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sábado, 10 de julio de 2021

"No" como primera opción

A veces es muy triste aceptar esas negativas. Ese primer "no" a casi todo. Las quejas, los refunfuños, los resoplidos... siempre como una molestia que le obligan a hacer.

En este tiempo me he dado cuenta de que le necesito más a él de lo que él me necesita a mi, y eso no es sano. Creo que de hecho el problema está ahí, en la palabra "necesitar". He sido fuerte muchas veces, aprendí a estar sola, sé ser feliz. 

Pero aún hay una parte de mi que no puede, que no es capaz, que se mantiene aferrada a lo que a veces me hace daño. 

Me embarga una tristeza absoluta ante cada "no", y a veces también me invade la rabia. La frustración, cuando recuerdo la cantidad de veces que pienso antes de hablar o actuar para evitar daños. Lo arrepentida que estoy cuando no lo hago y me dejo llevar. Las muchísimas ocasiones en las que digo "sí" como primera opción, aunque en realidad no quiera, porque hacer feliz a la otra persona merece más la pena.

El "no" es siempre su primera opción, y lo peor... es que ya empezamos así. Su primera respuesta fue un "no". Quizá debería haberme anclado a ello, haber continuado. Aprender. 

Cada nueva negativa es una rajita más en el corazón, una herida un poco más profunda que la anterior. Quizá en parte eso también haya influido en que esté tan vulnerable. Quizá necesito mas síes en mi vida.

Creo que, paradójicamente, cada "no" me hace más fuerte también. Me hace ver que tengo que aprender a seguir adelante sola. 

Tengo que aprender a decirme que sí a mi misma, a hacerme fuerte, quererme, aceptarme. Decirme que sí todos los días cuando me miro al espejo y cuando quiera hacer algo. Permitirme ser feliz.

Aunque la persona que esté a mi lado me diga que no.

Siempre he podido, siempre voy a poder.

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