ayudado a crecer, no siempre cuando estábamos juntos, pero al final lo han hecho de una forma u otra. 

Llevo demasiado tiempo sintiendo que no soy buena, que soy un estorbo, que molesto y que empeoro la vida que me rodea. Llevo demasiado tiempo sintiendo que no soy suficiente, que no sé hacer las cosas bien, que siempre me equivoco. Y en el fondo sé que no es así, pero necesito recordarlo y volver a ser yo. Por eso esta semana ha sido tan importante el apoyo de Joshua y Dani, dos novios que me han querido a rabiar, a los que he querido a rabiar, con los que he fallado mil veces y que me han fallado, pero que a día de hoy son dos de las personas más importantes de mi vida. ¿Qué sería de mi sin ellos?. 
¿Qué sería de mi vida sin la red de apoyo ENORME que tengo?

En estos meses que tanto me han costado he sido más consciente que nunca de la cantidad de personas con las que cuento, empezando en el seno de mi casa, con la hermana impresionante que tengo y que jamás me abandona, mi hijo, mi sobrino, y hasta mi madre.. y continuando por la familia que elegí hace ya tanto tiempo, mis niñas, mis chicos, tanto los nuevos como los que mas tiempo llevan aguantándome. Los amigos que me dio twitter el año pasado y que continúan conmigo. 

Estos días me está costando respirar. Paso el día a base de llanto, de dolor de cabeza y ojos (el derecho me arde continuamente, y tengo un pánico enorme a estar perdiendo visión de nuevo por una subida de tensión...) y hacía mucho tiempo que no estaba así.
Pero voy a recuperarme, a salir más fuerte y a tener una vida plena llena de cosas buenas. Estoy segura. 

Solo tengo que darme tiempo.

Y mucho amor, propio y externo.










miércoles, 12 de junio de 2024

Maquillaje

Soy experta en maquillaje.

Pero no, no me refiero a ese tipo de maquillaje, al de sombras de ojos, base y colorete (aunque ese también me encanta, para qué mentir). Me refiero a maquillar emociones, caras, estados de ánimo y ganas.

Me termino camuflando como los camaleones, adaptándome al medio en el que estoy para sobrevivir sin que me hagan daño o hacérmelo yo misma. Normalmente funciona muy bien, pero claro, a la larga nunca es buena solución. Y no lo es porque los sentimientos acaban explotando, por un sitio o por otro, y porque es agotador pasarse el día con una careta, aguantando los hilos fuerte para que no se caiga.

A veces dejamos de ser quienes somos para encajar donde creemos que vamos a ser felices, pero si tenemos que dejar atrás parte de nuestra esencia... ¿de verdad es nuestro sitio?

Qué complicado es conocer tus propios límites, entenderte y ver que estás llegando al tope, que ya no puedes más. Cuando yo me doy cuenta suelen haberme sobrepasado demasiado mis propias acciones, y me cae de golpe todo el peso de cómo me afectan las acciones de los demás.

Quizá ahora me estoy maquillando demasiado.

Pero sé que dentro de poco llegaré al límite.

Y eso también es cuidarse.




martes, 21 de mayo de 2024

Quédate

Quédate.

Quédate con quien te valore.
Quédate con quien te haga notar que estar a tu lado es la mayor suerte del mundo.
Quédate con quienes te den la atención que mereces.
Quédate con las personas que te digan cosas bonitas.
Quédate con quien te cuide.
Quédate con quien te haga sentir importante. 
Quédate con aquellas personas que demuestren cuánto te quieren.
Quédate con quien te ame incondicionalmente.
Quédate con quien te haga sentir todos los días que eres maravillosa.
Quédate con la gente que se preocupa en conocer tu realidad. 
Quédate con quien te acompañe.
Quédate con quien aprenda tu lenguaje del amor para comunicarse contigo.
Quédate con quien te lo dé todo sin que hayas pedido nada.

Quédate donde te sientas libre.
Quédate donde puedas ser tu misma.
Quédate donde no tengas que rogar atención. 
Quédate donde te den paz.
Quédate donde sientas que te aman de verdad. 
Quédate donde te sientas segura.
Quédate donde las cosas tengan sentido.

Quédate donde y con quien merezca la pena estar.

Pero quédate.


jueves, 16 de mayo de 2024

Qué suerte tenerme

Qué difícil es ser una misma.

Sobre todo cuando has crecido en un entorno que te ha repetido cien millones de veces que ser tú estaba mal. Que eras pesada, egoísta, cansina y otros tantos adjetivos que usaban de manera negativa para recordarte que no eras suficiente. Nunca hacías las cosas lo suficientemente bien, nunca te esforzabas como debías, nunca cambiabas lo que había que cambiar.

He sido cariñosa desde muy pequeña, y siempre he sido la pesada de mi familia, la cansina que no dejaba de dar abrazos o querer besos. Tengo fotos de mis primos favoritos hasta las narices de que yo quisiera abrazarles, tengo recuerdos de mi padre diciéndome "déjame en paz ya" o de mi madre con un "que si, que si, quita" y de mi hermana repitiéndome lo pesada que soy. Pesada. Siempre la misma palabra persiguiéndome. Siempre recibiendo sermones porque las cosas me dolían mas de lo que ellos pensaban que tenían que dolerme. Mi madre diciéndome "deja ya de llorar y sé fuerte", como una imposición, como algo que tenía que hacer sí o sí. Miles de veces la frase "¿en serio te vas a poner así por eso?". 

No solo me ha pasado en la infancia y adolescencia. La adultez siguió el mismo camino, aunque ahí ya había aprendido a no ser lo que soy, a aguantarme las ganas de un beso o un abrazo, a reprimir emociones, a ser yo misma solo con gente muy concreta que me había demostrado que me aceptaba tal y como soy.

La terapia me hizo enfrentarme a todas las voces que había en mi cabeza. Nunca olvidaré aquel ejercicio que mi terapeuta hizo conmigo en el que me pidió que me dibujara a mi misma en el sitio que yo quisiera, tal y como me sintiera. Me dibujé en mi cuarto, debajo de la cama. Porque lo que sentía era eso, que vivía escondida y asustada, atrapada. Tras eso me pidió que escribiese a mi alrededor las voces que había, de quienes eran y qué me decían. Recuerdo las muchas voces de personas a las que amaba diciéndome cosas malas de mi misma, recuerdo solo una o dos voces que decían cosas positivas.

Hoy ya no estoy debajo de esa cama. Si tuviera que dibujarme hoy lo haría en un campo de flores, con los brazos extendidos, libre. Porque realmente me siento libre. 

Aún habría voces negativas, aún habría voces diciendo lo pesada que soy, diciendo que siento demasiado las cosas, que soy exagerada, que no soy suficiente. Por suerte esta vez ganarían las voces que me gritan cosas preciosas, en las que incluiría la mía propia.

Pero qué difícil es mantener esa libertad, qué difícil es conseguir que mi mente siga pensando que sí valgo la pena, que quien me quiere jamás me verá pesada, que hay gente que me ama con todo lo que soy. 

Cuánto me curó mi hijo y su forma de ser, tan parecida a la mía, y como me odio cada vez que se me escapa decirle pesado o intenso. 

Cuantísimo agradezco a Dani que nunca me haya rechazado el cariño, que durante quince años y pese a todo lo malo entre nosotros, nunca me haya hecho sentir que soy pesada o que no soy suficiente, que me quiera de manera incondicional. Cómo se lo agradezco a Rocío, a Paula y Joshua. A María y Alec, a Germán. A toda la gente que me ha hecho sentir que ser intensa era una de las razones por las que me querían. A Danil, que me ha hecho ver que no estoy sola y no soy la única adulta intensa y explosiva.

Sigo adaptándome al entorno, he aprendido con quién puedo ser yo y con quién no. Aunque a veces me confío, se me olvida y empiezo a ser demasiado yo con personas a las que en realidad les molesta mi forma de ser, y cuando dejan ver que molesto duele el doble, porque mi niña interior se había relajado demasiado y el golpe ha hecho más daño al no esperarlo. Después de eso toca recomponerse, alzar de nuevo la coraza y reprimir ganas, actos, frases, palabras y sentimientos. Y durante un ratito pegarme un poquito más a la gente con la que puedo ser 100% yo, mi gente vitamina, los que aman por lo que soy y no pese a lo que soy.

Me sigue doliendo una barbaridad cada vez que alguien me dice pesada, cansina o intensa, incluso aunque lo hagan en modo cariñoso o en broma. Hay heridas que no se cierran lo suficiente, y han sido demasiados rechazos a lo largo de mi vida que siguen haciendo sangre. 

Soy fuerte, y quizá esta noche haya tenido pesadillas, y haya escrito esta entrada envuelta en lágrimas y gastando pañuelitos a más no poder, pero también sé que me quiero, que valgo la pena, y que las lágrimas de hoy serán risas otro día con esa gente que me valora y me ama con la misma intensidad con la que amo yo.

Qué suerte tenerles.

Qué suerte tenerme.


Prueba 1 de que tenía a mi primo hasta las narices con los abrazos 😂



Porque es que cuando te vas mi mundo queda ardiendo en llamas, y nunca es tarde para andar detrás, te quiero