Interés.
Es curioso como renuncié a algo tan básico tanto tiempo, sin darme ni siquiera cuenta. Sin ser consciente de que estaba renunciando, e incluso culpándome, porque yo era la intensa, la pesada, la que quería y pedía demasiado.
La difícil.
Es cierto, soy difícil. Soy caótica, emocional y sensible. Necesito cariño constante, que me dejen claro que me quieren, que importo. Necesito que me den lo que doy, y aún me cuesta aceptar que muchas veces eso es imposible, y que no es culpa de nadie.
Pero no debo renunciar a lo básico, aunque no lleguen al nivel de intensidad que yo tengo. Las personas que me rodean, las de verdad, me demuestran cada día ese interés, ese cariño real. Las ganas de saber de mi, de mi vida, las ganas de verme, las palabras de cariño, las muestras de afecto.
Analizo conversaciones, y veo como yo hablaba, pero las respuestas eran las básicas, las frases hechas. Recuerdo las veces que conté algo importante para mi y que ese algo se olvidó y tuve que contarlo varias veces mas. La cantidad de veces que dije que no me escuchaba, en tono de broma pero siendo consciente de que era real.
Veo las diferencias, lo que siempre me ha aplastado. Lo que fue al principio y lo que desapareció tras la palabra "novios", los cambios, la desilusión. Las canciones que nunca volvieron, el "voy a tu barrio" que desapareció. Las fotos que ya no publicó salvo cuando quería recuperarme tras una discusión, aunque al principio eran casi diarias.
Recuerdo el "quiero dormir contigo" que jamás me dijo, pese a que hasta le pedí directamente que lo hiciera.
No puedes dar siempre por hecho las cosas, no puedes escudarte en los "soy así", porque si, cada persona es un mundo, pero hay cosas tan sencillas y que pueden marcar tanto la diferencia, que si no haces el esfuerzo no es porque no puedas, es porque no tienes interés.
Y tardé demasiado en darme cuenta, en aceptarlo, asumirlo. Y dejé de lado a quien sí me mostraba ese interés, el cariño de verdad.
Ahora me rodeo de gente a la que cada día doy los buenos días, que me los devuelven, que me preguntan como estoy, que hablan conmigo a lo largo del día no a través de un monólogo, si no de una conversación, de algo mutuo. Ya los tenía antes, pero no me di cuenta, no fui realmente consciente. No los valoré.
Pero me he prometido cambiar eso, demostrar el interés que se merecen, el que realmente les tengo porque me importan. Y me he prometido no seguir dando a quien no me devuelve, a quien solo recita monólogos, a quien solo habla de sí pero no pregunta por mi, a quien no me habla a no ser que lo haga yo primero. Y no, no hablo de esas amistades con las que no hablamos nunca pero sabemos que están ahí, eso es algo totalmente distinto. Hablo de quien se nota que solo está para que estés a su disposición. Ese cartel que vi hace poco, que hablaba de la diferencia entre las personas que te aman, las que aman estar contigo y las que solo aman lo que puedes hacer por ellas. Hablo de quien, tras una ruptura, demuestra que solo estaba ahí porque eras "la novia de", no por ti misma y lo que has dado.
Me quedo con esas personas que te provocan una sonrisa de oreja a oreja, que te dicen cosas bonitas, que expresan las cosas buenas que les haces sentir, las que ante algo malo se paran a hablar contigo de frente para solucionarlo. Las que dicen lo que sienten sin miedo, porque sabes que vas a cuidar esas emociones.
Y madre mía, qué bien rodeada estoy. Y no es solo eso, no son solo los amigos de siempre, los que ya son familia, también son los que conocí en 2023 y me han demostrado ese cariño real, incluso después de todo lo que ha pasado, también son las personas que sigo conociendo y con las que conecto y todo es mutuo.
Estoy aprendiendo a identificar el interés real, y voy a hacer lo imposible por no volver a renunciar a lo más básico, al interés que yo doy, al amor que ofrezco. Y no voy a quedarme junto a quien no me provoque la misma sonrisa y alegría que sé que yo puedo provocar.
Me toca querer, pero también quererme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario