Aviso a navegantes

Soy responsable de lo que escribo, no de lo que usted entienda o interprete

miércoles, 23 de agosto de 2023

Son las dos de la mañana

Son las dos de la mañana, y una vez más estoy en la cama, dándole vueltas a todo lo que hago, lo que digo y lo que pienso. 
Enumero el día, los días, las palabras, los gestos... y pienso en los porqués.

Me saltan las alarmas, me invaden los recuerdos, y no termino de entender qué pasa, qué está ocurriendo en mi cabeza y si estoy volviendo a caer en una espiral sin salida.
O con una salida demasiado dura.

Me hago mil preguntas y consigo muy pocas respuestas. De día soy feliz, y de pronto la noche me atrapa en su oscuridad infinita, dejándome a las puertas de lo que en su momento fue tristeza y ahora es agonía.

Qué difícil es mantener la máscara, qué difícil diferenciar lo que me hace bien de lo que me hace mal.
Qué difícil de analizar es todo lo que ocupa mi cerebro.

Pero soy libre. Y esa libertad me está dando las alas para recordar que puedo ser feliz, y yo elijo de qué manera.
No estoy sola, y esa certeza me da una tranquilidad infinita, me siento cuidada, protegida, rodeada de gente que me ama.
He necesitado mucho esfuerzo, mucho trabajo y muchas dudas para lograr esta paz.

Pero se tambalea a menudo. Y vuelvo a sentirme sola de noche. Y necesito unos brazos que me arropen y unos labios que me digan que todo irá bien, que me quiten los miedos a besos.

Son las dos de la mañana, y sigo en mi cama muerta de miedo, pensando en qué ocurrirá mañana, pasado, en cómo avanzarán los días y hasta cuándo durará esto.

Esta pena mezclada de alegría, esta paz teñida de tristeza.


"Se llama Irene, que es paz en griego..."

jueves, 17 de agosto de 2023

El precio de la felicidad

¿Cuánto cuesta la felicidad?
¿Os lo habéis preguntado?

En primero de bachillerato aprendí dando economía el concepto "coste de oportunidad", que viene a ser aquello que dejamos de hacer para realizar otras cosas, y ese concepto se me quedó clavado,  de tal manera que al final siempre le doy vueltas a qué obtengo y a qué estoy renunciando cuando tomo una decisión.
También es cierto que a veces se toman decisiones sin ser consciente de lo que estás eligiendo, quizá porque la situación no te permite pararte a pensar lo suficiente, quiza porque tu cabeza en ese momento esta demasiado quebrada.

El caso es que estas dos semanas están siendo totalmente diferentes, y me siento plena y feliz por ello, pero también tiene un precio. Veo menos a Dani, a José Manuel, a mis amigos de siempre, tengo que dar mas explicaciones, tengo mas "roces" con mi madre y, en general, siempre tengo la sombra de la sensación de que estoy haciendo algo mal.

Claro que en mí eso es muy común. 
Hoy un amigo me ha dicho "venga, cuéntame qué has hecho tú en la vida" y la primera respuesta que se me ha venido ha sido "cagarla".
Suena a risa, lo hemos tomado a risa, pero muchas veces pienso que eso es lo que me dedico a hacer de continuo, cagarla.

Luego me intento repetir un "estas buscando ser feliz, o, al menos, estar tranquila" y hago las cosas que me acercan a ese objetivo.

Pero al final todo tiene un precio, ¿verdad?.

Dan + Shay me están acompañando muchísimo estas semanas, van a sacar nuevo disco en breve y necesito empaparme de las canciones que tanto amo, a ver si así también saco las fuerzas para ponerme a hacer los trabajos que aún tengo pendientes para el máster...

Mañana toca otro día diferente, y también tiene un coste de oportunidad, un coste bastante alto en esta ocasión, porque renuncio a un plan con mis amigos de toda la vida para hacer otro distinto con otras personas, y me siento fatal por ello, pero intento ir a donde creo que estaré mejor, y por ahora esto es lo que necesito.
Quizá la semana que viene sea distinto.

Pero siempre habrá coste de oportunidad, siempre tiene precio la felicidad.




