Aviso a navegantes

Soy responsable de lo que escribo, no de lo que usted entienda o interprete

lunes, 16 de abril de 2018

Actualizando

Agradecedle a Raúl mi nueva portada.

Y agradecedle también que esté siempre ahí, pase lo que pase, para alegrarme hasta los días más horribles y acompañarme todas las noches de desvelo y tristeza.

¿Qué sería de mi sin él?

Hay flores secas en esta mañana, y una resaca de pasarme de ti. Me entra frío en el porvenir, no tengo abrigo y cierro la ventana.
No tengo fe en el exceso de ganas, no tengo ganas de hacerme el café. Ya he destruido el castillo de arena y con el fango me he hecho una muralla en la piel.

No me eches de menos, que el recuerdo es un veneno. Yo vivo en la soledad con tanta gente, que me da miedo.
Siempre nos quedará un alto el fuego, una bandeja de plata y un mar de cristal,
Y un par de besos ante el espejo,
Y un rostro nuevo como zapatos viejos.

__________________________________

No sabes como echo de menos cogerte la mano y beberme tus miedos. No hay nada más claro que te amo y que si me lo pides me quedo. No debo y te espero.
Me muero pensando que esto es un adiós y que no un hasta luego. No quiero tener que aprender a olvidarte. 
Anhelo tu fuego y quemarme de nuevo. 

Y aquí sigo un día más en que vienes y vas y pensar que no estas a mi lado. Que todo lo que hemos soñado pasará de un futuro al pasado. 
Yo no quiero tableros, ni dados, ni esclavos de amor vistos como soldados. Ni beber apartado en la esquina de un bar en nuestro aniversario.

Me duele no saber de ti, no besar tu sonrisa. Que ya no huela a ti mi camisa. Que no exista un momento en que te quiera lento y te olvide deprisa. 
Tan fría e indecisa mi musa y su brisa de invierno fatal que ya no me precisa. Este quiero y no puedo me puede, me agrede y me hiere si viene y no avisa. 

Busco calmarme, salvar mi vacío. En sueños besarte, pero no me fío. Lo veo tan real y lo siento tan mío que cuando despierto me vuelvo a mi hastío. 
Que dejo de amarte cuando me lo pidas. O mejor lo intento en otra vida. Te escribo como cada día y mi piano color despedida me sigue besando en la herida. 

Por el beso que no te di y no me diste cuando tocó despedirse. Porque pudiste quedarte y no verme matarme al ponerme a escribirte. 
Este recuerdo triste me viste y me dice que es hora de irse. Le pido 100 años de más y me insiste: "Ya no hay vuelta atrás, ella no es la mitad que elegiste". 
¿No ves que ya no es como antes? Que ya no eres la paz que le calme. Que sólo hay mal sabor y un fino bálsamo de ese amor que te dice y no te hace. 
Se le ve sonreír como si te olvidara de la noche a la mañana. Mis ganas ya no pintan nada, cerré la ventana para no ver cómo acaba. 

Y aún no me creo que estemos aquí, que mirar nuestras fotos me duela tan fuerte. Que te ame y tenga que olvidarme de ti, que sin ti que es de mí, que no importe perderme. 
No quiero marcharme pero si tú lo haces no quedan opciones. Nunca quise que acabase y dejases de querer besarme y tenerme en todas ocasiones. 

Espero que siempre recuerdes mi voz, que no quiero dos si no mil años contigo. Que cada canción la cantó el corazón y que es la penúltima vez que te escribo. Que esperé tu llamada en mi cama y pensaba sin nada quedarme dormido. 
Y que no se te olvide jamás que nadie te querrá como yo te he querido. 

En ayunas de ti y en lagunas de sal se secó tu jardín. Me quede sin dormir por salir a jugar y ahora ven a decir que sin duda podrás, que mis dudas habrán. Que a este fin no le pinto un punto y final, una coma quizás, un te quiero besar. 
Pero quiero fuego en el mar y no soledad que completa. Ni dejar de dibujarte con frases en mi libreta. Infeliz a tiempo parcial y sin ti a jornada completa. 
No puedo hacer más que girarme y dejar que otro día amanezca. 
Sin ti.


No te vayas nunca

No hay comentarios:

Publicar un comentario