P.D. Estoy escuchando a Dan + Shay en alexa, acaba de ponerse a sonar "speechless" y definitivamente necesito que suene en mi boda.

lunes, 3 de julio de 2023

Por las veces

Quizá debería estar haciendo algo que fuera más útil que escribir en este blog. Quizá debería pensar en todo lo que aún tengo pendiente, lo que debo hacer. Pero, mientras hacía tareas, ha sonado una canción que me ha hecho pensar que a veces es necesario parar, respirar, reordenar ideas y entonces seguir. Así que he decidido hacerlo.

Por las veces que no me escuché
Por las veces que me hice de menos
Por las veces que no me cuidé

Me está costando enfrentar mi vida, mi día a día. Mis pérdidas, mis metas y lo lejos que las veo. A veces me cuesta mirarme al espejo. No soy capaz de encontrar palabras positivas que decirme. Y llevo unas gafas que me impiden ver lo bueno de mi alrededor, que solo resaltan lo malo. No sé cómo cambiarlas. Y hay días en los que irme a dormir es un suplicio imposible de soportar, donde la voz en mi cabeza no se calla, me recuerda todo lo que tengo por delante, lo que me falta. Me repite una y otra vez "no vales" "no tienes nada, nunca lo tendrás".

Por las veces que no me atreví
Por las tardes que no tuve fuerzas
Por todos los gritos que pegué
Por lo mal que me traté, por lo mal que me hablé a veces

Pero, entonces, llega alguna otra voz, algún mensaje al móvil, alguna caricia.
Me llega el beso de Dani, su voz diciendo un te quiero. Suena un mensaje de Germán proponiendo algo chulo, o diciéndome lo genial que soy. Joshua me escribe para contarme algo que le ha hecho pensar en mi y en lo especial que soy. Rocío me envía algún video o canción que le ha recordado a mi y a nuestra relación, me repite que soy su hermana. María me escribe para preguntar cómo estoy, y me dice que me quiere mucho, que soy importante. Alec me manda videos o fotos de sus gatos, o me recuerda que nos quedan solo días para ver a Laura Pausini en directo. Mercedes me comenta en una publicación importante que una de las cosas por las que me quiere es por lo valiente que soy.

Puedes
Te juro que puedes
Encontraste fuerzas donde no quedaba nada
Puedes
Te juro que puedes

El grupo de mis amigos suena con algún plan genial para el fin de semana. Paula nos invita a su casa a cenar para estar juntos, Ale se ofrece a hacer empanadas y lagrimitas, Almu propone opciones, nos hace sonreír y nos motiva a salir. Planeamos un viaje a la playa juntos.
Algo ocurre en el trabajo y mi jefa me dice que soy una crack, que confía plenamente en mi.
Aparece mi hermana diciendo que me ama, que soy su mayor apoyo y no sabe qué haría sin mi. Mi madre ve que no me apetece comer y me insiste mil y una vez proponiendo hacerme distintas comidas que sabe que me gustan, hasta que me convence con alguna, y de camino me da un abrazo.
Yoel me mira y empieza a sonreír y reírse. Álvaro me ve y corre hacia mi para abrazarme al grito de "¡¡titaaaa!!"

¿Sabes? te han pasado tantas cosas hasta que has llegado aquí...
Yo sé que no ha sido fácil, pero ahora eres feliz
Saca pecho y mira al frente, sé que estás en plena curva
Te prometo que el camino al final se allana

Llego a casa y José Manuel me abraza, comienza a contarme su día, me explica cien cosas nuevas que se le han venido a la mente, nuevos inventos, nuevos juegos o historias. Me cuenta sus preocupaciones, me pide pasar tiempo conmigo, quiere jugar a algún juego de mesa, o simplemente tumbarse en mi cama mientras yo estoy en el ordenador. Reclama, simplemente, estar a mi lado. Quiere estar conmigo, hablar, jugar... Me demuestra que me quiere, me da un millón de besos y abrazos. Me hace sonreír, y a veces (muchas) me desespera.

Y aunque ahora te parezca casi un imposible
Aquí siempre sale el sol y lo encontraste sola
Y es que estás solo a un peldaño de borrar la herida
Te prometo que tu sueño está hecho a tu medida

Seguirán los días en los que me cueste levantarme de la cama, en los que sea difícil seguir y avanzar. Esos en los que al despertar piense en todo lo que me espera ese día y sienta una losa enorme en el pecho. Me volverá a pasar el mirarme al espejo y odiar mi reflejo. Y es muy posible que mañana siga pensando que jamás conseguiré independizarme, que nunca avanzaré en mi vida ni seré libre.

Por todas las veces que dudé
Por las tardes que he perdido el tiempo
Por las veces que no me gusté
Por las veces que escuché más al resto que a mi cuerpo

Quizá aún me falten muchos años de terapia por delante para poder curar las heridas que llevan sangrando media vida. Y es probable que tarde mucho en conseguir establecer rutinas en mi vida, organizarla, darle prioridad a lo importante y dejar de llorar por las esquinas.
Lo más seguro es que aún me quede mucho más tiempo del que me gustaría para poder quedarme embarazada de nuevo.
Pero ya queda menos para empezar a borrar las voces que durante media vida me dijeron que debía cambiar mi forma de ser, que intentaron convencerme de que soy mala persona. Que me hicieron culpable de cosas que no son mi responsabilidad.

Por las veces que fallé y no me pude reponer
Por las veces que el disparo atravesó el alma
También por las veces que me ahogué

Y, sobre todo, cada vez me queda menos para ser feliz. Porque ya soy feliz. Porque tengo una vida casi plena, en la que solo me quedan algunos pocos pasos para llegar al máximo de felicidad.
Tengo formación en el ámbito que amo, tengo gente maravillosa, tengo mi sitio. Mi familia. Tengo a mis perras y mis gatas, que me persiguen por toda la casa y hacen una fiesta al verme, que no se separan de mis pies. Tengo a una tortuga por la que he luchado para que creciese sana y cuidada, y que ya pesa casi 800 gramos y mide 20 centímetros.
Me tengo a mí misma. Y soy fuerte, soy resiliente, soy buena y soy capaz. Soy importante.

Puedes
Te juro que puedes
Encontraste fuerzas donde no quedaba nada
Puedes
Te juro que puedes

Nunca he estado, estoy ni estaré sola.





jueves, 6 de abril de 2023

Ausencias elegidas

Pasas toda una vida acostumbrada a una ausencia, y aún así esa ausencia nunca deja de doler, nunca sana.
De la nada he visto fotos tuyas, antiguas, y luego más recientes.. y he tenido la sensación de que eras alguien lejano a mi, como si viera tu cara desde fuera, como si nunca hubiera convivido con ella cada día. Y ha sido como una flecha directa al alma que me ha hecho preguntarme en qué momento te convertiste en un extraño, y sobre todo.. por qué lo hiciste.

Cien mil excusas, cien mil motivos, cien mil responsables y culpas... pero soy madre, soy tía, y absolutamente nada en el mundo podría alejarme de esos niños que son mi vida, mi sangre y mi fuente de alegría y esperanza.

31 años, mi hermana 39, y aún pensamos en nuestra infancia, en qué nos afectó, qué tuvimos y qué nos faltó. Y miramos a nuestros hijos y pensamos... ¿cómo pudieron hacernos todo aquello?
Miro a Dani, y con todos sus fallos, su historia, su vida... con todo eso y más, no tengo ninguna duda de que jamás abandonaría a su hijo, ese con el se pasa la vida peleando. Sé que tampoco lo haría mi cuñado.

Pienso en ti muchísimo más de lo que me gustaría o mereces, pienso en ti casi cada día, y cada vez que te pienso me duele tu ausencia. Aunque la eligieras tu, aunque yo sepa que es lo mejor, y que tu presencia suele causar más daño que bien.

Pero la niña que hay en mí echa de menos las horas y horas de biblioteca, los paseos al parque en bici, dormir sobre tu barriga y disfrutar de tus comidas. La niña a la que dejaste siempre te perdona, y tiene que venir la adulta a recordarle que se puede perdonar, pero no olvidar. La niña a la que responsabilizaste de tus problemas tiene que hablar a menudo con la adulta a la que ahora responsabilizas de tu alejamiento y abandono, para preguntarle por qué, para preguntarle qué soluciones hay.
Pero la adulta tiene que responderle que no existe una respuesta lógica a ese porqué, y que ya no hay solución porque no está en nuestra mano.


Veo a mi hijo llorar y entristecerse por el abuelo presente al que perdió, el que jugaba con él, le cuidaba y quería, y que se fue sin querer hacerlo. Y automáticamente después siempre piensa en el abuelo que sí tiene aún, pero que no se preocupa por él ni le demuestra cariño alguno. Veo su infinita tristeza y se me rompe el alma por lo injusto que me parece.

Me recuerdo a mi misma de pequeña, echando siempre de menos a un abuelo que eligió no estar ni quererme, que eligió no saber ni mi nombre. Él no se merecía que le quisiera, pero los niños siempre queremos a la gente sin lógica ni razón, y a día de hoy aún tengo en mi cuarto la foto de ese abuelo que jamás se preocupó por mi.

Te echo de menos y me enfado conmigo misma cada vez que lo pienso, cada vez que me descubro pensando que ojalá poder contarte algo que me ha pasado, o preguntarte cómo estás, qué es de ti. Cada vez que hablo con mi hijo y veo tus rasgos en él, y le doy vueltas a cuantísimo disfrutaríais hablando de historia o cultura. Cuánto podrías haberle enseñado si aún quedara algo en ti del hombre que me contaba cuentos inventados por él, basados en la historia real de diferentes culturas, que me fascinaban. 


Mi hermana y yo ni hemos tenido ni estamos teniendo una vida fácil, ambas hemos sufrido cosas en nuestra historia semejantes a las que te han pasado a ti, y ambas nos parecemos muchísimo a ti en demasiadas cosas. 
Lo que nos diferencia en absoluto de ti es el amor. 
El amor profundo que sentimos la una por la otra y por los que nos rodean, ese amor que antepone sus necesidades a las nuestras, que nos hace volcarnos y buscar siempre lo mejor para aquellos a los que amamos. 
Y también nos diferencia de ti las ganas de luchar, porque jamás nos faltan ganas de luchar. Acudimos a terapia, nos apoyamos, buscamos recursos cuando estamos al borde del precipicio y nunca, jamás, nos rendimos. 
Tu te rendiste. Y decidiste culpar a los demás de tu falta de valor.
Nosotras somos conscientes de nuestros errores, de las cosas que han sido culpa nuestra y las que no, y todos los días intentamos mejorar. Vemos en nuestros hijos aquello que nosotras mismas fuimos, y juntas hacemos lo imposible para que sean felices. Y también para ser felices nosotras.
Nosotras también somos importantes.

No llegamos a conocer a tu madre, nuestra abuela, pero creo sinceramente que está orgullosa de nosotras. Igual que lo están nuestros abuelos maternos, igual que lo está nuestra madre y la familia y amigos que nos rodean. Igual que lo estamos nosotras mismas, aunque a veces lo olvidemos.

Puede que hoy me toque pasar un día repleto de llanto desconsolado, de recuerdos y de añoranza. Puede que hoy te quiera más que otro día y olvide un poco las cosas en las que me has fallado. Pero soy tremendamente fuerte, y tengo tanto amor a mi alrededor que al final nadie me dejará sufrir demasiado tiempo por tu ausencia. Incluida yo misma. 

Mañana seguiré queriéndote, pero tu ausencia cada vez dolerá menos.


martes, 21 de marzo de 2023

Un día más, una noche menos

Son la 1:44h. Un día más, una noche menos.
Vuelvo a estar en una cama que no es la mía, intentando enfrentarme una vez más a todo lo que me espera mañana, a las cosas que tengo que hacer y no quiero, a las que me gustaría hacer y no podré.

Pienso en esas noches en las que duermo con Dani, y cómo a los dos minutos ya se ha quedado profundamente dormido... la envidia que me da. Mientras escucho su respiración mi cabeza no para de dar vueltas, a todo lo que ha pasado en el día, a todo lo que no se ha hecho, todo lo que queda por hacer, todas las preocupaciones, incertidumbres, agobios...
A veces medio le he despertado para soltar todo lo que había en mi cabeza, y, tras hacerlo, yo misma he pensado cómo es posible que un solo cuerpo aguante tanto.
Sé que no soy única en el mundo, eso es totalmente obvio. Sé que hay gente que se enfrenta a cosas peores que yo.

Pero este es mi blog, mi mundo, mi cabeza.

Y ahora estoy aquí, con la vibración del ronroneo de la hija de mi gata en mi brazo, que se ha puesto a arañarme y maullar hasta que la he dejado meterse bajo las sábanas y apoyarse ahí. En la cama de mi madre, sabiendo que cuando se dé cuenta de que me he venido a dormir aquí y encima he dejado que los animales entren y duerman conmigo, posiblemente se enfade. 
Intentando afrontar el hecho de que mañana sonará la alarma, tendré que levantarme, vestirme y salir al mundo.

Al menos esta noche no me siento sola. 
Mis animales me aman, me cuidan, me protegen.

Un día más.
Un reto más.